La próxima semana, del 8 al 11 de mayo, Madrid celebra la tercera edición de Standarte, la feria de arte que ha logrado consolidarse como un punto de encuentro imprescindible para amantes del arte moderno y contemporáneo. Consolidada ya como cita de referencia, la organización apuesta este año por una nueva independencia fuera del calendario habitual del arte contemporáneo para reivindicar un espacio propio. Con una propuesta pensada para devolver protagonismo al arte moderno y un espacio cuidadosamente elegido que permite respirar tanto a las obras como a los visitantes, la feria exhibirá piezas de artistas de talla universal concebidas para ser contempladas sin prisa.
Este año, la cita se traslada a la Fundación Carlos de Amberes, en pleno barrio de Salamanca, para ofrecer al visitante un recorrido por más de 150 piezas originales, documentadas y catalogadas. Figuras de la talla de Pablo Picasso, Joan Miró, Joaquín Sorolla, Miquel Barceló, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Diego Rivera, Manolo Valdés y Antonio López componen una constelación artística que, sin artificios, apuesta por el rigor, la transversalidad y el gusto.
El contexto no es menor: Standarte se celebra por primera vez desligada del marco de ARCO, lo que permite ubicarla en plena primavera madrileña, con un estilo propio que busca respirar a otro ritmo. Aquí no hay fuegos artificiales, sino luz natural, conversación reposada y una mirada hacia lo esencial: las obras. Lejos del frenesí comercial de las grandes ferias internacionales, Standarte seduce por la calidad silenciosa de sus propuestas.
La participación de seis galerías, todas ellas seleccionadas con lupa, garantiza esa altura. Entre ellas destaca la incorporación de Mayoral, una de las galerías más potentes del circuito internacional, que presenta el Homenaje a Antonio Machado (1965) de Joan Miró, una pieza que condensa en su lenguaje colorista y simbólico la esencia misma del artista catalán. La obra, con su homenaje al poeta del 98, añade una capa lírica al conjunto de la muestra.
También se suma Lorenart, con sede en Madrid desde los años 80, y su delicado Interior con niño de Joaquín Sorolla (1890), un lienzo de pequeño formato que revela la maestría del pintor en su etapa más íntima y realista, anterior al despliegue de luz mediterránea que le haría célebre. No se trata aquí de mostrar piezas menores, sino de elegir momentos clave dentro de trayectorias legendarias, obras con alma propia.
Entre las novedades, BIM Heritage, desde Barcelona, presenta Haircutter Bird (2007) de Edgar Plans, autor de proyección internacional cuyo estilo, entre el cómic, el arte urbano y la ilustración, ha despertado interés en mercados tan exigentes como el asiático o el estadounidense. La inclusión de una pieza suya aporta a la feria un soplo de contemporaneidad sin romper el hilo conductor de excelencia.

J. Bagot, galería especializada en arte antiguo, también contribuirá a esa visión transversal del arte que caracteriza a Standarte. En esta edición presenta una obra de Antonio López (Bodegón cerca del pueblo, 1959), testimonio del rigor austero y silencioso que ha convertido al manchego en un referente incontestable de la pintura figurativa. Una pieza que dialoga con el pasado sin perder su contundente actualidad.
La galería Jordi Pascual, también barcelonesa, refuerza la apuesta por el arte moderno con una obra de Hans Hartung (T1971-E9), figura clave en la abstracción europea del siglo XX, conocido por su expresividad gestual y su innovación técnica. Por su parte, Astarloa –veterana galería bilbaína especializada en libros, arte y antigüedades– presenta una delicada técnica mixta sobre papel de Wifredo Lam, cuyo universo plástico fusiona vanguardia europea y espiritualidad afrocubana con una potencia visual inconfundible.
A todos estos ingredientes se suma una experiencia sensorial que eleva la propuesta: cada tarde, los asistentes podrán disfrutar de una degustación de vinos riojanos seleccionados por la bodega Cornelio Dinastía, en una fusión entre arte y enología que añade un valor intangible a la visita. El formato busca atraer tanto a coleccionistas como a curiosos, entendiendo el arte no sólo como objeto de inversión a largo plazo y valor refugio –especialmente cuando se trata de artistas tan reconocidos–, sino también como vivencia y patrimonio compartido.
Detrás de Standarte están Mercè y Oti Camps, dos hermanas con una profunda tradición familiar en el mundo del arte y la antigüedad. Con Art Camps como plataforma, han sabido construir algo más que una feria: un nuevo nexo cultural entre Barcelona y Madrid, dos ciudades a menudo enfrentadas en lo político o lo deportivo, pero aquí unidas por el arte y el deseo compartido de contemplar –y tal vez adquirir– algunos fragmentos esenciales de la historia del arte moderno que se exhibirán en Standarte. Su apuesta es clara: reivindicar los clásicos del siglo XX ante un entorno cultural que parece haberlos relevado por el arte contemporáneo, y otorgar a la hermosa primavera madrileña un poquito más de belleza, si es que cupiera.
La próxima semana, del 8 al 11 de mayo, Madrid celebra la tercera edición de Standarte, la feria de arte que ha logrado consolidarse como un
La próxima semana, del 8 al 11 de mayo, Madrid celebra la tercera edición de Standarte, la feria de arte que ha logrado consolidarse como un punto de encuentro imprescindible para amantes del arte moderno y contemporáneo. Consolidada ya como cita de referencia, la organización apuesta este año por una nueva independencia fuera del calendario habitual del arte contemporáneo para reivindicar un espacio propio. Con una propuesta pensada para devolver protagonismo al arte moderno y un espacio cuidadosamente elegido que permite respirar tanto a las obras como a los visitantes, la feria exhibirá piezas de artistas de talla universal concebidas para ser contempladas sin prisa.
Este año, la cita se traslada a la Fundación Carlos de Amberes, en pleno barrio de Salamanca, para ofrecer al visitante un recorrido por más de 150 piezas originales, documentadas y catalogadas. Figuras de la talla de Pablo Picasso, Joan Miró, Joaquín Sorolla, Miquel Barceló, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Diego Rivera, Manolo Valdés y Antonio López componen una constelación artística que, sin artificios, apuesta por el rigor, la transversalidad y el gusto.
El contexto no es menor: Standarte se celebra por primera vez desligada del marco de ARCO, lo que permite ubicarla en plena primavera madrileña, con un estilo propio que busca respirar a otro ritmo. Aquí no hay fuegos artificiales, sino luz natural, conversación reposada y una mirada hacia lo esencial: las obras. Lejos del frenesí comercial de las grandes ferias internacionales, Standarte seduce por la calidad silenciosa de sus propuestas.
La participación de seis galerías, todas ellas seleccionadas con lupa, garantiza esa altura. Entre ellas destaca la incorporación de Mayoral, una de las galerías más potentes del circuito internacional, que presenta el Homenaje a Antonio Machado (1965) de Joan Miró, una pieza que condensa en su lenguaje colorista y simbólico la esencia misma del artista catalán. La obra, con su homenaje al poeta del 98, añade una capa lírica al conjunto de la muestra.
También se suma Lorenart, con sede en Madrid desde los años 80, y su delicado Interior con niño de Joaquín Sorolla (1890), un lienzo de pequeño formato que revela la maestría del pintor en su etapa más íntima y realista, anterior al despliegue de luz mediterránea que le haría célebre. No se trata aquí de mostrar piezas menores, sino de elegir momentos clave dentro de trayectorias legendarias, obras con alma propia.
Entre las novedades, BIM Heritage, desde Barcelona, presenta Haircutter Bird (2007) de Edgar Plans, autor de proyección internacional cuyo estilo, entre el cómic, el arte urbano y la ilustración, ha despertado interés en mercados tan exigentes como el asiático o el estadounidense. La inclusión de una pieza suya aporta a la feria un soplo de contemporaneidad sin romper el hilo conductor de excelencia.

J. Bagot, galería especializada en arte antiguo, también contribuirá a esa visión transversal del arte que caracteriza a Standarte. En esta edición presenta una obra de Antonio López (Bodegón cerca del pueblo, 1959), testimonio del rigor austero y silencioso que ha convertido al manchego en un referente incontestable de la pintura figurativa. Una pieza que dialoga con el pasado sin perder su contundente actualidad.
La galería Jordi Pascual, también barcelonesa, refuerza la apuesta por el arte moderno con una obra de Hans Hartung (T1971-E9), figura clave en la abstracción europea del siglo XX, conocido por su expresividad gestual y su innovación técnica. Por su parte, Astarloa –veterana galería bilbaína especializada en libros, arte y antigüedades– presenta una delicada técnica mixta sobre papel de Wifredo Lam, cuyo universo plástico fusiona vanguardia europea y espiritualidad afrocubana con una potencia visual inconfundible.
A todos estos ingredientes se suma una experiencia sensorial que eleva la propuesta: cada tarde, los asistentes podrán disfrutar de una degustación de vinos riojanos seleccionados por la bodega Cornelio Dinastía, en una fusión entre arte y enología que añade un valor intangible a la visita. El formato busca atraer tanto a coleccionistas como a curiosos, entendiendo el arte no sólo como objeto de inversión a largo plazo y valor refugio –especialmente cuando se trata de artistas tan reconocidos–, sino también como vivencia y patrimonio compartido.
Detrás de Standarte están Mercè y Oti Camps, dos hermanas con una profunda tradición familiar en el mundo del arte y la antigüedad. Con Art Camps como plataforma, han sabido construir algo más que una feria: un nuevo nexo cultural entre Barcelona y Madrid, dos ciudades a menudo enfrentadas en lo político o lo deportivo, pero aquí unidas por el arte y el deseo compartido de contemplar –y tal vez adquirir– algunos fragmentos esenciales de la historia del arte moderno que se exhibirán en Standarte. Su apuesta es clara: reivindicar los clásicos del siglo XX ante un entorno cultural que parece haberlos relevado por el arte contemporáneo, y otorgar a la hermosa primavera madrileña un poquito más de belleza, si es que cupiera.
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