Asmik Grigorian y Piotr Beczała cautivan al Liceu con una memorable escena final de ‘Rusalka’
En 1900, el compositor checo Antonín Dvořák se enfrentó al reto paradójico de silenciar a la protagonista de su ópera Rusalka en el momento más significativo de la acción dramática. Esto fue el resultado de basar una parte de su libreto en el cuento La sirenita, de Hans Christian Andersen, pues el precio que la ondina debe pagar por convertirse en mujer es la pérdida del habla. Uno de los pocos precedentes de algo así en la historia de la ópera lo encontramos en La muda de Portici, de Daniel-François Auber, un título pionero de la grand opéra francesa que…