Marta Robles, líder de Las Migas: “Las letras en el flamenco se tienen que renovar, hay que reescribir el cuento”

A Marta Robles (Sevilla, 48 años), le regalaron su primera guitarra con siete años. No sabemos si fue un regalo envenenado: era zurda y tuvo que aprender a tocar con la mano derecha. Entró en el conservatorio para estudiar guitarra clásica, una disciplina en la que la presencia de la mujer aún continúa siendo una excepción y, a partir de ahí, jamás ha dejado de complicarse la vida. Hace 20 años fundó la primera banda exclusivamente femenina dedicada al flamenco: Las Migas.

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 Hace 20 años fundó la primera banda exclusivamente femenina dedicada al género de la guitarra y el cante. Después de ganar un Grammy Latino, presentan su nuevo disco: ‘Flamencas’  

A Marta Robles (Sevilla, 48 años), le regalaron su primera guitarra con siete años. No sabemos si fue un regalo envenenado: era zurda y tuvo que aprender a tocar con la mano derecha. Entró en el conservatorio para estudiar guitarra clásica, una disciplina en la que la presencia de la mujer aún continúa siendo una excepción y, a partir de ahí, jamás ha dejado de complicarse la vida. Hace 20 años fundó la primera banda exclusivamente femenina dedicada al flamenco: Las Migas.

A cada fuga de una de sus miembros, Robles contestó con una incorporación más ajustada al proyecto colectivo. Hoy lleva con su cuarteto siete discos de estudio, un Grammy Latino al mejor álbum flamenco y la satisfacción de provocar la locura colectiva en cada una de sus actuaciones. La última, hace un mes en el Flamenco Festival de Londres, donde Las Migas presentaron Flamencas, su nuevo trabajo.

Pregunta. Es una mujer abrazada a una guitarra, instrumento históricamente masculino, zurda que toca a diestras, lidera una banda formada exclusivamente por mujeres y, para añadirle más riesgo, dedicada a un flamenco libérrimo. ¿Se crece ante las dificultades?

Respuesta. ¡Qué bonita descripción! Creo que sí, me crezco, estoy enganchada a superarme. Es algo que me viene de familia, nos educaron como mujeres independientes, quizás demasiado autoexigentes. Mi hermana María, cuando me ve al borde, me dice: “Marta, aunque no tuvieras brazos, y no pudieras tocar la guitarra, serías tú igualmente”. Pero yo no me imagino mi vida sin guitarra o sin música.

P. Y todo con una alegría que desarma. Podría llevar tatuado el verso de Benedetti: “Defender la alegría como una trinchera”.

R. Es que soy una persona muy afortunada, intento ser feliz, la vida está pasando muy rápido. Ya no hay tiempo para la queja, voy a lo que voy. Quiero disfrutar de esto y hacer sentir bien a los que me rodean.

P. Su defensa principal, sin embargo, es luchar por un papel protagonista para la mujer en la música, que ha sido su gran trinchera. ¿Ha mejorado algo la cosa en estos 20 años?

R. Esta lucha se ha ido acrecentando con los años, pues cada vez somos más conscientes de que estamos a años luz de una igualdad. Al menos ahora hay muchas más bandas femeninas y muchas mujeres instrumentistas intentando hacerse un hueco en este mundo tan de hombres. Ahora falta que nos lo den, que institucionalmente se acabe con esta supremacía del artista masculino y haya oportunidades para esta cantidad de buenas artistas, pues no sirve de nada estudiar música si después no te llaman o no te programan.

Marta Robles, fundadora y compositora de Las Migas, retratada en Barcelona el 5 de junio de 2025.

P. Primero fue el disco Las reinas del Matute, y más tarde Nosotras somos, Libres, Rumberas, ahora Flamencas. ¿Es necesaria esta autoafirmación constante de quienes son Las Migas en cada trabajo?

R. Bueno sí, para nosotras cada álbum es un comienzo, una forma de reconectar con el proyecto y con la música que hacemos. Un reto, una nueva aventura. Y les ponemos nombres que nos alientan a conseguirlo, no es una autoafirmación, es un objetivo.

P. A lo largo de estos 20 años de vida, han tenido muchas entradas y salidas de algunas componentes que hoy brillan con carrera musicales en solitario, pero siempre resurgen más fuertes y poderosas. ¿Por qué esta defensa a ultranza de la experiencia artística en colectivo?

R. A mí nunca me ha llamado ver mi nombre propio escrito en los carteles, es al revés, me encanta rodearme de otras personas para compartir música y vida. Las Migas siempre ha sido y es mi proyecto más querido, donde pongo toda mi experiencia y cariño. Es el regalo de tener mil brazos para tocar muchas más notas de las que yo podría tocar sola con mi guitarra, amo componer para mi banda y disfrutar de este sonido tan coral. Me parece magia. A día de hoy me rodeo de un colectivo de mujeres poderosas, fuertes y generosas que van y vienen, sin cerrar las puertas a nadie y sin miedo a los cambios.

Las Migas es el regalo de tener mil brazos para tocar muchas más notas de las que yo podría tocar sola con mi guitarra

P. Ya que estamos, descríbame la actual alineación de Las Migas.

R. Pues de la más joven a la más veterana: Paula Ramírez, una voz maravillosa de Triana, con todo su arte y su gracia, cariñosa, la más tardona. Laura Pacios, la violinista elegante que llegó de Madrid a Barcelona para comerse el mundo, versátil y valiente. Alicia Grillo, mi guitarrista y amiga más fiel, generosa, delicada en su toque, lleva conmigo más de 10 años y me sigue en todas mis locuras. Oriol Riart, contrabajista, coproductor de los últimos tres álbumes de Las Migas, mi compañero de vida. El único hombre que podría pertenecer a esta banda tan femenina. Y yo soy Marta Robles, sevillana afincada en Menorca, capitana del barco, impaciente y trabajadora a un nivel enfermizo. Busco la perfección, aunque ya acepto que no existe. Y nuestra cantera de increíbles heroínas que nos acompañan muchas veces, las llamamos las Flamencas Band: Abril Saurí a la batería, Aina López al saxofón, Alba Aarmengou a la trompeta, Marina Calleja al trombón, ¡todas cantantes, además!

P. Con este dream team lleva dos años en un estado de gracia permanente, con dos fabulosos discos consecutivos, premios como el Grammy Latino al mejor álbum flamenco y una tremenda agenda internacional. ¿Se han terminado de amasar Las Migas?

R. Puede ser, estos veinte años nos han servido para saber quiénes somos y qué buscamos, y esta claridad nos permite ser mucho más eficientes en nuestro trabajo, tenemos un estilo muy personal donde no importa si tocamos rumba, pop o cantes más flamencos, siempre que sonemos a Las Migas. Hemos llegado a una tranquilidad estilística muy agradable.

A mí nunca me ha llamado ver mi nombre propio escrito en los carteles, es al revés, me encanta rodearme de otras personas para compartir música y vida

P. En Flamencas se ha venido arriba componiendo y se ha sentado a escribir.

R. Sí, y no ha sido nada fácil. Yo estudié música, nadie me enseñó a escribir letras. Pero esta vez tenía tan claros los mensajes que necesitaba lanzar en las canciones, que hice el esfuerzo de escribir algunas, con gran ayuda de Oriol. Los mensajes en el flamenco se tienen que renovar un poco, este era nuestro objetivo. Hay que reescribir el cuento. El del amor y la posesión, por ejemplo, como en el tema Celos.

P. Recuerdo una letra recogida en uno de los primeros inventarios flamencos realizados por el padre de Antonio Machado: “Te den un tiro y te maten / como sepa que diviertes / a otro gachó con tu cante”. Éste es muy extremo, pero las cantaoras jóvenes se están negando ya a cantar letras machistas.

R. Claro, es que creo que esto es un deber no solo de las cantaoras sino también de los cantaores. Esa época donde el hombre mandaba sobre la mujer ya pasó, menos mal. Sería genial mantener lo bello del flamenco, lo que hace que este arte sea único en el mundo, pero cosas dañinas como el machismo en todas sus vertientes, ya no pinta mucho a mi parecer.

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