Este miércoles, a dos días de que la Galería de las Colecciones Reales cumpla su segundo aniversario, una treintena de trabajadores que cumplen funciones de atención al público, se han concentrado a las puertas del museo madrileño para protestar por una posible reducción de puestos de trabajo en los próximos meses. Al grito de “Galería de las miserias Reales” o “Patrimonio del demonio”, representantes de los 143 empleados que se dedican actualmente a la atención al público, todos ellos subcontratados por las tres empresas que gestionan desde junio de 2022 este personal (Integra, MagmaCultura y Esatur), han acusado a Patrimonio Nacional, organismo del que depende el centro, de propiciar “el despido de muchas personas” al no renovar el contrato con estas empresas y lanzar un nuevo concurso público para adjudicar el servicio a una sola compañía.
El personal de atención al visitante teme que el nuevo concurso público lanzado por Patrimonio Nacional derive en despidos, mientras que el organismo lo niega
Este miércoles, a dos días de que la Galería de las Colecciones Reales cumpla su segundo aniversario, una treintena de trabajadores que cumplen funciones de atención al público, se han concentrado a las puertas del museo madrileño para protestar por una posible reducción de puestos de trabajo en los próximos meses. Al grito de “Galería de las miserias Reales” o “Patrimonio del demonio”, representantes de los 143 empleados que se dedican actualmente a la atención al público, todos ellos subcontratados por las tres empresas que gestionan desde junio de 2022 este personal (Integra, MagmaCultura y Esatur), han acusado a Patrimonio Nacional, organismo del que depende el centro, de propiciar “el despido de muchas personas” al no renovar el contrato con estas empresas y lanzar un nuevo concurso público para adjudicar el servicio a una sola compañía.
“En estos momentos los respectivos contratos están próximos a terminar [en septiembre], por lo que parece oportuno proceder a una nueva licitación que comprenda la totalidad de ellos, es decir, desde la venta de billetes, información al visitante, acompañamiento, etc., hasta organización de actividades educativas […]”, se lee en la justificación del nuevo expediente, al que ha tenido acceso EL PAÍS. Este nuevo contrato entrará en vigor en octubre de este año.
El problema, aseguran desde el sindicato de trabajadores de la empresa, es que en el nuevo pliego solo hay disponibles 60 jornadas completas, lo que resulta, cuentan, en una oferta muy escasa para el número de trabajadores ahora contratados. Patrimonio Nacional asegura que es “una institución seria que cumple con todas sus obligaciones de subrogación, y subrogará a todos los trabajadores de la plantilla”. Los 143 trabajadores ahora contratados (unos cuantos de baja y sus respectivos suplentes) aparecen en el nuevo friso de prescripciones técnicas para la contratación del servicio. Hace unas semanas Patrimonio había excluido, “por un error administrativo”, justifican, a 85 trabajadores de una de las empresas, todos auxiliares de sala con alguna discapacidad, pero después de las protestas enmendaron el error y los incluyeron.
Hoy solo tres de los trabajadores ahora contratados cumplen con el turno completo. El resto varía con distintos porcentajes de la jornada laboral: cinco, tres o incluso seis horas de trabajo. Es decir, un solo puesto de trabajo, como es habitual, suele ocuparlo más de una persona. Para entender mejor el conflicto hace falta recurrir al número de jornadas laborales disponibles en el nuevo pliego y compararlo con las horas que actualmente trabajan los 143 empleados que figuran en las listas de subrogación. Según los cálculos del sindicato “avalados por el equipo legal de Comisiones Obreras”, los subrogables del museo, quitando ya la duplicación de las bajas y sus suplentes, acumulan 81 jornadas de trabajo completas. Es decir, faltarían 21 en el nuevo pliego para acomodar a todos los trabajadores ahora contratados. ¿En cuántos despidos se traduciría? “No lo sabemos, pero es evidente que no hay espacio para todos”, aseguran en CC OO.
Patrimonio Nacional, sin embargo, niega que se hayan reducido los puestos: “Podemos confirmar que la suma de los puestos ofrecidos en los tres anteriores contratos es exactamente la misma que los que se ofrecen ahora”. Luego la distribución de los trabajadores en los distintos puestos dependerá exclusivamente de la empresa ganadora del concurso. “Nosotros cumplimos con nuestra obligación de subrogar a todos nuestros trabajadores. Después, no podemos controlar lo que suceda con la nueva empresa”, aseguran. Las empresas ahora contratadas no han querido dar declaraciones y los tres pliegos de hace dos años no han sido compartidos.

Aunque Patrimonio asegura mantener “un diálogo constante con los sindicatos”, los trabajadores reunidos este miércoles a las afueras del edificio lo niegan. “A nosotros nadie nos explica nada. Solo dicen que no entendemos el friso y que es culpa nuestra, no hay ninguna justificación. Lo que creemos es que quieren deshacerse de muchos de estos empleados con discapacidad por ‘no ser aptos’. Además, acudimos a los servicios de medición y arbitraje de la Comunidad de Madrid para negociar, pero Patrimonio [que al no ser el empleador directo no tiene la obligación de hacerlo] no se sentó en la mesa. Ahí nos han dicho que lo más probable es que se haga la subrogación de todos, pero que en octubre la nueva empresa haga un ERE”, cuenta Ángela Bellón, taquillera y representante del sindicato.
“De hecho, no hemos podido hacer huelga y somos tan pocos aquí porque nos exigían servicios mínimos del 75%, no hubiera podido hacerla nadie”, tercia Sonia Molina, también taquillera. Ambas denuncian que la Galería, para hacer la criba de personal, ha añadido requisitos a la nueva oferta que no muchos de los empleados actuales cumplen, como una certificación B2 en inglés. “Hemos hecho las cuentas y solo ocho trabajadores de Integra [los auxiliares de sala con alguna discapacidad] hablan inglés”, cuenta Bellón.
La Galería cumplirá dos años el próximo 28 de julio y hasta ahora no ha tenido tantos visitantes como pronosticaba. El año pasado sus pasillos recibieron a 648.209 visitantes, unos 1.776 al día, cuando el objetivo era que entrase el mismo número de personas que en el Palacio Real, que alcanza alrededor del millón y medio. Aunque eso, cuenta Bellón, no justifica los posibles despidos: “Es el trabajo de muchísimas personas y además es un trabajo necesario porque, aunque la Galería haya recibido un número de visitantes menor del que se esperaba, sigue siendo un edificio muy grande que visitan muchas personas y todo el personal es necesario”.
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