En entrevista con COSAS, Alberto Rebaza, presidente del Museo de Arte de Lima, anuncia la creación del MALI en la ciudad blanca y comparte su visión sobre el arte como eje de cohesión nacional.
Por: Mery Jiménez Heredia
Mientras Arequipa se prepara para recibir el X Congreso de la Lengua Española y una nueva edición del Hay Festival, el Museo de Arte de Lima (MALI) se alista para dar una buena noticia: la creación de su sede en la Casa del Moral, en la ciudad blanca, un proyecto que marcará un nuevo capítulo en la descentralización cultural del país.
“El propósito detrás de todo esto es devolver al país lo que como museo hemos recibido a través de piezas de nuestras colecciones que provienen de todas las zonas del Perú, mostrar el arte y la cultura peruana como un elemento de unión nacional”, explica Alberto Rebaza, presidente de la entidad.

Desde la Casa del Moral, el museo apostará por acercar el arte a nuevos públicos.
¿Cómo nació la idea de llevar el MALI a Arequipa?
Pensamos en muestras itinerantes para tener espacios en otras ciudades, pero hemos compartido este interés con mucha gente hasta que al final llegamos a un acuerdo con el Banco de Crédito del Perú (BCP) para hacer este espacio Casa del Moral en Arequipa, en el cual tendremos una parte de nuestra colección permanente, salas de muestras itinerantes, un espacio de la colección original, clases de arte y eventos. Sinceramente, creemos que va a ser una gran noticia y que va a remover la escena artística en Arequipa, además de ser una gran oportunidad para los artistas del sur del país, para la población en general y para nosotros como museo al conectar con una zona tan importante.
¿Para cuándo está prevista la inauguración?
Si bien la casa del Moral está en muy buen estado, tenemos que hacer ajustes de luces y algunos temas de infraestructura. Esto es para el próximo año, pero estamos enrumbados en ese camino.
¿Ya han proyectado algunas muestras para este espacio?
Estamos barajando varias opciones. Evidentemente, la parte de la colección permanente del MALI también queremos que sea transversal. Será en espacios más pequeños, por supuesto, pero con una muestra representativa que abarque desde piezas precolombinas hasta arte contemporáneo, lo cual va a ser muy interesante.
En cuanto a las muestras temporales, creemos que lo que se haga inicialmente sea algo bastante contemporáneo, porque Arequipa es un gran centro de cultura y ese enfoque podría marcar la diferencia. Pero, por ahora, todavía no hay nada definido.

Se espera que la nueva sede en la Casa del Moral sea autosostenible en el tiempo.
Con Sharon Lerner habían proyectado abrir un espacio de fotografía para el MALI Arequipa, ¿se ha logrado concretar?
Sí, Perú tiene una gran tradición fotográfica y hay grandes fotógrafos arequipeños, entonces Sharon había pensado en tener una muestra de arte fotográfico —no sé si comenzar con ella o no—, pero con mucho hincapié en la escena sur, no solo de Arequipa, sino también de Cusco, que tuvo tanta actividad con Chambi y todos sus colegas de aquella época.
¿Han pensado tener una junta local o patronato arequipeño?
Lo que estamos pensando es tener una sección en nuestro patronato para Arequipa, y que este nuevo espacio sea autosostenible, tanto por el apoyo del BCP como el del MALI y el Patronato. Entonces la idea sería tener un grupo de patronos arequipeños como yo, viviendo allá, o acá, o en otras partes del mundo, y que sea la base del apoyo.
¿Cuál sería la visión para este grupo?
Solventar, ayudar al funcionamiento del museo, y también ser el ojo local para muestras de artistas locales o aquellas que estén dentro del rango de interés de la audiencia arequipeña, que, además, ojo, es una audiencia muy internacional, porque la Casa del Moral queda entre Santa Catalina y la Plaza de Armas.

La artista Sara Flores con el bolso Lady Dior, un diseño inspirado en los trazos kené que ella misma creó. Como ella, otros artistas han expuesto en el MALI.
¿Podría replicarse este proyecto de expansión en otras regiones del país?
Evidentemente, Arequipa no es el objetivo final, es parte del objetivo. Nos encantaría continuar en otras ciudades. Imagínate un museo de arte en el norte o en la Amazonía. Cusco, por ejemplo, tiene museos precolombinos, pero no de arte contemporáneo. Y si los conectamos como centros de movimiento cultural, generarían reflexión sobre el arte, sobre el país, cultura en las personas y vínculos. Queremos hacerlo con calma y prudencia, hacerlo bien, pero sí llevar estos planes a otras zonas, incluso con muestras temporales itinerantes. Es complicado por la logística, encontrar lugares adecuados, pero es uno de nuestros grandes objetivos.
Y regresando al MALI en Lima y el impacto que tiene en la cultura, ¿qué muestras destacaría que hayan pasado por sus instalaciones y hayan dado la vuelta al mundo?
La muestra sobre arte incaico, que siguió a la de quipu, ha sido probablemente la más importante. El arte incaico es uno de los artes precolombinos sorprendentemente menos expuesto en muestras; por eso la consideramos fundamental. Recibimos aportes de otros museos en el Perú, de colecciones privadas; la hemos llevado a Argentina y está prevista para Estados Unidos.
También destacaría la exposición de Mario Testino, con récord de visitantes, las retrospectivas de arte contemporáneo y, más recientemente, la muestra de Sara Flores, quizá la más emblemática por el desarrollo que ha tenido su carrera en los últimos años.
Como ella, muchos han tenido la oportunidad de tener al MALI como la ventana que les ha permitido internacionalizarse. En tal sentido, ¿qué papel juega el museo en la proyección internacional del arte peruano en la actualidad?
Fundamental. Si nosotros no hinchamos por nuestros deportistas, ¿quién? Lo mismo pasa con el arte: los artistas necesitan su hinchada, que somos los coleccionistas peruanos, la gente interesada en el arte. Que el museo tenga un comité de adquisiciones y una colección contemporánea significa una certificación para esos artistas. Esa validación los impulsa en su carrera, los lleva a ferias, a colecciones y museos internacionales. Y si a eso se suman nuestras publicaciones y opiniones curatoriales, se genera un ecosistema de apoyo al arte peruano.

El arte como punto de unión entre peruanos: la visión de Alberto Rebaza desde el MALI.
El MALI ha hecho un trabajo muy interesante no solo en esa área, sino también en acercar el museo a la ciudadanía.
Efectivamente, hoy en día es una reflexión mundial acerca de que los museos no deben ser espacios para mostrar obras, colecciones, sino que sean el epicentro de una forma de la vida social de la ciudad, y eso significa que sea un espacio que viva, un espacio alegre, un espacio menos formal, más dinámico, más, yo diría hasta cierto punto, hasta adrenalínico.
Hay muchas actividades, programas de conferencias, clases de baile, la noche MALI y el concierto, el museo abierto, y la idea es que la gente vaya y lo disfrute. Hemos tomado un rol muy decidido en esto, en ser un espacio abierto para todos, peruanos, limeños, extranjeros y que sea en sí mismo un destino.
¿Cómo definiría su trabajo en el MALI desde que ha asumido la presidencia?
Mi objetivo como MALI es hacer que el arte y la cultura peruana se conozca cada vez más y nos permita fundirnos más entre los peruanos. Yo estoy convencido de que el arte y la cultura son un punto de unión entre nosotros, incluso más importante que la gastronomía. Y buscamos fortalecer la organización desde lo administrativo, financiero e institucional, para que el museo sea sostenible y encare nuevos retos de forma realista.
¿Cuál considera que es el mayor reto que tiene la entidad?
Tenemos retos internos y externos. Internamente, lograr un nivel sólido de institucionalidad, orden financiero y planificación estratégica, continuando el gran trabajo de las directivas anteriores: Juan Carlos Verme y, antes de él, Walter Piazza. Externamente, el reto económico es evidente: en un país con inestabilidad política y poca cultura de filantropía, recaudar fondos no es fácil. Debemos fomentar la generosidad y la devolución al país de lo que hemos recibido. Además, aún falta que los colegios vean a los museos como parte esencial de la formación; seguimos en campaña para que los niños nos visiten.
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En entrevista con COSAS, Alberto Rebaza, presidente del Museo de Arte de Lima, anuncia la creación del MALI en la ciudad blanca y comparte su visión sobre el arte como eje de cohesión nacional. Por: Mery Jiménez Heredia Mientras Arequipa se prepara para recibir el X Congreso de la Lengua Española y una nueva edición
En entrevista con COSAS, Alberto Rebaza, presidente del Museo de Arte de Lima, anuncia la creación del MALI en la ciudad blanca y comparte su visión sobre el arte como eje de cohesión nacional.
Por: Mery Jiménez Heredia
Mientras Arequipa se prepara para recibir el X Congreso de la Lengua Española y una nueva edición del Hay Festival, el Museo de Arte de Lima (MALI) se alista para dar una buena noticia: la creación de su sede en la Casa del Moral, en la ciudad blanca, un proyecto que marcará un nuevo capítulo en la descentralización cultural del país.
“El propósito detrás de todo esto es devolver al país lo que como museo hemos recibido a través de piezas de nuestras colecciones que provienen de todas las zonas del Perú, mostrar el arte y la cultura peruana como un elemento de unión nacional”, explica Alberto Rebaza, presidente de la entidad.

Desde la Casa del Moral, el museo apostará por acercar el arte a nuevos públicos.
¿Cómo nació la idea de llevar el MALI a Arequipa?
Pensamos en muestras itinerantes para tener espacios en otras ciudades, pero hemos compartido este interés con mucha gente hasta que al final llegamos a un acuerdo con el Banco de Crédito del Perú (BCP) para hacer este espacio Casa del Moral en Arequipa, en el cual tendremos una parte de nuestra colección permanente, salas de muestras itinerantes, un espacio de la colección original, clases de arte y eventos. Sinceramente, creemos que va a ser una gran noticia y que va a remover la escena artística en Arequipa, además de ser una gran oportunidad para los artistas del sur del país, para la población en general y para nosotros como museo al conectar con una zona tan importante.
¿Para cuándo está prevista la inauguración?
Si bien la casa del Moral está en muy buen estado, tenemos que hacer ajustes de luces y algunos temas de infraestructura. Esto es para el próximo año, pero estamos enrumbados en ese camino.
¿Ya han proyectado algunas muestras para este espacio?
Estamos barajando varias opciones. Evidentemente, la parte de la colección permanente del MALI también queremos que sea transversal. Será en espacios más pequeños, por supuesto, pero con una muestra representativa que abarque desde piezas precolombinas hasta arte contemporáneo, lo cual va a ser muy interesante.
En cuanto a las muestras temporales, creemos que lo que se haga inicialmente sea algo bastante contemporáneo, porque Arequipa es un gran centro de cultura y ese enfoque podría marcar la diferencia. Pero, por ahora, todavía no hay nada definido.

Se espera que la nueva sede en la Casa del Moral sea autosostenible en el tiempo.
Con Sharon Lerner habían proyectado abrir un espacio de fotografía para el MALI Arequipa, ¿se ha logrado concretar?
Sí, Perú tiene una gran tradición fotográfica y hay grandes fotógrafos arequipeños, entonces Sharon había pensado en tener una muestra de arte fotográfico —no sé si comenzar con ella o no—, pero con mucho hincapié en la escena sur, no solo de Arequipa, sino también de Cusco, que tuvo tanta actividad con Chambi y todos sus colegas de aquella época.
¿Han pensado tener una junta local o patronato arequipeño?
Lo que estamos pensando es tener una sección en nuestro patronato para Arequipa, y que este nuevo espacio sea autosostenible, tanto por el apoyo del BCP como el del MALI y el Patronato. Entonces la idea sería tener un grupo de patronos arequipeños como yo, viviendo allá, o acá, o en otras partes del mundo, y que sea la base del apoyo.
¿Cuál sería la visión para este grupo?
Solventar, ayudar al funcionamiento del museo, y también ser el ojo local para muestras de artistas locales o aquellas que estén dentro del rango de interés de la audiencia arequipeña, que, además, ojo, es una audiencia muy internacional, porque la Casa del Moral queda entre Santa Catalina y la Plaza de Armas.

La artista Sara Flores con el bolso Lady Dior, un diseño inspirado en los trazos kené que ella misma creó. Como ella, otros artistas han expuesto en el MALI.
¿Podría replicarse este proyecto de expansión en otras regiones del país?
Evidentemente, Arequipa no es el objetivo final, es parte del objetivo. Nos encantaría continuar en otras ciudades. Imagínate un museo de arte en el norte o en la Amazonía. Cusco, por ejemplo, tiene museos precolombinos, pero no de arte contemporáneo. Y si los conectamos como centros de movimiento cultural, generarían reflexión sobre el arte, sobre el país, cultura en las personas y vínculos. Queremos hacerlo con calma y prudencia, hacerlo bien, pero sí llevar estos planes a otras zonas, incluso con muestras temporales itinerantes. Es complicado por la logística, encontrar lugares adecuados, pero es uno de nuestros grandes objetivos.
Y regresando al MALI en Lima y el impacto que tiene en la cultura, ¿qué muestras destacaría que hayan pasado por sus instalaciones y hayan dado la vuelta al mundo?
La muestra sobre arte incaico, que siguió a la de quipu, ha sido probablemente la más importante. El arte incaico es uno de los artes precolombinos sorprendentemente menos expuesto en muestras; por eso la consideramos fundamental. Recibimos aportes de otros museos en el Perú, de colecciones privadas; la hemos llevado a Argentina y está prevista para Estados Unidos.
También destacaría la exposición de Mario Testino, con récord de visitantes, las retrospectivas de arte contemporáneo y, más recientemente, la muestra de Sara Flores, quizá la más emblemática por el desarrollo que ha tenido su carrera en los últimos años.
Como ella, muchos han tenido la oportunidad de tener al MALI como la ventana que les ha permitido internacionalizarse. En tal sentido, ¿qué papel juega el museo en la proyección internacional del arte peruano en la actualidad?
Fundamental. Si nosotros no hinchamos por nuestros deportistas, ¿quién? Lo mismo pasa con el arte: los artistas necesitan su hinchada, que somos los coleccionistas peruanos, la gente interesada en el arte. Que el museo tenga un comité de adquisiciones y una colección contemporánea significa una certificación para esos artistas. Esa validación los impulsa en su carrera, los lleva a ferias, a colecciones y museos internacionales. Y si a eso se suman nuestras publicaciones y opiniones curatoriales, se genera un ecosistema de apoyo al arte peruano.

El arte como punto de unión entre peruanos: la visión de Alberto Rebaza desde el MALI.
El MALI ha hecho un trabajo muy interesante no solo en esa área, sino también en acercar el museo a la ciudadanía.
Efectivamente, hoy en día es una reflexión mundial acerca de que los museos no deben ser espacios para mostrar obras, colecciones, sino que sean el epicentro de una forma de la vida social de la ciudad, y eso significa que sea un espacio que viva, un espacio alegre, un espacio menos formal, más dinámico, más, yo diría hasta cierto punto, hasta adrenalínico.
Hay muchas actividades, programas de conferencias, clases de baile, la noche MALI y el concierto, el museo abierto, y la idea es que la gente vaya y lo disfrute. Hemos tomado un rol muy decidido en esto, en ser un espacio abierto para todos, peruanos, limeños, extranjeros y que sea en sí mismo un destino.
¿Cómo definiría su trabajo en el MALI desde que ha asumido la presidencia?
Mi objetivo como MALI es hacer que el arte y la cultura peruana se conozca cada vez más y nos permita fundirnos más entre los peruanos. Yo estoy convencido de que el arte y la cultura son un punto de unión entre nosotros, incluso más importante que la gastronomía. Y buscamos fortalecer la organización desde lo administrativo, financiero e institucional, para que el museo sea sostenible y encare nuevos retos de forma realista.
¿Cuál considera que es el mayor reto que tiene la entidad?
Tenemos retos internos y externos. Internamente, lograr un nivel sólido de institucionalidad, orden financiero y planificación estratégica, continuando el gran trabajo de las directivas anteriores: Juan Carlos Verme y, antes de él, Walter Piazza. Externamente, el reto económico es evidente: en un país con inestabilidad política y poca cultura de filantropía, recaudar fondos no es fácil. Debemos fomentar la generosidad y la devolución al país de lo que hemos recibido. Además, aún falta que los colegios vean a los museos como parte esencial de la formación; seguimos en campaña para que los niños nos visiten.
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