Antonio García-Monteabaro López fue un anónimo sargento que luchó con en la guerra de la Independencia. La muerte le rondó muchas veces —recibió hasta 16 heridas—, pero no pudo cerrar sus garras sobre él. Ni siquiera cuando una compañía francesa lo capturó y lo fusiló en 1810. No en vano ha pasado a la historia con los epítetos de ‘el Arcabuceado’ y ‘el Inmortal’. Pues bien, la increíble historia de este héroe español olvidado verá la luz próximamente en un cómic, en parte gracias a THE OBJECTIVE.
El tebeo en cuestión, que se titulará Inmortal: Antonio García-Monteabaro, se publicará en abril con una tirada inicial de 2.000 ejemplares y se distribuirá en todas las librerías y grandes superficies. Sus autores, el guionista Ricardo Vílbor (Valencia, 1979) y el dibujante Eduardo Batán (Molina de Segura, Murcia, 1968), han elaborado un cómic de casi 60 páginas en el que narran la épica historia de este militar asturiano.
El origen de este proyecto se remonta a hace tres años. Vílbor, un apasionado de la historia, estaba indagando sobre personajes y episodios de nuestro pasado que pudieran trasladarse al formato viñeta. Fue entonces cuando se topó con una referencia al ‘Inmortal’. Al no estar familiarizado con su figura, hizo una búsqueda en internet y encontró un artículo publicado por este diario en 2021 (y ampliado después en 2024). Al leer su historia, lo tuvo claro: «Tengo que escribir sobre él».

Antonio García-Monteabaro, el Inmortal, un «patriota»
En conversación con este periódico, Vílbor explica lo que le atrajo de García-Monteabaro para contar su vida. «No sólo me fascinó el hecho de que le hiriesen tantas veces y no pudieran acabar con él, sino que fue un patriota en el sentido más amplio y responsable de la palabra», señala. «Siempre se enfrentó a cualquier tipo de tiranía e imposición, ya fuera Fernando VII o los franceses, y siempre puso su vida al servicio de la patria, arriesgándose para que su idea de la libertad estuviera salvaguardada».
No es la primera vez que Vílbor y Batán se han adentrado en la historia de España a lo largo de su trayectoria. Vílbor ya protagonizó en 2022 un acercamiento a la historia de España con La noche triste, inspirado en el homónimo hito de la conquista de México por Hernán Cortés. Además, en su condición de profesor de Lengua, ha adaptado varios clásicos de la literatura española, tales como La vida es sueño, de Calderón de la Barca; Don Juan Tenorio, de José Zorrilla; La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca; y La gota de sangre, de Emilia Pardo Bazán.
Por su parte, Eduardo Batán contó la hazaña de Ramón Franco, Julio Ruiz de Alda, Juan Manuel Durán y Pablo Rada en El vuelo del Plus Ultra. Además, se ha asomado en un par de ocasiones a la historia universal con R.F. Scott, que narra la expedición del mencionado explorador al Polo Sur; y Speer, el arquitecto del mal, sobre Albert Speer, arquitecto predilecto de Hitler.
La historia del Arcabuceado
Antonio García-Monteabaro López nació en Castropol (Asturias). Nada más estallar la guerra de la Independencia, se alistó en los Húsares de Castilla. Durante la contienda, participó en numerosas escaramuzas y enfrentamientos con el enemigo que le fueron dejando una bonita colección de cicatrices. Hasta 16 heridas sufrió en el transcurso de la guerra.
Cuatro de ellas le llegaron en 1810, en Llerena (Badajoz). Allí, una compañía francesa lo tomó prisionero y lo fusiló. El soldado asturiano recibió tres disparos en la primera salva frente al paredón y un cuarto tiro que pretendía ser de gracia por parte de un capitán francés. Pero, por increíble que parezca, aquella salva de tiros no terminó con Monteabaro. No sorprende que salir vivo de aquella jornada le mereciese los sobrenombres de ‘el Arcabuceado’ y ‘el Inmortal’.
Curiosamente, unos meses después y recuperado ya de sus heridas, Monteabaro volvió a encontrarse en el campo de batalla con aquel oficial francés y esta vez fue el español el que puso a su adversario frente a un pelotón de fusilamiento. Dejémoslo en que aquel capitán no resultó ser inmortal.
Hijo Benemérito de la Patria
Por esta acumulación de servicios extraordinarios y su conducta heroica Monteabaro fue premiado con el empleo de sargento primero de Caballería, el uso perpetuo del uniforme y una pensión de 500 reales. Existe, además, la posibilidad de que al ‘Inmortal’ le fuese concedida la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración de las Fuerzas Armadas españolas. La cuestión todavía es motivo de discusión entre los historiadores.
Estos honores los recibió nada menos que en el oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se reunían las Cortes Constituyentes de 1812. En una ceremonia celebrada el 16 de febrero de 1813, Monteabaro compareció ante los diputados, donde escuchó discursos elogiosos por parte de varios de ellos, incluido el presidente, Miguel Zumalacárregui. Finalmente, el propio homenajeado dirigió unas palabras a los presentes. La Cámara lo declaró Hijo Benemérito de la Patria y fue despedido acompañado de un alabardero y de la banda de música de las Guardias Españolas.
Tras la guerra de la Independencia
Durante el Trienio Liberal (1820-1823), García-Monteabaro se unió a las filas liberales de Juan Martín el Empecinado. Con el triunfo de los absolutistas, El Empecinado y algunos de sus hombres, entre ellos el Arcabuceado, fueron apresados y llevados a Roa (Burgos), donde Juan Martín fue ahorcado en 1825.
Todavía una vez más volvió a empuñar las armas Monteabaro. En 1833 estalló la Primera Guerra Carlista y nuestro sargento luchó en el bando de María Cristina. Al final de la contienda, y con la salud muy deteriorada, Antonio García marchó a vivir a La Coruña, donde falleció en 1841.
Antonio García-Monteabaro López fue un anónimo sargento que luchó con en la guerra de la Independencia. La muerte le rondó muchas veces —recibió hasta 16 heridas—,
Antonio García-Monteabaro López fue un anónimo sargento que luchó con en la guerra de la Independencia. La muerte le rondó muchas veces —recibió hasta 16 heridas—, pero no pudo cerrar sus garras sobre él. Ni siquiera cuando una compañía francesa lo capturó y lo fusiló en 1810. No en vano ha pasado a la historia con los epítetos de ‘el Arcabuceado’ y ‘el Inmortal’. Pues bien, la increíble historia de este héroe español olvidado verá la luz próximamente en un cómic, en parte gracias a THE OBJECTIVE.
El tebeo en cuestión, que se titulará Inmortal: Antonio García-Monteabaro, se publicará en abril con una tirada inicial de 2.000 ejemplares y se distribuirá en todas las librerías y grandes superficies. Sus autores, el guionista Ricardo Vílbor (Valencia, 1979) y el dibujante Eduardo Batán (Molina de Segura, Murcia, 1968), han elaborado un cómic de casi 60 páginas en el que narran la épica historia de este militar asturiano.
El origen de este proyecto se remonta a hace tres años. Vílbor, un apasionado de la historia, estaba indagando sobre personajes y episodios de nuestro pasado que pudieran trasladarse al formato viñeta. Fue entonces cuando se topó con una referencia al ‘Inmortal’. Al no estar familiarizado con su figura, hizo una búsqueda en internet y encontró un artículo publicado por este diario en 2021 (y ampliado después en 2024). Al leer su historia, lo tuvo claro: «Tengo que escribir sobre él».

En conversación con este periódico, Vílbor explica lo que le atrajo de García-Monteabaro para contar su vida. «No sólo me fascinó el hecho de que le hiriesen tantas veces y no pudieran acabar con él, sino que fue un patriota en el sentido más amplio y responsable de la palabra», señala. «Siempre se enfrentó a cualquier tipo de tiranía e imposición, ya fuera Fernando VII o los franceses, y siempre puso su vida al servicio de la patria, arriesgándose para que su idea de la libertad estuviera salvaguardada».
No es la primera vez que Vílbor y Batán se han adentrado en la historia de España a lo largo de su trayectoria. Vílbor ya protagonizó en 2022 un acercamiento a la historia de España con La noche triste, inspirado en el homónimo hito de la conquista de México por Hernán Cortés. Además, en su condición de profesor de Lengua, ha adaptado varios clásicos de la literatura española, tales como La vida es sueño, de Calderón de la Barca; Don Juan Tenorio, de José Zorrilla; La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca; y La gota de sangre, de Emilia Pardo Bazán.
Por su parte, Eduardo Batán contó la hazaña de Ramón Franco, Julio Ruiz de Alda, Juan Manuel Durán y Pablo Rada en El vuelo del Plus Ultra. Además, se ha asomado en un par de ocasiones a la historia universal con R.F. Scott, que narra la expedición del mencionado explorador al Polo Sur; y Speer, el arquitecto del mal, sobre Albert Speer, arquitecto predilecto de Hitler.
Antonio García-Monteabaro López nació en Castropol (Asturias). Nada más estallar la guerra de la Independencia, se alistó en los Húsares de Castilla. Durante la contienda, participó en numerosas escaramuzas y enfrentamientos con el enemigo que le fueron dejando una bonita colección de cicatrices. Hasta 16 heridas sufrió en el transcurso de la guerra.
Cuatro de ellas le llegaron en 1810, en Llerena (Badajoz). Allí, una compañía francesa lo tomó prisionero y lo fusiló. El soldado asturiano recibió tres disparos en la primera salva frente al paredón y un cuarto tiro que pretendía ser de gracia por parte de un capitán francés. Pero, por increíble que parezca, aquella salva de tiros no terminó con Monteabaro. No sorprende que salir vivo de aquella jornada le mereciese los sobrenombres de ‘el Arcabuceado’ y ‘el Inmortal’.
Curiosamente, unos meses después y recuperado ya de sus heridas, Monteabaro volvió a encontrarse en el campo de batalla con aquel oficial francés y esta vez fue el español el que puso a su adversario frente a un pelotón de fusilamiento. Dejémoslo en que aquel capitán no resultó ser inmortal.
Por esta acumulación de servicios extraordinarios y su conducta heroica Monteabaro fue premiado con el empleo de sargento primero de Caballería, el uso perpetuo del uniforme y una pensión de 500 reales. Existe, además, la posibilidad de que al ‘Inmortal’ le fuese concedida la Cruz Laureada de San Fernando, la máxima condecoración de las Fuerzas Armadas españolas. La cuestión todavía es motivo de discusión entre los historiadores.
Estos honores los recibió nada menos que en el oratorio de San Felipe Neri, en Cádiz, donde se reunían las Cortes Constituyentes de 1812. En una ceremonia celebrada el 16 de febrero de 1813, Monteabaro compareció ante los diputados, donde escuchó discursos elogiosos por parte de varios de ellos, incluido el presidente, Miguel Zumalacárregui. Finalmente, el propio homenajeado dirigió unas palabras a los presentes. La Cámara lo declaró Hijo Benemérito de la Patria y fue despedido acompañado de un alabardero y de la banda de música de las Guardias Españolas.
Durante el Trienio Liberal (1820-1823), García-Monteabaro se unió a las filas liberales de Juan Martín el Empecinado. Con el triunfo de los absolutistas, El Empecinado y algunos de sus hombres, entre ellos el Arcabuceado, fueron apresados y llevados a Roa (Burgos), donde Juan Martín fue ahorcado en 1825.
Todavía una vez más volvió a empuñar las armas Monteabaro. En 1833 estalló la Primera Guerra Carlista y nuestro sargento luchó en el bando de María Cristina. Al final de la contienda, y con la salud muy deteriorada, Antonio García marchó a vivir a La Coruña, donde falleció en 1841.
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