«Puedes preguntarme lo que quieras, no tengo problemas en hablar de nada». Soraya Arnelas (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1982), conocida artísticamente sin su apellido, se sienta en THE OBJECTIVE sonriente, perfumando el estudio con una esencia de talco puro que acaba de descubrir. Han pasado 20 años desde que concursó en Operación Triunfo y empezó a dedicarse a la música, y seis desde que compitió por España en Eurovisión con La noche es para mí. Ahora, reedita esa misma canción con nuevos arreglos y prepara un nuevo disco. De nada tuvo problemas en hablar, en efecto, incluida la experiencia de perder un bebé el año pasado. De aquel dolor nació Alas, que le sirvió para sanar, pero que no piensa cantar en directo, y una resolución: poner al mundo a bailar.
PREGUNTA.- Veinte años hace ya que te presentaste a Operación Triunfo, en su cuarta edición, estás reeditando La noche es para mí con nuevos arreglos y estás terminando un nuevo disco. ¿Qué balance haces de estas dos décadas de trabajo?
RESPUESTA.- Tú lo has dicho; esa palabra es mi palabra: trabajo. En estas dos décadas he hecho muchas cosas, pero hay una palabra por encima de todas: trabajo. No he parado nunca de trabajar. A través del trabajo una madura, una vive su vida. He sido madre, me he casado, he viajado, he vivido muchas experiencias. Pero esa palabra, trabajo, está siempre en todo lo que hago.
P.- ¿El paso del tiempo en esta profesión es duro, es un tabú? ¿Tú cómo lo llevas?
R.- Yo te diría que es un fifty-fifty. A pesar de que ahora se está hablando mucho del edadismo, también hay una parte buena, porque yo siento que con una edad, con una madurez, con una familia, me toman más en serio que cuando comencé mi carrera. Según como se mire, el peso de tu carrera, de tus experiencias, tu bagaje, te da una posición que la juventud te quita. Si estamos hablando de respeto, vamos a decirlo así, en el mercado, siento que a mí se me respeta más cuanto más pasa el tiempo. Ahora, si estamos hablando desde un punto de vista físico, de contrataciones y tal, pues todo depende de cómo madures o cómo vayas envejeciendo. Yo me cuido, hago deporte, trato de ir con las tendencias y de estar un poco en lo que va sucediendo, que esto es una opción, que cada una o cada uno puede elegir hacerlo o no; a mí me gusta, me gusta refrescarme, renovarme y eso al final también implica que en las contrataciones esto también se tenga en cuenta. Es real.
P.- Has dicho algo que me parece muy interesante, porque lo has relacionado con la maternidad. Ser madre…
R.- Es una titulación.
«Siento que se me respeta más cuanto más pasa el tiempo»
P.- Que tampoco se se tiene tanto en cuenta o cuando se tiene en cuenta, es para decir que puede perjudicar una carrera. En tu caso, por lo que dices, todo lo contrario.
R.- Sí, pero todo tiene sus matices. Me acuerdo que cuando me quedé embarazada de mi primera hija, de Manuela, se me cayeron contratos, y esto yo lo he hablado públicamente. Sí que es verdad que ser madre me da como una madurez en la que mucha gente me mira con otros ojos. Sienten que ya no hablan con una niña, hablan con una mujer, da una titulación especial.

P.- A lo largo de estos 20 años has evolucionado cada vez más a la música disco, a la música dance. ¿Esto ha sido una opción personal? ¿En qué te fijas para ir evolucionando? ¿Las tendencias, el mercado, lo que te va pidiendo el cuerpo?
R.- Yo solamente me guío por lo que siento. Yo no doy puntada sin hilo. Toda mi primera etapa, mis casi 14 primeros años de carrera hice música sobre todo electrónica, de baile en inglés, en español, quería pasármelo bien. Era un poco el reflejo de mi juventud, de querer viajar, de disfrutar. En el momento en que me quedo embarazada, en el momento en que nacen mis hijas, de repente asumo una responsabilidad, sobre todo con las letras de mis canciones. Ahí es como que quiero expresar todo lo que he vivido, condensar en esas letras muchas emociones, muchos miedos, mucho de todo. Te humaniza, empatizas con padres y madres del mundo, con tus propios padres. Hay una cosa muy especial. Y así he estado hasta que nació Olivia. De repente, a principios de este año, perdí un bebé, y he tenido que vivir un proceso interno muy fuerte. Sufrí tanto en aquel momento, que ahora lo que me está pidiendo el cuerpo es volver a la música de baile. Necesito curarme a través de la música de baile, esas vibraciones, el ritmo, hacen que saques cosas. No me apetece ponerme a contar, cómo te diría, no me apetece ahondar mucho más en lo que he vivido. Creo que lo que expresé en Alas, que fue la canción que yo le escribí a mi bebé, contaba todo lo que yo sentía. Hice ese viaje astral hacia donde él estaba, hice las paces con ese capítulo de mi vida y ahora me apetece de nuevo volver a conectar con otra vida. También es que la música es terapia y el baile también lo es. Ahora me apetece sacar, me apetece bailar, me apetece volverme loca, me apetece arriesgar. Y coincide, encima, con los 20 años de carrera. Estoy viviendo un proceso muy simbólico. Estoy viviendo un momento para mí energéticamente muy potente. Ahora quiero bailar y quiero sacar fuerza.
P.- Bueno, has sacado tú el tema de Alas.
R.- Sí, podemos hablar.
P.- Has dicho que no vas a cantar esa canción en directo, que la soltaste y ya. El tema lo entiendo muy bien, porque también perdí un bebé, por la misma razón, por una razón médica. No sé si tienes esta sensación que yo tengo: hay un concepto, que es el aborto, que es un derecho y como tema no es ningún tabú, se puede hablar de ello cotidianamente, y sin embargo es un poco más difícil hablar del dolor y del duelo que sufre una mujer cuando pasa por ese proceso, sea voluntario o involuntario.
R.- Mira, si tuviéramos un debate en una sala con mujeres que hemos perdido un bebé y con mujeres que no han vivido ese proceso, obviamente las que hemos vivido el proceso lo miraríamos siempre de una manera mucho más diferente a las que no lo han vivido, o padres que han pasado por ello y padres que no han pasado por ello. Eso es así. Existen unas implicaciones emocionales que nos llevan a tomar unas decisiones que las otras personas no lo han vivido y toman otras decisiones. Todo lo que no sea en mi caso personal… A mí, tener que parar un embarazo tan deseado, un proyecto de vida, el comienzo de un nuevo proyecto en familia, a mí me hizo mucho daño. Y Lo entendí porque al final son razones médicas, yo no lo paré voluntariamente. A mí me implicó aquello un dolor que ha sido muy complicado de gestionar, y sigue siendo complicado. Hasta el día que me muera ese proceso lo voy a tener que encarar, a través de recuerdos, a través de conversaciones cotidianas. Es muy difícil. Yo he tenido la suerte de poder escribirlo en una canción y de alguna manera poder sacar un poquito, comunicarme a través de eso y empatizar con muchas familias. Pero nunca se puede llegar a a sentir algo si no lo has vivido, no puedes tomar una decisión cuando no la has vivido. Es muy banal, me suena un poco banal, sinceramente. Pero todo el respeto. También te digo que he aprendido a lo largo de mis 42 años de vida. Yo soy dueña de mi vida, soy dueña de mis decisiones, de mi familia. Hay un lema que mi madre siempre dice: ‘Vive y deja vivir’. A mí, mientras me respetéis lo que yo decida con mi vida, yo os respeto a vosotros. Así es que por favor, respetadme en mis decisiones.
P.- También has hablado de que te implicas cada vez más en el proceso de composición de canciones, y a lo largo de estos años se ha podido ver. ¿Cuál es tu proceso de trabajo, cómo es tu día a día?
R.- Algo tan natural como el día a día, como vivir. Yo creo que la mayor implicación que tú puedes tener con tu carrera es la determinación de vivir, de vivir cada día y ahorrar cuantas más experiencias posibles para luego poder contarlas en tu música, en tus canciones. Es verdad que yo no puedo escribir una canción si no la he sentido, por esa responsabilidad que tengo con mi carrera, con las historias, con la gente que me sigue. Entonces, escribir, cantar una canción que yo no he vivido en primera persona, he llegado al punto en que esto ya no va conmigo. Mis canciones salen de mi casa.
P.- Que te escriban una canción con la que no te sientes identificada, esto no.
R.– No. Yo puedo escribir con otras personas, pero no que escriban para mí una canción. Y en caso de que se hiciera, yo tendría que estar en ese proceso de alguna manera u otra. Me tienen que tener en cuenta. Al principio de mi carrera me podían decir: «Toma, esta canción va a ser buenísima, cántala». Y yo: ¿de qué habla? Bueno, pues a lo mejor mi implicación ha sido poca, pero creo que es un buen tema, vamos a hacerlo. Ahora esto ya no sucede. Mis canciones llevan mi sello personal, yo las compongo. De lo que ahí se habla es lo que yo siento o lo que he experimentado o lo que yo vivo. Esa es mi implicación máxima. Por lo tanto, tengo una responsabilidad con mi público, un público que ya no es un público joven, sino que es un público que es maduro como yo, con el que hay que hablar las cosas como se hablan, con respeto, y no banalmente. Esas canciones ya no van conmigo.

P.- Ya.
R.- La implicación es total. En este álbum nuevo, por ejemplo, hago brainstorming, yo escribo una redacción, es decir, elaboro una idea, hablo sobre algún tema. Luego entra la poesía o la rima de todas esas palabras. De todo ese texto que yo he escrito, voy eligiendo lo que más me ha impresionado, empiezan las rimas y luego ya se crea la música, la melodía. Pero todo empieza por una experiencia vital. Por eso hay que vivir.
P.- Y claro, tú sin haber tenido formación musical hasta que entraste al programa de televisión Operación Triunfo, aquella «academia exprés», por llamarla de alguna manera. ¿Qué aprendiste que te sorprendiera, que dijeras «No tenía ni idea de que esto pudiera ser así y la gente no lo sabe»? ¿Qué crees que la gente no ve y sí se aprende en ese concurso?
R.- Para comenzar, te diría que no es una academia, es una masterclass. Tienes que saber gestionar tus dotes artísticas, las que tengas, y, por otro lado, gestionar todo el proceso de eliminación, que eso es emocional puro, el estrés que vives, los nervios… En mi caso, nunca había cantado y esto es real. Al final la gente lo sabe. Yo venía de ser azafata de vuelo. Es verdad que en el colegio, de pequeña, había hecho alguna obra de teatro o alguna cosa así, pero era playback, yo no cantaba.
P.- Con esa voz desaprovechada.
R.- ¿Sabes qué me enseñó la academia? La academia me enseñó a utilizar esas herramientas que yo tenía para ponerlas en orden, para saber expresarlas y proyectarlas de la mejor manera posible. Mi caballo de batalla siempre fueron los nervios. El hecho de ponerme delante del público y de utilizar correctamente esas herramientas que yo tenía me causaba mucho estrés. Yo sufría mucho al principio, tenía que coger el micro con las dos manos, me temblaba todo. Pero llegaba un punto en el que cuando estaba cantando me sentía tan bien, que podía levitar y todo. O sea, era una cosa… Y empecé a acostumbrarme a ese cara a cara con el público y a sentirme cada vez más cómoda.
«Yo jamás voy a renegar de Operación Triunfo, y no, a mí nunca se me ha hecho de menos»
P.- Haber salido en un programa de televisión como ese podía ser un arma de doble filo. Había una fama brutal a la que os exponían a todos, y luego, claro, había que construir una carrera. La prueba es que tampoco tantos de los que pasaron por el concurso hicieron una carrera. ¿A ti te han hecho de menos, te han subestimado por haber salido de televisión?
R.- Cuando nosotros salimos de Operación Triunfo, había una especie de incomodidad en el mercado musical. Porque claro, era un programa que traía un share más o menos de cinco millones de personas, que seguían las galas. Era una exposición fácil. Podían decir: «Claro, es que como te han visto tantas personas, nosotros venimos de tener que trabajar, de ser súper desconocidos, de que nos conozcan en nuestro pueblo, en nuestra ciudad, cuatro personas, de hacer un montón de ensayos y tú de repente apareces en este programa…» Y es normal, puedes llegar a crear una incomodidad entre los compañeros. Eso pasaba, era real. Había compañeros muy potentes en el mercado en aquel momento a los que no les gustaba el efecto Operación Triunfo. Pero bueno, al fin y al cabo nosotros salíamos con una ilusión. Es verdad que no todos salieron con una carrera. Las discográficas en aquel momento apostaban por ciertas personas, con el olfato que ellos tenían, había algunas personas que por su personalidad o por su manera de subirse al escenario o por sus voces, tenían una serie de requisitos que les parecían rentables, vamos a decirlo así. Yo tuve la suerte de ser uno de ellos y no puedo más que dar gracias, porque si no hubiese sido por Operación Triunfo o por mi discográfica en aquel momento, Vale Music, yo no estaría en la posición en la que estoy ahora. No hubiese tenido la suerte de poder expresarme y sacar mis herramientas como artista. Yo jamás voy a renegar de Operación Triunfo. Y no, a mí nunca se me ha hecho de menos. De hecho, yo empaticé mucho en aquel momento, porque hice álbumes de los años 80, con lo cual estaba poniéndome a la altura de gente mayor. Me gané a un público que tenía esas reminiscencias ochenteras, noventeras, que era un público mayor que yo en aquel momento. Conecté con mucha gente, fue muy amplio, lo cual fue maravilloso. Yo cuando salí me sentí muy querida, y me acuerdo de la cantidad de promociones que me hice, firmas de discos… Para una niña como yo, que venía de un pueblo, que quería aprender, me hice una masterclass, es que fue increíble.

P.- Desde fuera podía parecer incluso cruel esa tensión psicológica a la que someten a los concursantes, en ese y en otros muchos programas.
R.- Pero yo estaba jugando. A mí me estaban dando el escenario perfecto. Yo venía queriendo eso toda mi vida y de repente el escenario de tu vida lo tienes ahí. Representé a España en el Festival de Eurovisión, he sido telonera de los Pet Shop Boys, he cantado en el escenario con Kylie Minogue, con Taio Cruz en Francia, he sido número uno en Francia, más allá de mis fronteras… He hecho cosas muy guays. Es que yo no puedo renegar de esto. Estoy feliz.
P.- ¿Quién es tu referente? ¿Cuál es tu artista favorito?
R.- A mí me pasa una cosa: tengo referentes de gente que me gusta escuchar, pero huyo completamente de las artistas que son punteras, no sé, una Lady Gaga, una Beyoncé, una Madonna. No me fijo nada en sus trabajos. Porque no quiero que me influyan, que vengan y que te digan: «Es que has copiado el videoclip». No. Yo no sé de ellas. Me encanta su trayectoria, las admiro por lo que han conseguido, pero de sus trabajos artísticos solo escucho, pero no veo. Pretendo que no me influyan mucho, o lo intento. Y bueno, al final coincides en cosas porque las tendencias son las que son y las tomas o las dejas. Pero yo tengo dentro de mí una esencia que necesita expresarse a su manera y no que le influya nada. Mis referentes son más masculinos. Por ejemplo, el cantante que más me gusta escuchar es Sting. No tiene nada que ver con lo que yo hago, pero yo me vinculo a él por algo emocional. Mi padre me lo ponía de pequeña. O Manolo García. Es algo generacional. Una Britney Spears me gusta mucho, los Backstreet Boys… En cuanto a lo actual, sí que es verdad que me da menos miedo mirar a las artistas de ahora porque no tengo mucho que ver con ellas, son otra generación. Yo no puedo pretender ahora tener 25 años, tengo 42, hay cosas que no voy a hacer. No me da miedo mirarlas, pero en las mías, mías, las que son de mi edad, es y vital, pretendo no fijarme mucho para que no me influyan tanto.
«Chanel ha sido el despertar de Eurovisión en España»
P.- Hablemos de Eurovisión. Te presentaste en 2009, quedaste en aquel momento no en muy buen lugar.
R.- Penúltima, penúltima.
P.- Sin embargo, la canción pegó y fue un éxito, se podría decir. ¿Habría algo de aquello que tú cambiarías? Y más importante: ¿podrías haber tenido posibilidad de cambiar algo? Porque da la impresión de que una vez en ese carril, no tienes mucho margen de decisión.
R.- Sí, sí, sí. Vamos a ver, yo cuando represento a España llevaba cuatro años cantando. Yo venía todavía en plan «hola, vengo a pasármelo bien». ¿Te apetece representar a España en el Festival de Eurovisión? «Claro, vamos». Para mí era un disfrute, no había nada que me incomodara. «Hay que hacer esto, hay que tirarse por aquí».
P.- El truco de magia, me han dicho que te pregunte, eso no fue tuyo.
R.- No, nada fue mío. Yo no pude hacer nada en mi proyecto Eurovisión, lo digo siempre. Nunca hice nada: la coreografía no era de mi agrado. Lo único que fue de mi agrado fue el mono, inspirado en un mono que sacó Britney Spears en un videoclip. Lo único que me gustó de todo ello era mi vestuario. Por lo demás, hice caso al grupo de personas que me guiaban, porque yo tenía que hacer caso también un equipo. Yo venía con una gran discográfica, con una apuesta económica muy importante. Es verdad que a mí me eligió el público, porque lo mío no fue a dedo. Yo estaba con Melody, ahí, ahí, ahí, al final me tocó a mí, pero no teníamos todas con nosotros, era el proceso muy abierto. Y cuando yo represento a España, cumplí con lo que me correspondía. Hice mi trabajo muy bien, fui a ensayar los dos meses que teníamos que ensayar día tras día. Eran horas. Ahí se trabajó, no te lo puedes imaginar. Incluso caer por la trampilla esa de mago, que nos la hizo un mago catalán, ahí te podías romper una pierna perfectamente porque tenías que caer de rodillas. Había muchas cosas implícitas que la gente no lo ve, hay un trabajo de fondo, pero la propuesta que yo llevé ese año no era mi favorita. ¿Qué hubiera cambiado? Todo, menos mi traje, todo. Hubiera hecho obviamente una coreografía mucho más comercial, sin tener que dar piruetas ni vueltas. Yo hubiera llevado solamente bailarines, no hubiera llevado coristas, no tenía sentido. Yo quería hacer algo más vendible, algo más potente visualmente, pero así fue lo que de alguna manera me hicieron llevar y no me importó.
P.- De los últimos años, de las últimas ediciones, ¿hay alguna con la que hayas dicho: «Esto es»?
R.- Chanel. Yo lo que quiero hacer es bailar a la gente, quiero que la gente se lo pase bien, quiero algo visual, algo potente. Y Chanel es la puesta en escena perfecta. Es tener control vocal, es saber llevar tu voz a a límites impresionantes, controlar la escena, el baile, sorprender… Era todo. Chanel ha sido el despertar de Eurovisión en España. Es la chispa. Y para mí fue como: guau, eso, eso es lo que me hubiera gustado llevar.
«Voy a sacar un álbum de baile, del que te voy a decir hasta el título: Dance or Die»
P.- Tú nunca has tenido reparos en criticar a aquello, aquel proyecto por donde te llevaron, y sin embargo volviste a Televisión Española el año pasado para participar en el Benidorm Fest, que está siendo mientras grabamos esto. No haber participado este año, ¿es decisión tuya o no?
R.- A ver, yo no puedo estar todos los años metida en el proyecto Eurovisión. Yo he participado todos los años en un programa que se hacía pre y post. Este año solo se va a hacer el post y se va a hacer algo digital. Ya di los puntos el año pasado, no se puede repetir todos los años. A mí si me hubieran dicho de presentar me hubiera encantado, pero yo creo que las tres que están son… Va a ser una gala muy divertida, pero también muy controlada. Cada una creo que aporta, porque por ejemplo, Paula Vázquez es la experiencia. Es muy divertida, pero también controla muy bien los tiempos y eso es fantástico. Inés Hernand, que es una caja bomba, que va a ser lo más divertido. Y luego tienes a Ruth Lorenzo, que es una mujer que es muy empática con el artista, lo cual va a dar momentos muy emocionantes. Yo creo que han hecho un trío estupendo, mejor no lo hay. Por lo tanto, yo ahí no pinto nada. Otro año…
P.- ¿Volverías?
R.- Sí, pero yo solo vuelvo cantando mi canción, La noche para mí. Yo ahí no tengo que hacer nada más. Sí que volvería presentando, por ejemplo, a otro artista, creando una canción de las mías, potentes, para otro artista, para que represente a España. Pero yo mi bala ya la he pegado. Yo ya no me voy a volver a presentar. Con 42 años en mi vida, ¿a dónde voy?
P.- Bueno, mira, los del año pasado eran de cierta edad.
R.- No lo digo por la edad, lo digo porque yo ya he estado. Los suecos, si quieren repetir 25 veces, está muy bien. Loreen cada vez que se presente va a ganar, eso lo sabemos porque la adoramos. Pero yo no aporto ahora mismo nada al festival. Hay artistas jovencísimos que vienen con mucha calidad. Yo sí que puedo aportar una buena canción, porque yo escribo canciones de baile bonitas, creo que esa es mi aportación como artista. Pero mi momento ya pasó, yo estoy a otras cosas.
P.- Dices ahora que cumples 20 años de carrera: «Una celebración del pasado para coger impulso de cara al futuro». ¿Y cómo ves tu futuro? ¿Cuál es un futuro ideal?
R.- Pues mira, tengo muchos proyectos a largo plazo, a medio, corto. Estoy en este punto en el que todavía disfruto de mi propia carrera, pero empiezo a pensar en cómo ayudar a los artistas que vienen. Te lo acabo de decir. ¿Cuál es mi propuesta ahora mismo en todo el proyecto Eurovisión? Poder crear una canción para un artista, ayudarle a subirse al escenario y dar lo mejor de sí. Todo lo que he aprendido como artista en estos 20 años, lo pongo a disposición de los artistas que vienen ahora. A mí me encantaría poder crear carreras a otros artistas, me encantaría poder ayudar. De hecho tengo mi sello discográfico, Valentia Records, desde hace 15 años. Me gustaría poder escribir canciones para otros artistas, ayudarles en su concepto de escenario y tal. Así me veo. Pero en este mismo momento, ahora, sigo con mi proyecto. Estoy en un punto de retorno hacia la música electrónica. Vuelvo a la electrónica con madurez y todo lo que he aprendido en estos años. Vamos a hacer una electrónica más profunda, más madura, con más fuerza y más potencia que nunca. Voy a sacar un álbum de baile, del que te voy a decir hasta el título: Dance or Die. O sea, o bailas o mueres. Es el título de este álbum y de todo lo que viene. No me quedo a medias tintas. Voy a por lo que voy: voy a hacer bailar al mundo.
[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a comercial@theobjective.com]
«Puedes preguntarme lo que quieras, no tengo problemas en hablar de nada». Soraya Arnelas (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1982), conocida artísticamente sin su apellido, se sienta
«Puedes preguntarme lo que quieras, no tengo problemas en hablar de nada». Soraya Arnelas (Valencia de Alcántara, Cáceres, 1982), conocida artísticamente sin su apellido, se sienta en THE OBJECTIVE sonriente, perfumando el estudio con una esencia de talco puro que acaba de descubrir. Han pasado 20 años desde que concursó en Operación Triunfo y empezó a dedicarse a la música, y seis desde que compitió por España en Eurovisión con La noche es para mí. Ahora, reedita esa misma canción con nuevos arreglos y prepara un nuevo disco. De nada tuvo problemas en hablar, en efecto, incluida la experiencia de perder un bebé el año pasado. De aquel dolor nació Alas, que le sirvió para sanar, pero que no piensa cantar en directo, y una resolución: poner al mundo a bailar.
PREGUNTA.- Veinte años hace ya que te presentaste a Operación Triunfo, en su cuarta edición, estás reeditando La noche es para mí con nuevos arreglos y estás terminando un nuevo disco. ¿Qué balance haces de estas dos décadas de trabajo?
RESPUESTA.-Tú lo has dicho; esa palabra es mi palabra: trabajo. En estas dos décadas he hecho muchas cosas, pero hay una palabra por encima de todas: trabajo. No he parado nunca de trabajar. A través del trabajo una madura, una vive su vida. He sido madre, me he casado, he viajado, he vivido muchas experiencias. Pero esa palabra, trabajo, está siempre en todo lo que hago.
P.- ¿El paso del tiempo en esta profesión es duro, es un tabú? ¿Tú cómo lo llevas?
R.-Yo te diría que es un fifty-fifty. A pesar de que ahora se está hablando mucho del edadismo, también hay una parte buena, porque yo siento que con una edad, con una madurez, con una familia, me toman más en serio que cuando comencé mi carrera. Según como se mire, el peso de tu carrera, de tus experiencias, tu bagaje, te da una posición que la juventud te quita. Si estamos hablando de respeto, vamos a decirlo así, en el mercado, siento que a mí se me respeta más cuanto más pasa el tiempo. Ahora, si estamos hablando desde un punto de vista físico, de contrataciones y tal, pues todo depende de cómo madures o cómo vayas envejeciendo. Yo me cuido, hago deporte, trato de ir con las tendencias y de estar un poco en lo que va sucediendo, que esto es una opción, que cada una o cada uno puede elegir hacerlo o no; a mí me gusta, me gusta refrescarme, renovarme y eso al final también implica que en las contrataciones esto también se tenga en cuenta. Es real.
P.- Has dicho algo que me parece muy interesante, porque lo has relacionado con la maternidad. Ser madre…
R.-Es una titulación.
«Siento que se me respeta más cuanto más pasa el tiempo»
P.- Que tampoco se se tiene tanto en cuenta o cuando se tiene en cuenta, es para decir que puede perjudicar una carrera. En tu caso, por lo que dices, todo lo contrario.
R.-Sí, pero todo tiene sus matices. Me acuerdo que cuando me quedé embarazada de mi primera hija, de Manuela, se me cayeron contratos, y esto yo lo he hablado públicamente. Sí que es verdad que ser madre me da como una madurez en la que mucha gente me mira con otros ojos. Sienten que ya no hablan con una niña, hablan con una mujer, da una titulación especial.

P.- A lo largo de estos 20 años has evolucionado cada vez más a la música disco, a la música dance. ¿Esto ha sido una opción personal? ¿En qué te fijas para ir evolucionando? ¿Las tendencias, el mercado, lo que te va pidiendo el cuerpo?
R.-Yo solamente me guío por lo que siento. Yo no doy puntada sin hilo. Toda mi primera etapa, mis casi 14 primeros años de carrera hice música sobre todo electrónica, de baile en inglés, en español, quería pasármelo bien. Era un poco el reflejo de mi juventud, de querer viajar, de disfrutar. En el momento en que me quedo embarazada, en el momento en que nacen mis hijas, de repente asumo una responsabilidad, sobre todo con las letras de mis canciones. Ahí es como que quiero expresar todo lo que he vivido, condensar en esas letras muchas emociones, muchos miedos, mucho de todo. Te humaniza, empatizas con padres y madres del mundo, con tus propios padres. Hay una cosa muy especial. Y así he estado hasta que nació Olivia. De repente, a principios de este año, perdí un bebé, y he tenido que vivir un proceso interno muy fuerte. Sufrí tanto en aquel momento, que ahora lo que me está pidiendo el cuerpo es volver a la música de baile. Necesito curarme a través de la música de baile, esas vibraciones, el ritmo, hacen que saques cosas. No me apetece ponerme a contar, cómo te diría, no me apetece ahondar mucho más en lo que he vivido. Creo que lo que expresé en Alas, que fue la canción que yo le escribí a mi bebé, contaba todo lo que yo sentía. Hice ese viaje astral hacia donde él estaba, hice las paces con ese capítulo de mi vida y ahora me apetece de nuevo volver a conectar con otra vida. También es que la música es terapia y el baile también lo es. Ahora me apetece sacar, me apetece bailar, me apetece volverme loca, me apetece arriesgar. Y coincide, encima, con los 20 años de carrera. Estoy viviendo un proceso muy simbólico. Estoy viviendo un momento para mí energéticamente muy potente. Ahora quiero bailar y quiero sacar fuerza.
P.- Bueno, has sacado tú el tema de Alas.
R.-Sí, podemos hablar.
P.- Has dicho que no vas a cantar esa canción en directo, que la soltaste y ya. El tema lo entiendo muy bien, porque también perdí un bebé, por la misma razón, por una razón médica. No sé si tienes esta sensación que yo tengo: hay un concepto, que es el aborto, que es un derecho y como tema no es ningún tabú, se puede hablar de ello cotidianamente, y sin embargo es un poco más difícil hablar del dolor y del duelo que sufre una mujer cuando pasa por ese proceso, sea voluntario o involuntario.
R.-Mira, si tuviéramos un debate en una sala con mujeres que hemos perdido un bebé y con mujeres que no han vivido ese proceso, obviamente las que hemos vivido el proceso lo miraríamos siempre de una manera mucho más diferente a las que no lo han vivido, o padres que han pasado por ello y padres que no han pasado por ello. Eso es así. Existen unas implicaciones emocionales que nos llevan a tomar unas decisiones que las otras personas no lo han vivido y toman otras decisiones. Todo lo que no sea en mi caso personal… A mí, tener que parar un embarazo tan deseado, un proyecto de vida, el comienzo de un nuevo proyecto en familia, a mí me hizo mucho daño. Y Lo entendí porque al final son razones médicas, yo no lo paré voluntariamente. A mí me implicó aquello un dolor que ha sido muy complicado de gestionar, y sigue siendo complicado. Hasta el día que me muera ese proceso lo voy a tener que encarar, a través de recuerdos, a través de conversaciones cotidianas. Es muy difícil. Yo he tenido la suerte de poder escribirlo en una canción y de alguna manera poder sacar un poquito, comunicarme a través de eso y empatizar con muchas familias. Pero nunca se puede llegar a a sentir algo si no lo has vivido, no puedes tomar una decisión cuando no la has vivido. Es muy banal, me suena un poco banal, sinceramente. Pero todo el respeto. También te digo que he aprendido a lo largo de mis 42 años de vida. Yo soy dueña de mi vida, soy dueña de mis decisiones, de mi familia. Hay un lema que mi madre siempre dice: ‘Vive y deja vivir’. A mí, mientras me respetéis lo que yo decida con mi vida, yo os respeto a vosotros. Así es que por favor, respetadme en mis decisiones.
P.- También has hablado de que te implicas cada vez más en el proceso de composición de canciones, y a lo largo de estos años se ha podido ver. ¿Cuál es tu proceso de trabajo, cómo es tu día a día?
R.- Algo tan natural como el día a día, como vivir. Yo creo que la mayor implicación que tú puedes tener con tu carrera es la determinación de vivir, de vivir cada día y ahorrar cuantas más experiencias posibles para luego poder contarlas en tu música, en tus canciones. Es verdad que yo no puedo escribir una canción si no la he sentido, por esa responsabilidad que tengo con mi carrera, con las historias, con la gente que me sigue. Entonces, escribir, cantar una canción que yo no he vivido en primera persona, he llegado al punto en que esto ya no va conmigo. Mis canciones salen de mi casa.
P.- Que te escriban una canción con la que no te sientes identificada, esto no.
R.– No. Yo puedo escribir con otras personas, pero no que escriban para mí una canción. Y en caso de que se hiciera, yo tendría que estar en ese proceso de alguna manera u otra. Me tienen que tener en cuenta. Al principio de mi carrera me podían decir: «Toma, esta canción va a ser buenísima, cántala». Y yo: ¿de qué habla? Bueno, pues a lo mejor mi implicación ha sido poca, pero creo que es un buen tema, vamos a hacerlo. Ahora esto ya no sucede. Mis canciones llevan mi sello personal, yo las compongo. De lo que ahí se habla es lo que yo siento o lo que he experimentado o lo que yo vivo. Esa es mi implicación máxima. Por lo tanto, tengo una responsabilidad con mi público, un público que ya no es un público joven, sino que es un público que es maduro como yo, con el que hay que hablar las cosas como se hablan, con respeto, y no banalmente. Esas canciones ya no van conmigo.

P.- Ya.
R.- La implicación es total. En este álbum nuevo, por ejemplo, hago brainstorming, yo escribo una redacción, es decir, elaboro una idea, hablo sobre algún tema. Luego entra la poesía o la rima de todas esas palabras. De todo ese texto que yo he escrito, voy eligiendo lo que más me ha impresionado, empiezan las rimas y luego ya se crea la música, la melodía. Pero todo empieza por una experiencia vital. Por eso hay que vivir.
P.- Y claro, tú sin haber tenido formación musical hasta que entraste al programa de televisión Operación Triunfo, aquella «academia exprés», por llamarla de alguna manera. ¿Qué aprendiste que te sorprendiera, que dijeras «No tenía ni idea de que esto pudiera ser así y la gente no lo sabe»? ¿Qué crees que la gente no ve y sí se aprende en ese concurso?
R.-Para comenzar, te diría que no es una academia, es una masterclass. Tienes que saber gestionar tus dotes artísticas, las que tengas, y, por otro lado, gestionar todo el proceso de eliminación, que eso es emocional puro, el estrés que vives, los nervios… En mi caso, nunca había cantado y esto es real. Al final la gente lo sabe. Yo venía de ser azafata de vuelo. Es verdad que en el colegio, de pequeña, había hecho alguna obra de teatro o alguna cosa así, pero era playback, yo no cantaba.
P.- Con esa voz desaprovechada.
R.- ¿Sabes qué me enseñó la academia? La academia me enseñó a utilizar esas herramientas que yo tenía para ponerlas en orden, para saber expresarlas y proyectarlas de la mejor manera posible. Mi caballo de batalla siempre fueron los nervios. El hecho de ponerme delante del público y de utilizar correctamente esas herramientas que yo tenía me causaba mucho estrés. Yo sufría mucho al principio, tenía que coger el micro con las dos manos, me temblaba todo. Pero llegaba un punto en el que cuando estaba cantando me sentía tan bien, que podía levitar y todo. O sea, era una cosa… Y empecé a acostumbrarme a ese cara a cara con el público y a sentirme cada vez más cómoda.
«Yo jamás voy a renegar de Operación Triunfo, y no, a mí nunca se me ha hecho de menos»
P.- Haber salido en un programa de televisión como ese podía ser un arma de doble filo. Había una fama brutal a la que os exponían a todos, y luego, claro, había que construir una carrera. La prueba es que tampoco tantos de los que pasaron por el concurso hicieron una carrera. ¿A ti te han hecho de menos, te han subestimado por haber salido de televisión?
R.-Cuando nosotros salimos de Operación Triunfo, había una especie de incomodidad en el mercado musical. Porque claro, era un programa que traía un share más o menos de cinco millones de personas, que seguían las galas. Era una exposición fácil. Podían decir: «Claro, es que como te han visto tantas personas, nosotros venimos de tener que trabajar, de ser súper desconocidos, de que nos conozcan en nuestro pueblo, en nuestra ciudad, cuatro personas, de hacer un montón de ensayos y tú de repente apareces en este programa…» Y es normal, puedes llegar a crear una incomodidad entre los compañeros. Eso pasaba, era real. Había compañeros muy potentes en el mercado en aquel momento a los que no les gustaba el efecto Operación Triunfo. Pero bueno, al fin y al cabo nosotros salíamos con una ilusión. Es verdad que no todos salieron con una carrera. Las discográficas en aquel momento apostaban por ciertas personas, con el olfato que ellos tenían, había algunas personas que por su personalidad o por su manera de subirse al escenario o por sus voces, tenían una serie de requisitos que les parecían rentables, vamos a decirlo así. Yo tuve la suerte de ser uno de ellos y no puedo más que dar gracias, porque si no hubiese sido por Operación Triunfo o por mi discográfica en aquel momento, Vale Music, yo no estaría en la posición en la que estoy ahora. No hubiese tenido la suerte de poder expresarme y sacar mis herramientas como artista. Yo jamás voy a renegar de Operación Triunfo. Y no, a mí nunca se me ha hecho de menos. De hecho, yo empaticé mucho en aquel momento, porque hice álbumes de los años 80, con lo cual estaba poniéndome a la altura de gente mayor. Me gané a un público que tenía esas reminiscencias ochenteras, noventeras, que era un público mayor que yo en aquel momento. Conecté con mucha gente, fue muy amplio, lo cual fue maravilloso. Yo cuando salí me sentí muy querida, y me acuerdo de la cantidad de promociones que me hice, firmas de discos… Para una niña como yo, que venía de un pueblo, que quería aprender, me hice una masterclass, es que fue increíble.

P.- Desde fuera podía parecer incluso cruel esa tensión psicológica a la que someten a los concursantes, en ese y en otros muchos programas.
R.-Pero yo estaba jugando. A mí me estaban dando el escenario perfecto. Yo venía queriendo eso toda mi vida y de repente el escenario de tu vida lo tienes ahí. Representé a España en el Festival de Eurovisión, he sido telonera de los Pet Shop Boys, he cantado en el escenario con Kylie Minogue, con Taio Cruz en Francia, he sido número uno en Francia, más allá de mis fronteras… He hecho cosas muy guays. Es que yo no puedo renegar de esto. Estoy feliz.
P.- ¿Quién es tu referente? ¿Cuál es tu artista favorito?
R.- A mí me pasa una cosa: tengo referentes de gente que me gusta escuchar, pero huyo completamente de las artistas que son punteras, no sé, una Lady Gaga, una Beyoncé, una Madonna. No me fijo nada en sus trabajos. Porque no quiero que me influyan, que vengan y que te digan: «Es que has copiado el videoclip». No. Yo no sé de ellas. Me encanta su trayectoria, las admiro por lo que han conseguido, pero de sus trabajos artísticos solo escucho, pero no veo. Pretendo que no me influyan mucho, o lo intento. Y bueno, al final coincides en cosas porque las tendencias son las que son y las tomas o las dejas. Pero yo tengo dentro de mí una esencia que necesita expresarse a su manera y no que le influya nada. Mis referentes son más masculinos. Por ejemplo, el cantante que más me gusta escuchar es Sting. No tiene nada que ver con lo que yo hago, pero yo me vinculo a él por algo emocional. Mi padre me lo ponía de pequeña. O Manolo García. Es algo generacional. Una Britney Spears me gusta mucho, los Backstreet Boys… En cuanto a lo actual, sí que es verdad que me da menos miedo mirar a las artistas de ahora porque no tengo mucho que ver con ellas, son otra generación. Yo no puedo pretender ahora tener 25 años, tengo 42, hay cosas que no voy a hacer. No me da miedo mirarlas, pero en las mías, mías, las que son de mi edad, es y vital, pretendo no fijarme mucho para que no me influyan tanto.
«Chanel ha sido el despertar de Eurovisión en España»
P.- Hablemos de Eurovisión. Te presentaste en 2009, quedaste en aquel momento no en muy buen lugar.
R.-Penúltima, penúltima.
P.- Sin embargo, la canción pegó y fue un éxito, se podría decir. ¿Habría algo de aquello que tú cambiarías? Y más importante: ¿podrías haber tenido posibilidad de cambiar algo? Porque da la impresión de que una vez en ese carril, no tienes mucho margen de decisión.
R.-Sí, sí, sí. Vamos a ver, yo cuando represento a España llevaba cuatro años cantando. Yo venía todavía en plan «hola, vengo a pasármelo bien». ¿Te apetece representar a España en el Festival de Eurovisión? «Claro, vamos». Para mí era un disfrute, no había nada que me incomodara. «Hay que hacer esto, hay que tirarse por aquí».
P.- El truco de magia, me han dicho que te pregunte, eso no fue tuyo.
R.- No, nada fue mío. Yo no pude hacer nada en mi proyecto Eurovisión, lo digo siempre. Nunca hice nada: la coreografía no era de mi agrado. Lo único que fue de mi agrado fue el mono, inspirado en un mono que sacó Britney Spears en un videoclip. Lo único que me gustó de todo ello era mi vestuario. Por lo demás, hice caso al grupo de personas que me guiaban, porque yo tenía que hacer caso también un equipo. Yo venía con una gran discográfica, con una apuesta económica muy importante. Es verdad que a mí me eligió el público, porque lo mío no fue a dedo. Yo estaba con Melody, ahí, ahí, ahí, al final me tocó a mí, pero no teníamos todas con nosotros, era el proceso muy abierto. Y cuando yo represento a España, cumplí con lo que me correspondía. Hice mi trabajo muy bien, fui a ensayar los dos meses que teníamos que ensayar día tras día. Eran horas. Ahí se trabajó, no te lo puedes imaginar. Incluso caer por la trampilla esa de mago, que nos la hizo un mago catalán, ahí te podías romper una pierna perfectamente porque tenías que caer de rodillas. Había muchas cosas implícitas que la gente no lo ve, hay un trabajo de fondo, pero la propuesta que yo llevé ese año no era mi favorita. ¿Qué hubiera cambiado? Todo, menos mi traje, todo. Hubiera hecho obviamente una coreografía mucho más comercial, sin tener que dar piruetas ni vueltas. Yo hubiera llevado solamente bailarines, no hubiera llevado coristas, no tenía sentido. Yo quería hacer algo más vendible, algo más potente visualmente, pero así fue lo que de alguna manera me hicieron llevar y no me importó.
P.- De los últimos años, de las últimas ediciones, ¿hay alguna con la que hayas dicho: «Esto es»?
R.- Chanel. Yo lo que quiero hacer es bailar a la gente, quiero que la gente se lo pase bien, quiero algo visual, algo potente. Y Chanel es la puesta en escena perfecta. Es tener control vocal, es saber llevar tu voz a a límites impresionantes, controlar la escena, el baile, sorprender… Era todo. Chanel ha sido el despertar de Eurovisión en España. Es la chispa. Y para mí fue como: guau, eso, eso es lo que me hubiera gustado llevar.
«Voy a sacar un álbum de baile, del que te voy a decir hasta el título: Dance or Die»
P.- Tú nunca has tenido reparos en criticar a aquello, aquel proyecto por donde te llevaron, y sin embargo volviste a Televisión Española el año pasado para participar en el Benidorm Fest, que está siendo mientras grabamos esto. No haber participado este año, ¿es decisión tuya o no?
R.- A ver, yo no puedo estar todos los años metida en el proyecto Eurovisión. Yo he participado todos los años en un programa que se hacía pre y post. Este año solo se va a hacer el post y se va a hacer algo digital. Ya di los puntos el año pasado, no se puede repetir todos los años. A mí si me hubieran dicho de presentar me hubiera encantado, pero yo creo que las tres que están son… Va a ser una gala muy divertida, pero también muy controlada. Cada una creo que aporta, porque por ejemplo, Paula Vázquez es la experiencia. Es muy divertida, pero también controla muy bien los tiempos y eso es fantástico. Inés Hernand, que es una caja bomba, que va a ser lo más divertido. Y luego tienes a Ruth Lorenzo, que es una mujer que es muy empática con el artista, lo cual va a dar momentos muy emocionantes. Yo creo que han hecho un trío estupendo, mejor no lo hay. Por lo tanto, yo ahí no pinto nada. Otro año…
P.- ¿Volverías?
R.- Sí, pero yo solo vuelvo cantando mi canción, La noche para mí. Yo ahí no tengo que hacer nada más. Sí que volvería presentando, por ejemplo, a otro artista, creando una canción de las mías, potentes, para otro artista, para que represente a España. Pero yo mi bala ya la he pegado. Yo ya no me voy a volver a presentar. Con 42 años en mi vida, ¿a dónde voy?
P.- Bueno, mira, los del año pasado eran de cierta edad.
R.- No lo digo por la edad, lo digo porque yo ya he estado. Los suecos, si quieren repetir 25 veces, está muy bien. Loreen cada vez que se presente va a ganar, eso lo sabemos porque la adoramos. Pero yo no aporto ahora mismo nada al festival. Hay artistas jovencísimos que vienen con mucha calidad. Yo sí que puedo aportar una buena canción, porque yo escribo canciones de baile bonitas, creo que esa es mi aportación como artista. Pero mi momento ya pasó, yo estoy a otras cosas.
P.- Dices ahora que cumples 20 años de carrera: «Una celebración del pasado para coger impulso de cara al futuro». ¿Y cómo ves tu futuro? ¿Cuál es un futuro ideal?
R.-Pues mira, tengo muchos proyectos a largo plazo, a medio, corto. Estoy en este punto en el que todavía disfruto de mi propia carrera, pero empiezo a pensar en cómo ayudar a los artistas que vienen. Te lo acabo de decir. ¿Cuál es mi propuesta ahora mismo en todo el proyecto Eurovisión? Poder crear una canción para un artista, ayudarle a subirse al escenario y dar lo mejor de sí. Todo lo que he aprendido como artista en estos 20 años, lo pongo a disposición de los artistas que vienen ahora. A mí me encantaría poder crear carreras a otros artistas, me encantaría poder ayudar. De hecho tengo mi sello discográfico, Valentia Records, desde hace 15 años. Me gustaría poder escribir canciones para otros artistas, ayudarles en su concepto de escenario y tal. Así me veo. Pero en este mismo momento, ahora, sigo con mi proyecto. Estoy en un punto de retorno hacia la música electrónica. Vuelvo a la electrónica con madurez y todo lo que he aprendido en estos años. Vamos a hacer una electrónica más profunda, más madura, con más fuerza y más potencia que nunca. Voy a sacar un álbum de baile, del que te voy a decir hasta el título: Dance or Die. O sea, o bailas o mueres. Es el título de este álbum y de todo lo que viene. No me quedo a medias tintas. Voy a por lo que voy: voy a hacer bailar al mundo.
[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]
Noticias de Cultura: Última hora de hoy en THE OBJECTIVE