Ismael Martín y Samuel Navalón, ambos veinteañeros y matadores de toros desde 2024, hicieron el paseíllo convencidos de que esta era su tarde, dispuestos a llamar la atención y decir en voz alta que hay razones para contar con ellos, que quieren estar en las ferias y que la fiesta tiene recambio entre los que se visten de luces.
Conde de Mayalde/El Fandi, Martín, Navalón
Toros de Conde de Mayalde, -el primero, devuelto por inválido y sustituido por otro del mismo hierro que fue lidiado en quinto lugar-, bien presentados, descarados de pitones, mansos, sosos, nobles y tullidos. El quinto se desplomó durante la faena de muleta y fue apuntillado.
El Fandi: estocada algo atravesada (silencio); media baja y atravesada (silencio).
Ismael Martín, que confirmó la alternativa: estocada caída (ovación); el quinto fue apuntillado (silencio).
Samuel Navalón: estocada contraria (ovación); _aviso_ pinchazo, estocada trasera y un descabello (ovación).
Plaza de Las Ventas. 6 de junio. Vigésimo quinta corrida de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada (18.526 espectadores, según la empresa).
Ismael Martín y Samuel Navalón, entregados, valerosos y variados con capote y muleta, ofrecieron sensaciones muy positivas ante una cornalona y tullida corrida de Conde de Mayalde; El Fandi, en su línea, pasó entre silencios
Ismael Martín y Samuel Navalón, ambos veinteañeros y matadores de toros desde 2024, hicieron el paseíllo convencidos de que esta era su tarde, dispuestos a llamar la atención y decir en voz alta que hay razones para contar con ellos, que quieren estar en las ferias y que la fiesta tiene recambio entre los que se visten de luces.
No alcanzaron el triunfo soñado porque la muy lisiada y descastada corrida de Conde de Mayalde se lo impidió, pero dejaron sensaciones muy positivas por su entrega, por su valor contrastado, por sus buenas maneras y por su oficio a pesar de su corta experiencia.
La actuación de Navalón en el sexto fue un derroche de rabia, una película de alto voltaje, con un protagonista, el torero, dispuesto de verdad a dar su vida para dominar a un oponente descarado de pitones, de soso comportamiento y sin ganas de pelea. Fue mucho más que un arrimón porque intentó el toreo fundamental por ambas manos, consiguió algunos muletazos estimables, y a la vista de que la vida del toro se esfumaba con celeridad, atropelló la razón, se dejó llegar la cornamenta a los muslos, se desplantó en la misma cara de su oponente y convenció a todos de sus intenciones. Había recibido al toro con una larga cambiada de rodillas frente a la puerta de toriles, y del mismo modo comenzó la labor con la muleta, pruebas inequívocas de una entrega que ya dejó patente en su primero.
A ese también lo esperó de hinojos en chiqueros, y muy cerca estuvo de un percance cuando en una chicuelina, ya inhiesto, el toro lo derribó y le hizo el quite su subalterno Agustín de Espartinas. También de rodillas inició el último tercio (está visto que Navalón se siente cómodo en tal dificultosa postura), se justificó sobradamente, enseñó que le guía un buen concepto taurino y tuvo ocasión de dibujar algún natural largo y con gusto. Sin duda alguna, este es un torero -variado también con el capote- a tener en cuenta.
Confirmó su alternativa el salmantino Ismael Martín, otro joven al que le adornan buenas y variadas maneras con los engaños, pone banderillas con facilidad y escasa brillantez, como suele suceder con los matadores banderilleros, y también demostró que se puede torear bien de rodillas.
Así recibió a su primero con dos largas cambiadas en el tercio, y un manojo de buenas verónicas; se lució después con el llamado ‘quite de oro’, puso banderillas a toro pasado, y su tullido oponente no le permitió más que dejar una buena impresión por su entrega, su aprendido oficio y buen sabor torero. A toriles se marchó a recibir al quinto, y allí, y tras la larga de rigor, dibujó un par de verónicas, tres chicuelinas y una garbosa media, esta última de rodillas. Compartió el segundo tercio con El Fandi, y nada pudo extraer del toro, hundido, sin vida, que se desplomó en la arena antes de montar la espada y tuvo que ser apuntillado.
Abrió cartel el veterano David Fandila El Fandi, que el próximo día 18 cumple 25 años de alternativa. Este torero es como el algodón, no engaña. Él, mejor que nadie, conoce su repertorio y se limita a escenificarlo con una encomiable profesionalidad. El problema, ya conocido, es que su personalidad torera es muy superficial, y no admite un análisis riguroso. Puso banderillas como siempre, pero con menos clamor en los tendidos que antaño, y nada dijo con la muleta; su primero era un muermo, pero el cuarto se movió más que los demás, y El Fandi le dio muletazos despegados por ambas manos y no transmitió emoción alguna.
A pesar de todo, quedó el convencimiento de que Martín y Navalón son toreros con los que hay que contar.
Conde de Mayalde/El Fandi, Martín, Navalón
Toros de Conde de Mayalde, -el primero, devuelto por inválido y sustituido por otro del mismo hierro que fue lidiado en quinto lugar-, bien presentados, descarados de pitones, mansos, sosos, nobles y tullidos. El quinto se desplomó durante la faena de muleta y fue apuntillado.
El Fandi: estocada algo atravesada (silencio); media baja y atravesada (silencio).
Ismael Martín, que confirmó la alternativa: estocada caída (ovación); el quinto fue apuntillado (silencio).
Samuel Navalón: estocada contraria (ovación); _aviso_ pinchazo, estocada trasera y un descabello (ovación).
Plaza de Las Ventas. 6 de junio. Vigésimo quinta corrida de la Feria de San Isidro. Más de tres cuartos de entrada (18.526 espectadores, según la empresa).
Feed MRSS-S Noticias