Carlos Boyero dedica su crítica de esta semana a la última obra de Oliver Laxe, a Sirât. La película, que ha recibido el Premio del Jurado en Cannes ha logrado hipnotizar al crítico de cine: “Todo me suena a verdad en esta película. Y si no lo fuera seguiría hipnotizado. Es extraña en el mejor sentido. Tiene poderío visual y auditivo”. Y eso que admite que el anterior trabajo de este director, O que arde, le aburrió “notablemente”.
En su crítica a ‘Sirât’ destaca que, a excepeción de Sergi López, no hay intérpretes profesionales en esta cinta y que la cámara filma un estilo de vida
En su crítica a ‘Sirât’ destaca que, a excepeción de Sergi López, no hay intérpretes profesionales en esta cinta y que la cámara filma un estilo de vida


Carlos Boyero dedica su crítica de esta semana a la última obra de Oliver Laxe, a Sirât. La película, que ha recibido el Premio del Jurado en Cannes ha logrado hipnotizar al crítico de cine: “Todo me suena a verdad en esta película. Y si no lo fuera seguiría hipnotizado. Es extraña en el mejor sentido. Tiene poderío visual y auditivo”. Y eso que admite que el anterior trabajo de este director, O que arde, le aburrió “notablemente”.
Lo que no entiende Boyero es la razón por la que en esta película, un niño tiene que acompañar a su padre a buscar a su hermana desaparecida en lo que califica como “aventura peligrosa”: “¿No tenía con quien dejarlo antes de afrontarlo al riesgo? Seguro que en Servicios Sociales le ofrecerían temporal refugio». Y es que de esto va la cinta, de la búsqueda de una persona cuya familia sospecha está en alguna rave del desierto marroquí.
Pero el crítico pasa del temor a la fasinación y admite que durante todo el metraje está dentro de la película: “Se adueña la fascinación ante el poderío visual de lo que transmite la pantalla, los sonidos se convierten en una sinfonía, no me distraigo en ningún momento”. Una fascinación que permanece una vez ha finalizado, que le ausenta de la realidad y que le hace entonar un “misión cumplida”. Y sí, le perturban las calamidades que ocurren durante la trama y confiesa que le engancha la atmósfera.
En su artículo, Boyero también resalta que a excepeción de Sergi López, no hay intérpretes profesionales en Sirât: “Al parecer se interpretan a sí mismos; la cámara filma un estilo de vida.” Además, pone el foco en la ausencia de maquillaje y efectos especiales en un universo que califica como “muy punk, aunque despojado de violencia”.
Aquí puedes leer el artículo de Boyero al completo, Sirât: imágenes y sonidos hipnóticos que me dejan colgado. Además, puedes consultar las otras críticas de cine de la semana de EL PAÍS en este enlace.
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