San Isidro 2025, declive del toro, desaparición del tercio de varas, tendidos hasta la bandera… y Morante

Corrida de la Prensa, el pasado 28 de mayo, en Las Ventas.

Que el jurado taurino de Plaza 1, la empresa de la plaza de Las Ventas, compuesto por periodistas especializados, eligiera a Alejandro Talavante triunfador de la Feria de San Isidro por su salida a hombros el 9 de mayo da una idea del momento que vive la fiesta de los toros.

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El toro Brigadier, de Pedraza de Yeltes, acude al caballo del picador Borja Lorente. No más de media docena de ejemplares notables entre 174 reses lidiadas, extrema generosidad de los espectadores y muchos matadores pegapases conformaron el largo ciclo madrileño  

Que el jurado taurino de Plaza 1, la empresa de la plaza de Las Ventas, compuesto por periodistas especializados, eligiera a Alejandro Talavante triunfador de la Feria de San Isidro por su salida a hombros el 9 de mayo da una idea del momento que vive la fiesta de los toros.

Al menos, el jurado de Telemadrid se ha decantado por unanimidad por Morante de la Puebla, algo evidente, y ha optado por el toro Frenoso, de Victoriano del Río, como el mejor de la feria.

Quince tardes de ‘no hay billetes’ de un total de 26 festejos (no cuentan dos más en las corridas de Beneficencia y la In memoriam) son muchos llenos, que suponen una sana satisfacción para todos los amantes de la tauromaquia, una alegría pletórica para los empresarios y un disgusto de los gordos para los enemigos de la fiesta. En total, 576.228 espectadores han pasado este mes de mayo por la plaza de Las Ventas, entre los que son mayoría los 17.536 abonados diarios.

Pero en el toreo no todo es aritmética; el número de espectadores no inclina la balanza de la integridad, la emoción y la pureza del espectáculo hacia un lado u otro, y, a veces, como en este caso, tampoco las orejas.

En el toreo no todo es aritmética; los carteles de ‘no hay billetes’ no garantizan la integridad, la emoción y la pureza del espectáculo

Son otros los ingredientes fundamentales, como el toro, los toreros y la calidad de los que se sientan en los tendidos, incluidos los periodistas.

Se han lidiado 174 toros a lo largo del ciclo, incluidos los seis de Beneficencia, y ni uno solo de todos ellos se puede destacar como verdaderamente bravo y noble en los tres tercios. Ni uno.

En distintos jurados han sonado dos nombres: Brigadier, de Pedraza de Yeltes, lidiado el 14 de mayo por Isaac Fonseca, y Frenoso, de Victoriano del Río, que completó el día 16 la corrida de Puerto de San Lorenzo, y fue lidiado por Fernando Adrián. El primero fue de menos a más en varas y acudió largo y humillado en el tercer encuentro, galopó en banderillas, pero su comportamiento en la muleta fue noblote, sin fortaleza ni codicia; y el segundo cumplió simplemente en el caballo, pasó desapercibido en el segundo tercio y tuvo movilidad y casta al final.

Junto a estos, algunos otros nombres como Misterio, de Victoriano del Río; Amargado, de Fuente Ymbro; Pomposico, de José Enrique Fraile de Valdefresno; Alabardero, de Victoriano del Río; Torbellino, de Torrealta; Comisario, de Fuente Ymbro, y Gestor, de El Parralejo.

El toro Brigadier, de Pedraza de Yeltes, acude al caballo del picador Borja Lorente.

A tenor de estos datos, la ganadería de Victoriano del Río ha sido la más sobresaliente de la feria porque ha lidiado varios toros que han destacado sobre el resto.

Pero si se tiene en cuenta que en San Isidro se anuncia lo mejor que se cría en el campo bravo, habría que concluir que el toro padece un preocupante declive.

La mayor parte de ellos salieron picados al ruedo, con lo que la suerte de varas se convirtió en un mero trámite que ha perdido todo su sentido, y es casi un milagro que un toro humille y empuje en el caballo. La razón sería que el ganadero selecciona prioritariamente para la duración del animal en la muleta, con lo que se hurta un tercio fundamental de la lidia. Pero tampoco en la muleta ha habido muchos toros sobresalientes; por encima de la encastada nobleza han proliferado la sosería y la falta de fuerzas.

¿Y los toreros? Afirma un buen aficionado que habría que diferenciar entre toreros y artistas; y se podría añadir un tercer nivel: matadores de toros.

En el ciclo de 26 festejos se han cortado 17 orejas (entre ellas, 4 los rejoneadores y una el novillero Aaron Palacio), y 13 toreros han dado una vuelta al ruedo.

Muchos toros salieron ‘picados’ al ruedo, con lo que la suerte de varas se convirtió en un mero trámite, y es un milagro que un animal humille y empuje en el caballo

Es un hecho que Morante rompió la feria el 28 de mayo, cambió su fisonomía y tuvo la osadía de enseñar al mundo la belleza del toreo. Y esa lección es un descubrimiento extraordinario, pero también un serio contratiempo. Una de las limitaciones del ser humano es su afán por establecer firmes conceptos en base a una permanente y, por lo general, inapropiada comparación, y ha resultado evidente que el ejercicio de este parámetro ha perjudicado al resto del escalafón. Sin pretenderlo, la grandeza de Morante ha desmitificado a sus compañeros.

Es entonces cuando se establece la diferencia entre toreros y artistas, que se confundieron el día que a la lidia se le llamó el arte del toreo, y todo el que se vistió de luces adquirió por derecho la condición de artista.

Pero la realidad demuestra que no es así; se puede dominar la técnica, se puede ser valiente y cabal, y carecer del misterio que encierra la emoción, la sublimación y la transfiguración del encuentro entre un animal y un ser humano en un sentimiento.

Pero antes del acontecimiento de Morante ya se había puesto de manifiesto que en el escalafón actual abundan los toreros que saben dar pases, pero torean poco, que dominan la técnica, pero también las ventajas, que alargan las faenas y se muestran incapaces de irradiar emoción; y otros, que fueron capaces de atraer de verdad la atención de los tendidos, pero fallaron a la hora de matar. Y no hay que olvidar que los toreros y los artistas son, ante todo, matadores de toros.

El toreo de hoy está necesitado de artistas, porque esa es la demanda del toro que ahora se cría, se selecciona y se lidia; un animal tan noble que exige una muleta muy especial para llamar la atención.

A pesar de ello, hay nombres que han quedado en el recuerdo por distintos motivos más allá del torero de La Puebla, y son Fortes, Víctor Hernández, Clemente, Diego San Román, Juan de Castilla, el veterano Uceda Leal y el novillero Aaron Palacio, entre otros.

Y el público. Quién iba a imaginar durante la pandemia que solo unos pocos años más tarde se iba a colgar tantas tardes en la plaza de Las Ventas el cartel de ‘no hay billetes’. Pero, como todo en la vida, esa noticia impactante también encierra su vértice negativo: la mayoría de los nuevos espectadores, especialmente los más jóvenes, no ha tenido la oportunidad de aprender de sus mayores, desconoce los fundamentos básicos y distorsiona el desarrollo del espectáculo. Decididamente, en la vida no se puede tener todo.

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