Es desde enero directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), cargo al que accedió tras ganar un concurso público, en sustitución de Lluís Homar, que se vio obligado a dimitir por unos contratos irregulares. Laila Ripoll (Madrid, 60 años), fundadora de la compañía Micomicón, exdirectora artística del Teatro Fernán Gómez y apasionada de los clásicos, se estrena este miércoles en la 48ª edición del Festival de Teatro Clásico de Almagro como responsable de la CNTC.
La gestora teatral lleva la obra al festival de Almagro, con dirección de Rakel Camacho. “Lo más interesante en el panorama teatral de hoy son las mujeres dramaturgas”, asegura
Es desde enero directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), cargo al que accedió tras ganar un concurso público, en sustitución de Lluís Homar, que se vio obligado a dimitir por unos contratos irregulares. Laila Ripoll (Madrid, 60 años), fundadora de la compañía Micomicón, exdirectora artística del Teatro Fernán Gómez y apasionada de los clásicos, se estrena este miércoles en la 48ª edición del Festival de Teatro Clásico de Almagro como responsable de la CNTC.
Lo hace con un Fuenteovejuna, el gran título de Lope de Vega sobre la lucha de un pueblo contra la tiranía y el feroz grito contra la violencia a las mujeres, que dirige Rakel Camacho, con 19 actores en escena. La obra abrirá en septiembre la temporada de la compañía clásica, que cuenta con una gran presencia femenina, con siete de los 11 montajes dirigidos por mujeres.
Pregunta. Su estreno al frente de la CNTC con Fuenteovejuna, ¿es una declaración de principios?
Respuesta. Sí. Es un texto que es capital y forma parte del canon. Hacía muchos años que no se representaba en la compañía, desde la época de Adolfo Marsillach. Dirigido por Rakel Camacho, una mujer joven, creo que se va a convertir en un gran suceso.
P. ¿Qué nos enseña hoy una obra como Fuenteovejuna?
R. Muchas cosas. Por un lado, muestra la importancia de lo colectivo. Es una obra que habla de violencia sexual, del poder injusto. Es muy moderna en muchos aspectos, es una historia de amor interrumpida por una guerra. Nos habla de la guerra y de la violencia y de cómo el ser humano se puede convertir en una bestia si lo provocan.
P. Un texto contra los abusos del poder, algo de lo que estamos rodeados hoy en el mundo. ¿Qué nos pasa?
R. Es curioso ver una obra como Fuenteovejuna que cuenta una historia del siglo XV, aunque fuera escrita en el XVII, y que se puede extrapolar a muchas de las cosas que suceden hoy. El teatro nos ayuda a reflexionar sobre lo que nos está pasando, cuando parecía que ya estábamos civilizados y resulta que no.
P. ¿No es descorazonador que una historia tan devastadora de hace cinco siglos esté hoy tan presente?
R. Es absolutamente descorazonador, pero por eso mismo hay que volver a ponerla en escena. La puesta en escena de Rakel Camacho es muy pertinente, importante y necesaria. Fuenteovejuna nos mete hoy el dedo en la llaga.

P. Esta semana han sido asesinadas en España cinco mujeres y un niño en poco más de 48 horas. ¿Qué puede hacer el teatro ante esto?
R. Denunciarla a través de obras como la de Lope, que proclama esta injusticia en un escenario, con carne, piel y ojos. Estamos un poco adormecidos y acorchados frente a esta violencia contra las mujeres, pero también con los bombardeos en Gaza, con la muerte de tantos niños. Vemos el horror, pero parece que estamos anestesiados. No sé qué tiene el teatro que, aun siendo mentira, nos llega mucho más. Por eso el teatro es incombustible, es un enfermo crónico que no acaba de morirse nunca, a pesar de que le hayan intentado matar muchas veces. El teatro está cada vez más vivo y pone el dedo en la llaga cada día con más fuerza.
P. Fuenteovejuna habla de la unión de los ciudadanos contra la tiranía. ¿Es imprescindible?
R. Es fundamental. El problema de Fuenteovejuna es que se les va un poco de las manos y se convierten en una turba que termina jugando a la pelota con la cabeza del comendador. No tenían muchas opciones, pero está claro que si hubieran seguido siendo ovejas, como dice Laurencia en la obra, no habrían conseguido nada. Solo cuando todos se unen y plantan cara al poder consiguen librarse del horror que están padeciendo.
P. El último abuso de poder se ha vivido en la cumbre de la OTAN con Donald Trump y esa amenaza a España. ¿Qué reflexión le sugiere?
R. Hablar de reflexión y Trump en una misma frase es un oxímoron. Este señor está claro que se cree el sheriff del mundo. Si no fuera por lo terrible y siniestro, sería para echarse a reír porque es un personaje grotesco. El único consuelo es saber que lo mismo que tiene de grotesco lo tiene de fanfarrón.
Si no fuera por lo terrible y siniestro, Trump sería para echarse a reír porque es un personaje grotesco
P. Va a ser su primer festival de Almagro como directora de la CNTC ¿Qué papel juega o debería jugar Almagro en la defensa del teatro clásico?
R. Desde que existe el festival de Almagro y la compañía, dos instituciones que van de la mano, se entiende a los clásicos de otra manera. Almagro es fundamental para generar montajes. Hay muchas compañías que gracias a Almagro pueden hacer trabajos y funciones que luego se ven en muchos lugares. También es un espacio de investigación y creación, que persigue la vuelta a estos textos con un punto de vista moderno y contemporáneo.
P. ¿Están estas dos instituciones públicas están suficientemente dotadas?
R. Creo que sí están valoradas, otra cosa es que a nivel económico no lo estén tanto. Necesitarían una buena inyección económica.
P. ¿Los clásicos necesitan de unos cuidados especiales?
R. Es un material muy delicado que si no se cuida permanentemente se puede llenar de nuevo de polvo. Es como un alimento exquisito que se estropea si no se le cuida y conserva.
Los clásicos son como un alimento exquisito que se estropea si no se le cuida y conserva
P. ¿Qué nos ofrece hoy el verso?
R. Modernidad y contemporaneidad, aunque parezca una contradicción. Buscamos cosas en el teatro contemporáneo y muchas de ellas están ya en el propio verso. Nos ofrece belleza, emoción y, aunque también pueda verse como una contradicción, nos ofrece facilidad a la hora de entender muchas cosas. Hay veces que lo que no entra por la cabeza lo hace por el corazón y la emoción y ahí está el verso.
P. ¿Qué siente usted ante un soneto?
R. Un soneto es una pequeña obra de arte reducida a 14 versos. Si es un soneto de Lope o de Quevedo, puede ser poesía en estado puro. Es como un buen perfume.
P. Su elección al frente de la CNTC vino tras la polémica por unos pagos irregulares del anterior director Lluís Homar. ¿Mal comienzo?
R. No. Yo presenté un proyecto a un concurso público y lo gané. He tenido una excelente relación con Lluís Homar, quien me ha ayudado mucho en esta transición.
P. Usted anunció que solo iba a dirigir una obra por temporada y que comenzaría en 2026. ¿Es una consecuencia de aquello?
R. No. Siempre he pensado que debería ser así y he puesto en práctica lo que yo pensaba cuando estaba fuera. Entré en enero pasado y si hubiera tenido que dirigir algo en esta próxima edición no podría haber hecho otra cosa. Una institución como esta necesita tiempo para saber cómo funciona y crear equipo.
P. ¿Qué objetivos se ha marcado con la compañía?
R. Poner a la institución a la altura de las más prestigiosas de Europa, redefinir y reflexionar sobre el canon que debemos de defender y cambiar y llenar de vida a esta compañía para que esté en ebullición.
Nunca en esta casa una mujer había dirigido Fuenteovejuna, una función que gira en torno a una mujer y que habla de violencia sexual
P. Una de las líneas de su proyecto es la igualdad de géneros. ¿Han sido las dramaturgas las grandes olvidadas en el teatro clásico?
R. Sin duda, pero la verdad es nos han llegado muy pocas. Es interesante seguir buscando y comprobar si hay algo más escrito por mujeres que se haya atribuido a algún autor. No podemos estar haciendo todos los años Los empeños de una casa, de sor Juana Inés de la Cruz.
P. Pero también las creadoras y directoras han estado ausentes del teatro clásico.
R. Eso ya tiene más delito, porque hoy hay unas dramaturgas extraordinarias. En la temporada próxima siete de los 11 montajes cuentan con dirección o versión de mujeres. Nunca en esta casa una mujer había dirigido Fuenteovejuna, una función que gira en torno a una mujer y que habla de violencia sexual. Lo más interesante en el panorama teatral de hoy son las mujeres dramaturgas. Ahí están nombres como Carolina África, Beatriz Arguello, María Folguera, Marta Pazos, Rakel Camacho y muchas más.
P. ¿Qué mirada pueden aportar las mujeres al mundo de los clásicos?
R. Tantas miradas como mujeres. Evidentemente es una mirada que nos ha sido arrebatada durante siglos. A mí me interesa mucho lo que tienen que contar. Pero no solo en el mundo de los clásicos, también en otros centros teatrales.
P. ¿Hay muchos títulos del repertorio cásico por descubrir?
R. Muchos que todavía no se han hecho en esta casa, por ejemplo, El amor enamorado, de Lope de Vega, o El mayordomo de la duquesa de Amalfi, también de Lope. También hay mucho texto por descubrir de Ruiz de Alarcón o de Calderón. Son tantos los autores del Siglo de Oro que es difícil de abarcar, por eso es tan importante el canon, decidir cuáles son las 20 o 30 obras que hay que potenciar, traducir y hacerlo a nivel internacional.
El verso nos ofrece hoy modernidad y contemporaneidad, aunque parezca una contradicción
P. El dramaturgo Paco Bezerra denunciaba el otro día en este periódico que los teatros en Madrid están controlados por los políticos. ¿Qué opinión le merece?
R. Supongo que se refería a los Teatros del Canal, dependientes de la Comunidad de Madrid, y a los municipales, en los que sus responsables no son elegidos por concurso. Esta casa no la controlan los políticos y me consta que el CDN y la Zarzuela tampoco. Creo que tiene mucho que ver con el sistema de elección de los responsables, si son por concurso o a dedo. Los tribunales lo conforman en su mayoría representantes de las distintas asociaciones y sindicatos. Es un concurso público.
P. La tan prometida, necesaria y solicitada reforma del INAEM no llega nunca. ¿A qué cree que se debe?
R. Es abrir un melón bueno. Supongo que es muy complicado y que están en ello.
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