Juan Garrido, el negro que tomó México con Cortés y el primero en plantar trigo en América

La conquista de América tuvo un profundo impacto no solo en España, sino en el mundo. Desde el punto de vista económico, el acceso a vastas cantidades de oro, plata y otros recursos naturales fortaleció a la Corona, permitiéndole financiar guerras, expandir su influencia en Europa y consolidar su papel como potencia mundial. Además, la plata extraída de minas como Zacatecas o más adelante Potosí acabó derivando en lo que ha venido en llamarse la primera globalización: un sistema internacional de comercio que integró por primera vez a Europa, a América y a Asia.

En cuanto a la religión, la conquista significó la expansión del cristianismo en el Nuevo Mundo. La evangelización de los pueblos indígenas fue una prioridad para la Corona española. Frailes como Toribio de Benavente, del que ya hablamos en su día en esta misma sección, jugaron un papel fundamental en la conversión religiosa de los nativos americanos.

Por último, desde una perspectiva social, la llegada de los españoles a América se distinguió de la forma de colonizar de otros imperios al dar origen a una sociedad mestiza. Esa mezcla de culturas y de gentes del Viejo y del Nuevo Mundo fue la base de la actual identidad hispanoamericana.

Juan Garrido, el lugarteniente negro de Cortés

En este proceso, tuvo una especial importancia la toma del Imperio mexica, iniciada en 1519 por Hernán Cortés. El explorador extremeño fue el estratega central de la conquista. Su habilidad política y militar permitió la alianza con los pueblos indígenas enemigos de los mexicas, que acabaría con la derrota de estos. Pero Cortés, como es natural, no estaba sólo. Algunas figuras clave de su círculo cercano son Pedro de Alvarado, Gonzalo de Sandoval, Gerónimo de Aguilar o doña Marina, más conocida como la Malinche (o Malintzin). Esta última, además de amante de Cortés, fue clave en la conquista por su comprensión del náhuatl y el maya, que permitió al extremeño negociar con diversos pueblos indígenas.

Pues bien, hoy hablaremos de otro hombre muy cercano a Cortés y que estuvo presente en la conquista en todo momento. Su origen, además, es de lo más exótico. Hablamos de Juan Garrido, un negro de origen bereber nacido a finales del siglo XV (seguramente en torno a 1480) en el norte de África. Parece que siendo aún muy joven llegó a Portugal como esclavo, donde adoptó el nombre occidental de Juan Garrido.

Ya como hombre libre, en algún momento pasó al servicio de la milicia castellana, hasta que en 1510 se embarca rumbo a la isla de La Española, hoy más conocida como Santo Domingo. Una vez allí, se unió a la expedición que Juan Ponce de León emprendió en 1513 por el Caribe. La flotilla mandada por el explorador castellano, en la que estuvo presente Juan Garrido, pasó por las actuales Guadalupe, Dominica, Puerto Rico y descubrió un territorio —que pensaron se trataba de una isla, pero que en realidad era una península— al que bautizaron con el nombre de La Florida.

Conquista de México

Los años fueron pasando y Juan Garrido estaba ya muy asentado en los territorios que los adelantados castellanos iban descubriendo, habitando y de los que tomaban posesión. Fue en 1519, cuando nuestro bereber pasó a las órdenes de Hernán Cortés cuando este preparaba su incursión en el actual México. Garrido formaba parte de un contingente de hombres negros armados, algunos libres y otros esclavos, que estuvo presente durante toda la conquista, hasta la caída de Tenochtitlan. Así lo refleja el famoso Códice Azcatitlán, que muestra un dibujo de un hombre negro, presumiblemente Juan Garrido, a la vanguardia del ejército castellano junto al mismísimo Cortés y a doña Marina.

El buen hacer de Juan Garrido durante la conquista le permitió ganar una encomienda en Coyoacán, cerca de la actual México D.F., así como otras tierras. Allí se dedicó al campo y allí se convirtió en el primer hombre en plantar trigo en América, según nos cuenta el cronista Andrés de Tapia.

Pero, a pesar de haber cumplido los cincuenta años de edad, Garrido no se limitó a ver crecer las espigas de sus tierras. En los años 30 del siglo XVI volvió a ponerse a las órdenes de Cortés en el viaje en que este descubrió la actual California y, más adelante, en una nueva expedición para explorar el llamado Mar del Sur (océano Pacífico).

Poco más se sabe de una vida dibujada a esbozos, pero sin duda de gran intensidad. Aunque no se conoce la fecha exacta de su muerte, esta pudo ocurrir hacia 1550.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a comercial@theobjective.com]

 La conquista de América tuvo un profundo impacto no solo en España, sino en el mundo. Desde el punto de vista económico, el acceso a vastas  

La conquista de América tuvo un profundo impacto no solo en España, sino en el mundo. Desde el punto de vista económico, el acceso a vastas cantidades de oro, plata y otros recursos naturales fortaleció a la Corona, permitiéndole financiar guerras, expandir su influencia en Europa y consolidar su papel como potencia mundial. Además, la plata extraída de minas como Zacatecas o más adelante Potosí acabó derivando en lo que ha venido en llamarse la primera globalización: un sistema internacional de comercio que integró por primera vez a Europa, a América y a Asia.

En cuanto a la religión, la conquista significó la expansión del cristianismo en el Nuevo Mundo. La evangelización de los pueblos indígenas fue una prioridad para la Corona española. Frailes como Toribio de Benavente, del que ya hablamos en su día en esta misma sección, jugaron un papel fundamental en la conversión religiosa de los nativos americanos.

Por último, desde una perspectiva social, la llegada de los españoles a América se distinguió de la forma de colonizar de otros imperios al dar origen a una sociedad mestiza. Esa mezcla de culturas y de gentes del Viejo y del Nuevo Mundo fue la base de la actual identidad hispanoamericana.

En este proceso, tuvo una especial importancia la toma del Imperio mexica, iniciada en 1519 por Hernán Cortés. El explorador extremeño fue el estratega central de la conquista. Su habilidad política y militar permitió la alianza con los pueblos indígenas enemigos de los mexicas, que acabaría con la derrota de estos. Pero Cortés, como es natural, no estaba sólo. Algunas figuras clave de su círculo cercano son Pedro de Alvarado, Gonzalo de Sandoval, Gerónimo de Aguilar o doña Marina, más conocida como la Malinche (o Malintzin). Esta última, además de amante de Cortés, fue clave en la conquista por su comprensión del náhuatl y el maya, que permitió al extremeño negociar con diversos pueblos indígenas.

Pues bien, hoy hablaremos de otro hombre muy cercano a Cortés y que estuvo presente en la conquista en todo momento. Su origen, además, es de lo más exótico. Hablamos de Juan Garrido, un negro de origen bereber nacido a finales del siglo XV (seguramente en torno a 1480) en el norte de África. Parece que siendo aún muy joven llegó a Portugal como esclavo, donde adoptó el nombre occidental de Juan Garrido.

Ya como hombre libre, en algún momento pasó al servicio de la milicia castellana, hasta que en 1510 se embarca rumbo a la isla de La Española, hoy más conocida como Santo Domingo. Una vez allí, se unió a la expedición que Juan Ponce de León emprendió en 1513 por el Caribe. La flotilla mandada por el explorador castellano, en la que estuvo presente Juan Garrido, pasó por las actuales Guadalupe, Dominica, Puerto Rico y descubrió un territorio —que pensaron se trataba de una isla, pero que en realidad era una península— al que bautizaron con el nombre de La Florida.

Los años fueron pasando y Juan Garrido estaba ya muy asentado en los territorios que los adelantados castellanos iban descubriendo, habitando y de los que tomaban posesión. Fue en 1519, cuando nuestro bereber pasó a las órdenes de Hernán Cortés cuando este preparaba su incursión en el actual México. Garrido formaba parte de un contingente de hombres negros armados, algunos libres y otros esclavos, que estuvo presente durante toda la conquista, hasta la caída de Tenochtitlan. Así lo refleja el famoso Códice Azcatitlán, que muestra un dibujo de un hombre negro, presumiblemente Juan Garrido, a la vanguardia del ejército castellano junto al mismísimo Cortés y a doña Marina.

El buen hacer de Juan Garrido durante la conquista le permitió ganar una encomienda en Coyoacán, cerca de la actual México D.F., así como otras tierras. Allí se dedicó al campo y allí se convirtió en el primer hombre en plantar trigo en América, según nos cuenta el cronista Andrés de Tapia.

Pero, a pesar de haber cumplido los cincuenta años de edad, Garrido no se limitó a ver crecer las espigas de sus tierras. En los años 30 del siglo XVI volvió a ponerse a las órdenes de Cortés en el viaje en que este descubrió la actual California y, más adelante, en una nueva expedición para explorar el llamado Mar del Sur (océano Pacífico).

Poco más se sabe de una vida dibujada a esbozos, pero sin duda de gran intensidad. Aunque no se conoce la fecha exacta de su muerte, esta pudo ocurrir hacia 1550.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]

 Noticias de Cultura: Última hora de hoy en THE OBJECTIVE

Noticias Similares