Parece que ya ha quedado claro que las series históricas gustan al público, siempre y cuando tengan tramas centradas en amores, desamores, pasiones, celos, envidias, etc. Jullian Fellowes lo tiene claro desde hace décadas. Si no sabe de quién le estamos hablando, lo que seguro que sí conoce es su obra, especialmente la exitosa serie Downton Abbey donde reflejó perfectamente la vida de una casa señorial inglesa de comienzos de siglo XX.
Quizás fue bastante benévolo en cuanto a la amable imagen que la serie arroja de los señores con respecto a su trato con el servicio. Sea benévola o no, lo cierto es que la serie lleva años siendo de las más vistas en las plataformas en las que está disponible. Fellowes es también el responsable de La edad dorada, cuya tercera temporada se estrenará este viernes 20 de junio en la plataforma Max (HBO). Como siempre hace esta plataforma y para desesperación de los fans, a capítulo semanal.
¿En qué época transcurre la trama de la Edad Dorada?
La Edad Dorada es el nombre de la serie pero también es como los historiadores denominan a la etapa en Estados Unidos que transcurrió entre 1870 y 1890 y que está considerada como una la época de las grandes transformaciones en todos los niveles: económico, social, cultural, etc. A lo largo de la historia hay diversos momentos claves donde se dan muchos cambios y a grandes velocidades. En esta época sucedió justamente eso y en historiografía se marca como un momento de gran aceleración.
Si bien la Edad Contemporánea comienza con la fecha de la Revolución Francesa en 1789 y dura hasta hoy, lo cierto es que lo que pasó en Estados Unidos y en una parte del país, no en toda, fue lo que verdaderamente cambió absolutamente todo y no fue más que el avance rapidísimo del ferrocarril. Se pasó de una época en que recorrer el país desde San Francisco a Nueva York (a caballo, lógicamente) llevase una media de seis meses a hacerlo en tan solo seis días. Y eso no hacía más que empezar. A partir de ahí los cambios fueron tan extraordinarios que la sociedad no era capaz de asimilar el vertiginoso cambio de todo. En la parte de la sociedad se vio especialmente y esto se ve muy bien en la serie.
¿De qué va la serie la Edad Dorada?
No es una serie histórica como tal porque narra acontecimientos totalmente ficticios, pero sí está ambientada en una época de la historia concreta y es bastante fiel a los hechos que en ella sucedieron. Especialmente, todos los cambios que se dieron a todos los niveles pero muy especialmente gracias al ferrocarril. De hecho, una de las familias protagonistas, el matrimonio Russell es inmensamente rico gracias a las inversiones hechas en todo lo que sucedió en esas dos décadas en torno a él.
De los aspectos más interesantes de la serie es la pugna que hay entre el old money y el new money, es decir, los nuevos ricos por el auge de la industria ferroviaria y la bolsa, y las familias antiguas, aquellas que presumen de haber llegado en el siglo XVII a Estados Unidos procedentes de Europa.
Las familias «antiguas» se resisten a dar paso en los salones de sociedad a los nuevos ricos por considerarlos carentes del suficiente pedigrí. Los antiguos ricos ven desmoronarse poco a poco su hasta entonces mundo lleno de privilegios y harán todo lo posible, especialmente a través de la vida social, el impedimento a que los new money formen parte del exclusivo círculo.
¿Cuál era el contexto histórico?
En historia siempre conviene analizar qué pasa en el lugar de los hechos a estudiar para poder entender mejor las causas de por qué sucedieron las cosas. La serie está ambientada en una época de enorme crecimiento de Estados Unidos tras la cruenta guerra de sucesión que dejó el país con grandes cambios.
El enfrentamiento fue motivado entre los Estados de norte contra los del sur por motivo de la esclavitud, siendo los de norte partidarios de abolirla frente a los del sur de mantenerla. Tras cuatro años de cruenta guerra, ganó el norte y el sur quedó totalmente devastado. Las consecuencias del armisticio fueron, en primer lugar, la abolición de la esclavitud, pero también la consolidación de Estados Unidos como una sola nación evitando así la fragmentación, así como el gran reforzamiento de un sistema federal que hoy pervive.
Puede decirse que ese fue el gran inicio de Estados Unidos como nación. Aunque, efectivamente la esclavitud pasó a ser ilegal, el racismo no dejó, ni de lejos, de existir. De hecho en la serie puede verse perfectamente cómo uno de los personajes, Peggy Scott (interpretada por Deseé Benton) tiene serias dificultades para hacerse un hueco en el mundo literario por el hecho de ser mujer y, además, de raza negra.
Otra de las desigualdades que se hacen ver en la serie es el hecho de que las mujeres en aquella época no podían votar. De hecho, no podrían hacerlo hasta el año 1920 con la ratificación de la Decimonovena Enmienda a la Constitución. Y eso, mujeres blancas. Las mujeres negras tendrían que esperar hasta el año 1965.
El gran enfrentamiento de clases
Ya hemos dicho que la serie es ficción pero que recrea fielmente la época y una de las cosas en las que más incide es en esa lucha entre los nuevos ricos frente a los de toda la vida. Entiéndase por «toda la vida» los que llegaron en el Mayflower en el 1620 y descendientes. De hecho, el argumento de la serie es el empeño que una de sus protagonistas, la señora Russell, ha de poner para lograr ser admitida en los círculos más selectos de la alta sociedad. Ella está casada con un magnate del ferrocarril, siendo el origen de ambos, pobre. El choque es entre ella y las señoras que «dominan el cotarro» está genialmente descrito en la serie. La señora Russel representa el futuro, mientras que la señora Astor, por ejemplo, representa el pasado. Por cierto, la señora Astor sí existió, no es una ficción.
En historia los cambios siempre han costado, a veces incluso guerras. La propia abolición de la esclavitud no se logró convenciendo a una parte de los congresistas y votando. Tuvo que haber una guerra. Las diferencias sociales no trajeron guerras en ese sentido, pero fueron cambios lentos aunque, una vez empezados, no tuvieron fin. Puede que haya gente que piense que todavía perviven en muchas sociedades cierto clasismo y elitismo pero en Estados Unidos y precisamente desde esa época, quedó clara la idea de que ser rico no era cuestión de cuna sino de esfuerzo. El sueño americano parte de ahí. Y pervive, a diferencia de Europa donde sí hay reminiscencias clasistas, quizás porque en el viejo continente siempre existió la realeza y la nobleza que tiene muy a gala la idea de la continuidad dinástica y sin mezcla de «advenedizos».
El papel de la mujer de clase alta en la Edad Dorada
Pensar que los últimos coletazos del XIX fueron feministas es desconocer la historia. La América de la época de la serie tiene tres tipos de clases sociales; los ricos (viejos y nuevos), la incipiente clase media y los obreros que son pobres. Pero hay algo que une a las mujeres de las tres clases: cómo se espera que se comporten y actúen. Qué se espera de ellas.
Las mujeres de clase obrera muchas trabajaban en fábricas y en su casa, lógicamente. No en vano muchos aspectos del cuidado de las familias variará sustancialmente a partir de la revolución industrial. Las de clase media también se ocupaban de las tareas del hogar y podrían tener profesiones como secretarias, enfermeras, profesoras o incluso, escritoras, como el caso de Peggy Scott, una de los personajes de la serie. Y, las de clase social alta, por supuesto no trabajaban pero tenían un fin: casarse y casarse bien, además. El amor como causa estaba para las novelas románticas así que lo que primaba era unir fortunas para ampliarlas y no para disminuirlas. Una mezcla que se dio muy frecuentemente fue la del matrimonio en el que uno aportaba el pedigrí y el otro, la fortuna.
Las mujeres de clase alta vivían estrechamente vigiladas por sus familias hasta que llegaba su debut, es decir, el día que eran presentadas en sociedad mediante un fastuoso baile, generalmente en su casa familiar. A partir de ahí ya podrían alternar yendo a fiestas en lo que se llamaba «la temporada» y que duraba unos meses, primavera y verano y que se copiaba de la londinense cuando los lores tenían sesiones en el parlamento.
Una circunstancia que queda perfectamente reflejada en la serie (igual que en los Bridgerton que se ambienta décadas atrás y en Reino Unido), es que la virginidad y pureza de la mujer lo eran todo para su reputación. Una mujer manchada en su buen nombre difícilmente podría aspirar a casarse condenando así a toda su familia al ostracismo social. Es por ello que en la serie se refleja perfectamente cómo se «cuida» de manera escrupulosa esa pureza no dejando, por ejemplo, que salgan solas a la calle ni que alternen hasta que hayan debutado.
Dos temporadas, tres como mucho, es lo que se esperaba que tardasen en contraer matrimonio que, por supuesto era para toda la vida. La puesta de largo o debut era con 18 años, así que con 20 o 21 debían estar casadas o a punto de hacerlo. Una vez dejaban atrás su rango señoritas para ser señoras, su única misión era ser esposa y madre, preferiblemente de varones aunque no era una cuestión de vida o muerte puesto que en América, a diferencia de Reino Unido, nunca ha habido mayorazgo (que recaía en el hijo mayor varón).
El hecho de estar casadas no las libraba, en modo alguno, de estar bajo sospecha de habladurías. Estamos hablando de una sociedad que es totalmente machista y en la que la mujer tiene un papel muy secundario fuera del hogar y que, como tal, debe permanecer y mostrarse de forma discreta y con una actitud recatada. En el momento que tenga descendencia tendrá que dedicarse a educar principalmente a las mujeres que, llegado el momento, vivirán experiencias idénticas a las suyas.
Parece que ya ha quedado claro que las series históricas gustan al público, siempre y cuando tengan tramas centradas en amores, desamores, pasiones, celos, envidias, etc.
Parece que ya ha quedado claro que las series históricas gustan al público, siempre y cuando tengan tramas centradas en amores, desamores, pasiones, celos, envidias, etc. Jullian Fellowes lo tiene claro desde hace décadas. Si no sabe de quién le estamos hablando, lo que seguro que sí conoce es su obra, especialmente la exitosa serie Downton Abbey donde reflejó perfectamente la vida de una casa señorial inglesa de comienzos de siglo XX.
Quizás fue bastante benévolo en cuanto a la amable imagen que la serie arroja de los señores con respecto a su trato con el servicio. Sea benévola o no, lo cierto es que la serie lleva años siendo de las más vistas en las plataformas en las que está disponible. Fellowes es también el responsable de La edad dorada, cuya tercera temporada se estrenará este viernes 20 de junio en la plataforma Max (HBO). Como siempre hace esta plataforma y para desesperación de los fans, a capítulo semanal.
La Edad Dorada es el nombre de la serie pero también es como los historiadores denominan a la etapa en Estados Unidos que transcurrió entre 1870 y 1890 y que está considerada como una la época de las grandes transformaciones en todos los niveles: económico, social, cultural, etc. A lo largo de la historia hay diversos momentos claves donde se dan muchos cambios y a grandes velocidades. En esta época sucedió justamente eso y en historiografía se marca como un momento de gran aceleración.
Si bien la Edad Contemporánea comienza con la fecha de la Revolución Francesa en 1789 y dura hasta hoy, lo cierto es que lo que pasó en Estados Unidos y en una parte del país, no en toda, fue lo que verdaderamente cambió absolutamente todo y no fue más que el avance rapidísimo del ferrocarril. Se pasó de una época en que recorrer el país desde San Francisco a Nueva York (a caballo, lógicamente) llevase una media de seis meses a hacerlo en tan solo seis días. Y eso no hacía más que empezar. A partir de ahí los cambios fueron tan extraordinarios que la sociedad no era capaz de asimilar el vertiginoso cambio de todo. En la parte de la sociedad se vio especialmente y esto se ve muy bien en la serie.
No es una serie histórica como tal porque narra acontecimientos totalmente ficticios, pero sí está ambientada en una época de la historia concreta y es bastante fiel a los hechos que en ella sucedieron. Especialmente, todos los cambios que se dieron a todos los niveles pero muy especialmente gracias al ferrocarril. De hecho, una de las familias protagonistas, el matrimonio Russell es inmensamente rico gracias a las inversiones hechas en todo lo que sucedió en esas dos décadas en torno a él.
De los aspectos más interesantes de la serie es la pugna que hay entre el old money y el new money, es decir, los nuevos ricos por el auge de la industria ferroviaria y la bolsa, y las familias antiguas, aquellas que presumen de haber llegado en el siglo XVII a Estados Unidos procedentes de Europa.
Las familias «antiguas» se resisten a dar paso en los salones de sociedad a los nuevos ricos por considerarlos carentes del suficiente pedigrí. Los antiguos ricos ven desmoronarse poco a poco su hasta entonces mundo lleno de privilegios y harán todo lo posible, especialmente a través de la vida social, el impedimento a que los new money formen parte del exclusivo círculo.
En historia siempre conviene analizar qué pasa en el lugar de los hechos a estudiar para poder entender mejor las causas de por qué sucedieron las cosas. La serie está ambientada en una época de enorme crecimiento de Estados Unidos tras la cruenta guerra de sucesión que dejó el país con grandes cambios.
El enfrentamiento fue motivado entre los Estados de norte contra los del sur por motivo de la esclavitud, siendo los de norte partidarios de abolirla frente a los del sur de mantenerla. Tras cuatro años de cruenta guerra, ganó el norte y el sur quedó totalmente devastado. Las consecuencias del armisticio fueron, en primer lugar, la abolición de la esclavitud, pero también la consolidación de Estados Unidos como una sola nación evitando así la fragmentación, así como el gran reforzamiento de un sistema federal que hoy pervive.
Puede decirse que ese fue el gran inicio de Estados Unidos como nación. Aunque, efectivamente la esclavitud pasó a ser ilegal, el racismo no dejó, ni de lejos, de existir. De hecho en la serie puede verse perfectamente cómo uno de los personajes, Peggy Scott (interpretada por Deseé Benton) tiene serias dificultades para hacerse un hueco en el mundo literario por el hecho de ser mujer y, además, de raza negra.
Otra de las desigualdades que se hacen ver en la serie es el hecho de que las mujeres en aquella época no podían votar. De hecho, no podrían hacerlo hasta el año 1920 con la ratificación de la Decimonovena Enmienda a la Constitución. Y eso, mujeres blancas. Las mujeres negras tendrían que esperar hasta el año 1965.
Ya hemos dicho que la serie es ficción pero que recrea fielmente la época y una de las cosas en las que más incide es en esa lucha entre los nuevos ricos frente a los de toda la vida. Entiéndase por «toda la vida» los que llegaron en el Mayflower en el 1620 y descendientes. De hecho, el argumento de la serie es el empeño que una de sus protagonistas, la señora Russell, ha de poner para lograr ser admitida en los círculos más selectos de la alta sociedad. Ella está casada con un magnate del ferrocarril, siendo el origen de ambos, pobre. El choque es entre ella y las señoras que «dominan el cotarro» está genialmente descrito en la serie. La señora Russel representa el futuro, mientras que la señora Astor, por ejemplo, representa el pasado. Por cierto, la señora Astor sí existió, no es una ficción.
En historia los cambios siempre han costado, a veces incluso guerras. La propia abolición de la esclavitud no se logró convenciendo a una parte de los congresistas y votando. Tuvo que haber una guerra. Las diferencias sociales no trajeron guerras en ese sentido, pero fueron cambios lentos aunque, una vez empezados, no tuvieron fin. Puede que haya gente que piense que todavía perviven en muchas sociedades cierto clasismo y elitismo pero en Estados Unidos y precisamente desde esa época, quedó clara la idea de que ser rico no era cuestión de cuna sino de esfuerzo. El sueño americano parte de ahí. Y pervive, a diferencia de Europa donde sí hay reminiscencias clasistas, quizás porque en el viejo continente siempre existió la realeza y la nobleza que tiene muy a gala la idea de la continuidad dinástica y sin mezcla de «advenedizos».
Pensar que los últimos coletazos del XIX fueron feministas es desconocer la historia. La América de la época de la serie tiene tres tipos de clases sociales; los ricos (viejos y nuevos), la incipiente clase media y los obreros que son pobres. Pero hay algo que une a las mujeres de las tres clases: cómo se espera que se comporten y actúen. Qué se espera de ellas.
Las mujeres de clase obrera muchas trabajaban en fábricas y en su casa, lógicamente. No en vano muchos aspectos del cuidado de las familias variará sustancialmente a partir de la revolución industrial. Las de clase media también se ocupaban de las tareas del hogar y podrían tener profesiones como secretarias, enfermeras, profesoras o incluso, escritoras, como el caso de Peggy Scott, una de los personajes de la serie. Y, las de clase social alta, por supuesto no trabajaban pero tenían un fin: casarse y casarse bien, además. El amor como causa estaba para las novelas románticas así que lo que primaba era unir fortunas para ampliarlas y no para disminuirlas. Una mezcla que se dio muy frecuentemente fue la del matrimonio en el que uno aportaba el pedigrí y el otro, la fortuna.
Las mujeres de clase alta vivían estrechamente vigiladas por sus familias hasta que llegaba su debut, es decir, el día que eran presentadas en sociedad mediante un fastuoso baile, generalmente en su casa familiar. A partir de ahí ya podrían alternar yendo a fiestas en lo que se llamaba «la temporada» y que duraba unos meses, primavera y verano y que se copiaba de la londinense cuando los lores tenían sesiones en el parlamento.
Una circunstancia que queda perfectamente reflejada en la serie (igual que en los Bridgerton que se ambienta décadas atrás y en Reino Unido), es que la virginidad y pureza de la mujer lo eran todo para su reputación. Una mujer manchada en su buen nombre difícilmente podría aspirar a casarse condenando así a toda su familia al ostracismo social. Es por ello que en la serie se refleja perfectamente cómo se «cuida» de manera escrupulosa esa pureza no dejando, por ejemplo, que salgan solas a la calle ni que alternen hasta que hayan debutado.
Dos temporadas, tres como mucho, es lo que se esperaba que tardasen en contraer matrimonio que, por supuesto era para toda la vida. La puesta de largo o debut era con 18 años, así que con 20 o 21 debían estar casadas o a punto de hacerlo. Una vez dejaban atrás su rango señoritas para ser señoras, su única misión era ser esposa y madre, preferiblemente de varones aunque no era una cuestión de vida o muerte puesto que en América, a diferencia de Reino Unido, nunca ha habido mayorazgo (que recaía en el hijo mayor varón).
El hecho de estar casadas no las libraba, en modo alguno, de estar bajo sospecha de habladurías. Estamos hablando de una sociedad que es totalmente machista y en la que la mujer tiene un papel muy secundario fuera del hogar y que, como tal, debe permanecer y mostrarse de forma discreta y con una actitud recatada. En el momento que tenga descendencia tendrá que dedicarse a educar principalmente a las mujeres que, llegado el momento, vivirán experiencias idénticas a las suyas.
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