‘Retratos de jazz’: la banda sonora de Murakami

Una mañana de febrero de 1961, la cantante Abbey Lincoln, la escritora Maya Angelou y el baterista Max Roach, irrumpen en el Consejo de Seguridad de la ONU para protestar por el asesinato de Patrice Lumumba, líder del recién independizando Congo, y una de las voces más críticas y poderosas del África negra. Unos sesenta manifestantes, invitados por la delegación cubana, se saltan las medidas de seguridad y, al grito de «asesinos», forcejean con los guardias mientras los diplomáticos contemplan la escena atónitos.

Unos meses antes habían sido aceptados en el organismo internacional 16 países africanos de nueva creación, rompiéndose de esta manera el equilibrio de poder dentro de los órganos de decisión de la institución. Las antiguas potencias coloniales perdían la mayoría y el llamado Tercer Mundo empezaba a alzar la voz por primera vez en la historia.

La imagen de Nikita Khrushev en la ONU, golpeando el escaño con su zapato, enfervorecido mientras denuncia las maniobras estadounidenses para controlar el Congo, con referencias al conflicto racial dentro de los propios Estados Unidos, llamó la atención del realizador belga Johan Grimonprez. A partir de esa escena, el director idea su largometraje documental Banda sonora para un golpe de Estado. Estrenada recientemente en nuestro país a través de la plataforma Filmin, ha cosechado numerosos premios internacionales, destacando su nominación como mejor documental en los pasados premios Oscar.

Una película vibrante donde los personajes históricos comparten protagonismo con los más importantes músicos de jazz de aquellos años: las imágenes y melodías de Louis Armstrong, Nina Simone, Duke Ellington, Dizzy Gillespie o Melba Liston se entrelazan con declaraciones de Lumumba, Malcom X, el general Eisenhower o Nikita Krushev, haciendo de hilo conductor de la lucha, en plena Guerra Fría, entre las dos superpotencias por obtener el apoyo de los nuevos países surgidos tras la descolonización. El complot y el asesinato de Lumumba es la trama central que ejemplariza durante esos años, comienzo de la década de los sesenta, esta lucha geopolítica.

En este episodio olvidado de la Guerra Fría los grandes músicos de jazz fueron utilizados por la CIA como embajadores de la grandeza del país norteamericano en África y Asia. Mientras estas tensiones se daban en la ONU, Louis Armstrong visitaba el Congo y Dizzy Gillespie hacía lo propio en Siria y Yugoslavia. Artistas de fama mundial que se veían en la dicotomía de representar en el extranjero la grandeza de una democracia que, en su propio país, no les reconocía los mismos derechos que a sus conciudadanos blancos.

TO Store
Retratos de jazz
Haruki Murakami

Compra este libro

55 perfiles

Un viaje trepidante, con un montaje excepcional que ensambla a la perfección la maravillosa banda sonora con un interesantísimo material de archivo. La conjunción de estos recursos facilita la narración amena de una complicada historia donde se entrelazan implicaciones sociales, culturales y de política internacional.

Una banda sonora parecida a la de la historia anterior es la que podemos imaginar que reina en casa del escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949), un gran amante, como es bien sabido, de la música jazz. Son numerosas las obras del escritor japonés en las que refleja la atmósfera de un club o en las que llena sus páginas con referencias a este estilo musical, como en las afamadas Tokio Blues o 1Q84. Él mismo ha declarado que su estilo de escritura está inspirado en el ritmo, la armonía y la improvisación de este tipo de música.

Una pasión que le ha acompañado durante toda su vida, desde que fuese encargado del Peter Cat, un club de Tokio, hasta la actualidad, cuando llega a las librerías Retratos de jazz, la última obra del escritor japonés publicada en nuestro país bajo la edición de Tusquets.

Se trata de un bello volumen que contiene 55 retratos de músicos de jazz. Cada perfil viene acompañado por una ilustración del artista japonés Wada Makoto y por un comentario sobre un álbum mítico. Las fotografías de los vinilos que acompañan dichos comentarios están sacadas todas ellas de la colección personal de Murakami, compuesta por más de 10.000 discos.

Una enciclopedia personal, en la que cada entrada es una pequeña historia en la que se mezcla la biografía del personaje con pinceladas autobiográficas y consejos del escritor para disfrutar de ellos. Así, desde el mítico Chet Baker, hasta Ella Fitzgerald, por el libro desfilan grandes figuras como Billie Holiday, Duke Ellington, Bill Evans o Art Pepper. El volumen termina con la enumeración de una banda sonora, que recomendamos escuchar mientras nos damos a la lectura reposada de estos entretenidos perfiles.

 Una mañana de febrero de 1961, la cantante Abbey Lincoln, la escritora Maya Angelou y el baterista Max Roach, irrumpen en el Consejo de Seguridad de  

Una mañana de febrero de 1961, la cantante Abbey Lincoln, la escritora Maya Angelou y el baterista Max Roach, irrumpen en el Consejo de Seguridad de la ONU para protestar por el asesinato de Patrice Lumumba, líder del recién independizando Congo, y una de las voces más críticas y poderosas del África negra. Unos sesenta manifestantes, invitados por la delegación cubana, se saltan las medidas de seguridad y, al grito de «asesinos», forcejean con los guardias mientras los diplomáticos contemplan la escena atónitos.

Unos meses antes habían sido aceptados en el organismo internacional 16 países africanos de nueva creación, rompiéndose de esta manera el equilibrio de poder dentro de los órganos de decisión de la institución. Las antiguas potencias coloniales perdían la mayoría y el llamado Tercer Mundo empezaba a alzar la voz por primera vez en la historia.

La imagen de Nikita Khrushev en la ONU, golpeando el escaño con su zapato, enfervorecido mientras denuncia las maniobras estadounidenses para controlar el Congo, con referencias al conflicto racial dentro de los propios Estados Unidos, llamó la atención del realizador belga Johan Grimonprez. A partir de esa escena, el director idea su largometraje documental Banda sonora para un golpe de Estado. Estrenada recientemente en nuestro país a través de la plataforma Filmin, ha cosechado numerosos premios internacionales, destacando su nominación como mejor documental en los pasados premios Oscar.

Una película vibrante donde los personajes históricos comparten protagonismo con los más importantes músicos de jazz de aquellos años: las imágenes y melodías de Louis Armstrong, Nina Simone, Duke Ellington, Dizzy Gillespie o Melba Liston se entrelazan con declaraciones de Lumumba, Malcom X, el general Eisenhower o Nikita Krushev, haciendo de hilo conductor de la lucha, en plena Guerra Fría, entre las dos superpotencias por obtener el apoyo de los nuevos países surgidos tras la descolonización. El complot y el asesinato de Lumumba es la trama central que ejemplariza durante esos años, comienzo de la década de los sesenta, esta lucha geopolítica.

En este episodio olvidado de la Guerra Fría los grandes músicos de jazz fueron utilizados por la CIA como embajadores de la grandeza del país norteamericano en África y Asia. Mientras estas tensiones se daban en la ONU, Louis Armstrong visitaba el Congo y Dizzy Gillespie hacía lo propio en Siria y Yugoslavia. Artistas de fama mundial que se veían en la dicotomía de representar en el extranjero la grandeza de una democracia que, en su propio país, no les reconocía los mismos derechos que a sus conciudadanos blancos.

Un viaje trepidante, con un montaje excepcional que ensambla a la perfección la maravillosa banda sonora con un interesantísimo material de archivo. La conjunción de estos recursos facilita la narración amena de una complicada historia donde se entrelazan implicaciones sociales, culturales y de política internacional.

Una banda sonora parecida a la de la historia anterior es la que podemos imaginar que reina en casa del escritor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949), un gran amante, como es bien sabido, de la música jazz. Son numerosas las obras del escritor japonés en las que refleja la atmósfera de un club o en las que llena sus páginas con referencias a este estilo musical, como en las afamadas Tokio Blues o 1Q84. Él mismo ha declarado que su estilo de escritura está inspirado en el ritmo, la armonía y la improvisación de este tipo de música.

Una pasión que le ha acompañado durante toda su vida, desde que fuese encargado del Peter Cat, un club de Tokio, hasta la actualidad, cuando llega a las librerías Retratos de jazz, la última obra del escritor japonés publicada en nuestro país bajo la edición de Tusquets.

Se trata de un bello volumen que contiene 55 retratos de músicos de jazz. Cada perfil viene acompañado por una ilustración del artista japonés Wada Makoto y por un comentario sobre un álbum mítico. Las fotografías de los vinilos que acompañan dichos comentarios están sacadas todas ellas de la colección personal de Murakami, compuesta por más de 10.000 discos.

Una enciclopedia personal, en la que cada entrada es una pequeña historia en la que se mezcla la biografía del personaje con pinceladas autobiográficas y consejos del escritor para disfrutar de ellos. Así, desde el mítico Chet Baker, hasta Ella Fitzgerald, por el libro desfilan grandes figuras como Billie Holiday, Duke Ellington, Bill Evans o Art Pepper. El volumen termina con la enumeración de una banda sonora, que recomendamos escuchar mientras nos damos a la lectura reposada de estos entretenidos perfiles.

 Noticias de Cultura: Última hora de hoy en THE OBJECTIVE

Noticias Similares