Los encargados del patrimonio de la Hermandad de la Macarena dimiten tras la polémica restauración

Tras 72 horas sin dar ninguna explicación a los hermanos y devotos de la virgen de la Esperanza Macarena sobre la polémica restauración de la talla y los sucesivos retoques que se sucedieron durante la tarde y la noche del sábado, la hermandad rompía su silencio alrededor de las cuatro de esta madrugada a través de un comunicado en el que, además de pedirles “perdón por el daño moral y devocional”, y reconocer que habían actuado “de manera errónea” en algunos momentos puntuales, centraba el peso de la responsabilidad de la principal intervención en el profesor y conservador Francisco Arquillo Torres, a quien la entidad encargó esos trabajos. En la nota también se anunciaba que serían los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), una de las instituciones más prestigiosas en la restauración de arte sacro, quien se encargaría de analizar el “aspecto actual” de la imagen y supervisar las actuaciones futuras, y se informaba que los principales responsables de la gestión, conservación y cuidado del patrimonio de la hermandad, el mayordomo y el prioste, habían presentado su dimisión.

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La imagen restaurada de la virgen Macarena, este lunes. La congregación centra en el profesor que llevó a cabo la intervención la responsabilidad del cambio estético de la talla. El Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico dirigirá la “supervisión técnica” de la cuestionada obra  

Tras 72 horas sin dar ninguna explicación a los hermanos y devotos de la virgen de la Esperanza Macarena sobre la polémica restauración de la talla y los sucesivos retoques que se sucedieron durante la tarde y la noche del sábado, la hermandad rompía su silencio alrededor de las cuatro de esta madrugada a través de un comunicado en el que, además de pedirles “perdón por el daño moral y devocional”, y reconocer que habían actuado “de manera errónea” en algunos momentos puntuales, centraba el peso de la responsabilidad de la principal intervención en el profesor y conservador Francisco Arquillo Torres, a quien la entidad encargó esos trabajos. En la nota también se anunciaba que serían los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), una de las instituciones más prestigiosas en la restauración de arte sacro, quien se encargaría de analizar el “aspecto actual” de la imagen y supervisar las actuaciones futuras, y se informaba que los principales responsables de la gestión, conservación y cuidado del patrimonio de la hermandad, el mayordomo y el prioste, habían presentado su dimisión.

La reacción de la hermandad llegaba después de una reunión extraordinaria de su Junta de Gobierno convocada de urgencia para dar respuesta a la indignación generada por la restauración y que se prolongó casi nueve horas. Durante ese gabinete de crisis sus miembros escucharon al medio millar de fieles —la Macarena tiene 17.000 hermanos— que se congregaron frente a la basílica demandarles explicaciones sobre lo ocurrido y la dimisión por ser los responsables del cambio de aspecto de la imagen.

La hermandad ha tratado de dar respuesta a esas demandas de transparencia, que también habían pedido los expertos en conservación y restauración de arte sacro de la ciudad que coincidían en que lo que se había hecho sobre la talla del siglo XVII, un icono de Sevilla —tanto para los creyentes como para los que no lo son—, no era una “intervención de conservación y mantenimiento” como la congregación insiste en llamar a los trabajos realizados, sino una restauración en toda regla que precisa de una manera de abordar las tareas muy distinta: con un diagnóstico previo, autorizaciones preceptivas de Patrimonio y del Arzobispado y una comisión técnica formada por profesionales que supervise todos los pasos.

En su nota, la hermandad sigue negándose a hablar de restauración y explica que fue el profesor Arquillo, a quien la entidad encargó el mayo de 2024 un informe sobre “el estado de la conservación” de sus titulares —la Esperanza Macarena, el Señor de la Sentencia y la virgen del Rosario—, quien estableció “en un máximo de cuatro días” la duración de los trabajos para “acometer las acciones necesarias para su mantenimiento”, tal y como consta en el contrato que se firmó el pasado mes de junio con la Universidad de Sevilla para acometer esa tarea. Entre las 11 intervenciones que Arquillo determinó como necesarias —y que la hermandad enumera— se incluyen las acciones que, a priori, han levantado mayor indignación, entre los sevillanos, y extrañeza, entre los expertos: revisión de las pestañas y las lágrimas; eliminación de la mancha clara del lagrimal del ojo izquierdo; Limpieza superficial de la cabeza y las manos manteniendo la pátina producida por el efecto natural del tiempo; protección superficial de la policromía para reducir el proceso degradante del entorno ambiental; revisión de la protección de piel en cabeza, muñecas y busto, colocada en la operación de mantenimiento realizada en 2012.

De las pestañas a la intervención con nocturnidad

La imagen restaurada de la virgen Macarena, este lunes.

La hermandad aborda también la relación de acontecimientos que se sucedieron a lo largo del fin de semana, desde que el 20, el profesor entrega la talla intervenida, pasando por el primer retoque, a mediodía del sábado, para cortarle las pestañas, y la recuperación del barniz rosado bajo los ojos, que se realizó durante la noche del sábado al domingo —y del que la cofradía no informó—. Cuando el viernes se entregó la imagen, “los Oficiales de Junta responsables del seguimiento de las tareas estiman que el aspecto de la Santísima Virgen es idóneo para ser respuesta al culto”, sin embargo, entonces la virgen no tenía incorporadas las pestañas, advierte la hermandad en su comunicado, precisamente lo que más disgustó en un primer momento a los fieles que fueron a contemplarla durante la mañana del sábado. “La primera impresión es que las pestañas no estaban correctamente colocadas y que la largura era excesiva. Las pestañas son las que dan la expresividad en un rostro devocional y su expresión se había modificado”, explicaba la restauradora Ana Cordero a este diario.

“A pesar del cambio de aspecto provocado por las nuevas pestañas y las consultas al profesor Arquillo, este indicó que era un efecto transitorio producto de dicho cambio”, indica la hermandad en su nota de prensa, para tratar de dar respuesta a una de las principales críticas que se le han hecho por parte de los expertos y los devotos: la precipitación a la hora de restituir al culto una imagen que no está en condiciones de ser expuesta. Los responsables de la cofradía siguen apuntando a Arquillo en el relato de lo que ocurrió inmediatamente después. “Tras situar a la virgen ya en el camarín, su aspecto seguía suscitando dudas entre los Oficiales de Junta; en ese momento se intentó contactar en reiteradas ocasiones de manera infructuosa con el profesor Arquillo al haberse ido ya de la basílica. Al no ser posible, y a pocas horas de la apertura al público de la basílica, se decidió de manera errónea reponerla al culto tal y como estaba”.

Arquillo sigue en el punto de mira cuando la hermandad relata cómo a lo largo de la mañana, para tratar de dar respuesta al estupor de los fieles —y magnificado a través de redes sociales— se le requirió en la basílica junto a otros dos expertos “para analizar una posible solución” “ante la persistencia de ese efecto estético no deseado”. Es entonces cuando se decide recortar las pestañas, un retoque del que la hermandad sí informó a lo largo de ese día. Sin embargo, por la noche volvió a tratarse el rostro de la virgen. La entidad, que no informó de ello el domingo, sostiene en la nota que como las “labores de restablecimiento estético no pudieron culminarse antes de la hora de apertura de la basílica por la tarde [del sábado], se extendieron durante la noche, una vez cerrado el templo”. Esta intervención, sin embargo, fue ejecutada por otro imaginero, Esteban Sánchez Rosado.

Durante la extensa reunión de la junta de gobierno extraordinaria se vio entrar en la hermandad, pasadas las 11 de la noche, al profesor Arquillo acompañado por un voluminoso maletín. Poco antes, por una de las salidas laterales, había abandonado el cónclave de crisis la prestigiosa restauradora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Fuensanta de la Paz, tal y como informó la televisión local 101 TV. La entidad ha informado en su comunicado que a lo largo de la tarde de ayer varios expertos analizaron de manera el estado de la virgen tras haber recibido el informe resumido de la intervención de conservación y mantenimiento realizada por Arquillo, como parte del cotejo que la junta de gobierno va a llevar a cabo ahora con el informe que se presentó en mayo de 2024 “a fin de dilucidar el posible origen de la alteración en el resultado esperado y en el aspecto estético de la Virgen de la Esperanza”.

Será el IAHP —que suele dirigir muchas de las tareas de conservación y restauración de las imágenes sevillanas— quien dirigirá la “supervisión técnica” de todo ese proceso y de los pasos a seguir. Cuando se tenga el resultado, será un cabildo extraordinario —una reunión con todos los hermanos de la Macarena— quien decida cómo actuar.

Aunque la hermandad centra el peso de la responsabilidad en el profesor Arquillo, también ha tratado de dar respuesta al malestar de los fieles que exigían dimisiones en el seno de la junta de gobierno. Anoche presentaron su dimisión el mayordomo y el prioste, los responsables de la gestión, custodia, cuidado y preparación del patrimonio de la hermandad y en quienes recaía, junto con el hermano mayor, la decisión última de colocar a la virgen en el camarín, que la propia entidad califica de “errónea” en su comunicado.

A las cuatro de la madrugada, una hora después de que la Macarena publicara esa nota, el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, parecía dar por buenas las explicaciones con un mensaje en redes sociales encabezado con la frase de Alexander Pope: “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. El prelado también llamaba a la unidad a los macarenos, en un intento de calmar los ánimos de los fieles, que siguen sin entender cómo se ha podido actuar sobre una talla que forma parte de su imaginario colectivo, con esa aparente displicencia. Se da la circunstancia, además, de que la cofradía está inmersa en un proceso electoral que culminará en noviembre con la elección del nuevo hermano mayor y que dos de las tres candidaturas que se presentan parten del seno de la actual junta de gobierno, señalada por ser la responsable del incomprensible cambio de cara de la Macarena.

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