Hasta 60.000 euros de multa por no cumplir con las normas en los encierros de San Fermín: así se intentan controlar unas fiestas cada vez más masivas

Es complicado contabilizar el número de personas que corren los encierros de San Fermín, que se celebran hasta este domingo en Pamplona. Pero se estima que lo hacen entre 2.000, un día normal, y 3.500, el fin de semana. Es un número elevado, sobre todo si se tiene en cuenta que el recorrido apenas mide 848,6 metros y que, dentro de él, seis toros y otros tantos cabestros (se dividen en dos grupos y el segundo realiza el recorrido poco después por si hiciera falta guiar a algún bravo descolgado) corren a una velocidad media de 24 km/hora. El riesgo de resultar herido, o incluso fallecer, es elevado. De hecho, 16 personas han perdido la vida durante un encierro, según datos históricos. Para minimizar ese peligro, se han adoptado numerosas medidas preventivas y, a menudo, desconocidas.

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 La policía trata de vigilar una masa de corredores diarios que se estima entre 2.000 a diario y 3.500 los fines de semana y expulsa a quienes muestren embriaguez, pretendan grabar o vayan en tacones o chancletas  

Es complicado contabilizar el número de personas que corren los encierros de San Fermín, que se celebran hasta este domingo en Pamplona. Pero se estima que lo hacen entre 2.000, un día normal, y 3.500, el fin de semana. Es un número elevado, sobre todo si se tiene en cuenta que el recorrido apenas mide 848,6 metros y que, dentro de él, seis toros y otros tantos cabestros (se dividen en dos grupos y el segundo realiza el recorrido poco después por si hiciera falta guiar a algún bravo descolgado) corren a una velocidad media de 24 km/hora. El riesgo de resultar herido, o incluso fallecer, es elevado. De hecho, 16 personas han perdido la vida durante un encierro, según datos históricos. Para minimizar ese peligro, se han adoptado numerosas medidas preventivas y, a menudo, desconocidas.

Hay quienes apuestan por reducir el número de participantes para minimizar la peligrosidad de la carrera. Esto es muy difícil de lograr porque es un evento abierto al público. Así que unos 120 agentes de la Policía Municipal de Pamplona y alrededor de 60 de la Policía Foral —muchos de ellos están situados dentro ya de la plaza de toros— vigilan que las y los participantes cumplan con la ordenanza. Para ello, se controlan todos los accesos y hay agentes apostados cada pocos metros del vallado para garantizar que no accedan al recorrido personas que no cumplan con los requisitos mínimos.

Son condiciones de “sentido común”, apuntan desde la Policía Foral. “A la gente con síntomas de embriaguez o de haber consumido sustancias, automáticamente se les expulsa, pero es que te puedes encontrar casuísticas de mucho tipo: gente con cámaras, con chancletas, una mujer con tacones, por ejemplo”. Tampoco se permite portar mochilas o bolsos y está prohibida la participación de menores de edad. Dada la enorme afluencia de personas, los agentes realizan varias “limpiezas”: todos los que estén esperando al inicio del recorrido entre el Ayuntamiento y la Plaza de Toros son obligados a abandonarlo. Si se quiere correr, se debe acudir a la zona delimitada para ello: “De la plaza del Ayuntamiento hacia abajo, hacia Santo Domingo”.

Los mozos corren al paso de los toros de la ganadería Jandilla durante el quinto encierro.

Hay tramos donde es más fácil detectarles. Una vez que lo hacen, se gestiona la sanción. Hay tres tramos: leve (hasta 600 euros), grave (entre 601 y 6.000) y muy grave (entre 6.0001 y 60.000 euros). Una sanción leve puede ser, por ejemplo, superar la barrera policial al inicio de la carrera, encaramarse a un balcón o canalón o tirar petardos. Como grave, se considera la grabación con móviles u otros dispositivos, obstaculizar la carrera, tocar a los animales o correr hacia ellos. “Si te paras a grabar, pueden chocar contigo y pones en peligro a los corredores”. Y, aunque parezca mentira, la ordenanza ha tenido que recoger como falta muy grave la utilización de patinetes o patines dentro del recorrido. También ayudan las redes sociales, cuentan desde Policía Foral: “Se denunció a una persona que todos los días salía del portal a filmar. Gracias a que nos llegó un vídeo por Instagram, supimos dónde era y quién era… Se le esperó de paisano y en el encierro de ese mismo día se le identificó y se le denunció”.

No es fácil garantizar que todos los corredores cumplan las normas, aseveran desde la Policía Municipal de Pamplona. Es decir, que, si alguien lleva una cámara antes del inicio de la carrera, se le puede expulsar. No obstante, es imposible hacerlo con los animales fuera de los corrales. La vigilancia se realiza in situ y, además, hay agentes visionando cámaras. “Tienen ya a tres o cuatro personas localizadas que abrazan al toro. Parece que han repetido un par de días y vamos a intentar localizarlas y denunciarlas”, explican los agentes. El objetivo es hacerlo antes de que suene el cohete que marca el inicio del encierro porque, cuando termina, “es casi imposible porque hay muchísima gente en la calle”.

Otras medidas

Desde el consistorio también realizan otras acciones. Por ejemplo, aplican un líquido antideslizante en algunas partes del recorrido para evitar que los toros resbalen y se hagan daño y, sobre todo, para que no se separen de la manada (como sucedió el pasado día 8) y creen situaciones de peligro. Es una acción que se lleva realizando desde hace dos décadas. En total, el consistorio emplea 1.500 litros de este producto en, aproximadamente, 1.875 metros cuadrados (tramo final de la cuesta de Santo Domingo, plaza consistorial, calle Mercaderes e inicio de la calle Estafeta). Este compuesto produce un “efecto ventosa”, que facilita el agarre de las pezuñas del animal al asfalto. Asimismo, todas las madrugadas se realiza una limpieza profunda, tras la que se prohíbe sacar vidrio o basuras tanto al recorrido como a las calles que lo cruzan de manera transversal.

Por cierto, que este año, la Policía Municipal de Pamplona ha solicitado a la autoridad aeroportuaria que restrinja las autorizaciones de vuelo de globos aerostáticos durante los encierros —entre las 7.30 y las 8.45— para evitar que interfieran en los sistemas de seguridad.

Los toros de la ganadería Jandilla en el tramo del Callejón, durante el quinto encierro.

Las mujeres no pudieron participar en el encierro hasta 1975 porque no se derogó el bando municipal que lo prohibía —fechado en 1867— hasta un año antes. Sin embargo, está costando que ellas participen. Hoy en día, se estima que solo el 6% son mozas. Eso sí, apunta Domeño, estos últimos años se está notando un incremento notable que es muy difícil de cuantificar porque “no hay una cámara que distinga entre hombres y mujeres”.

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