Oswaldo Capaz, el militar que tomó Ifni o el último conquistador español

Si algo no le faltan a España en el transcurso de su larga historia, eso son los conquistadores y héroes militares. De los triunfos americanos de Hernán Cortés, Francisco Pizarro o el más desconocido Hernando de Soto, al genio militar del Gran Capitán y del Gran Duque de Alba, pasando por la pericia marinera de Álvaro de Bazán o Juan de Austria. Por no hablar de hazañas como la defensa de Cartagena de Indias por Blas de Lezo o la carrera del Glorioso.

Esta semana, sin embargo, nos centraremos en una gesta que ha pasado más de puntillas por nuestra historia: la última conquista hecha por España. El protagonista de este episodio es Oswaldo Fernando Capaz Montes, nacido en Nuevitas (Cuba) en 1894, es decir, en los últimos años de dominio español en la isla caribeña, Oswaldo era hijo de militar, nada menos que de un general de brigada, y por esos derroteros condujo también su vida.

Un militar de gran prestigio en África

Cuando la familia volvió a la España peninsular en 1898, el joven Oswaldo hizo sus estudios básicos entre Zaragoza y Barcelona. Más tarde, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo. Al graduarse, en 1913, el ya teniente segundo inició una larga y exitosa carrera militar que transcurriría fundamentalmente en el norte de África. En efecto, en esos años estalló la guerra del Rif, tras la rebelión de las tribus rifeñas marroquíes contra la presencia española en la zona.

Capaz pasó 11 años casi seguidos en Marruecos, encadenando distintos destinos. Durante ese tiempo, participó en 23 acciones de guerras, fue herido y recibió medallas al mérito. Además, se especializó en el campo de la aviación, hasta el punto de ser nombrado jefe del aeródromo militar de Cuatro Vientos en 1925.

De vuelta en África, tras producirse la derrota del líder rifeño, Abd el Krim, se le encargó a Capaz la toma de la región de Gómara. No contento con ello, el militar hispanocubano fue avanzando por el territorio hasta rendir un total de 12 cabilas o tribus bereberes de la zona. Por el camino, se incautó de miles de fusiles en poder de los rifeños, así como de ametralladoras y cañones. Gran parte de su éxito se debió no tanto a la fuerza militar, sino a su capacidad de negociación, facilitada por su dominio del árabe. Todo ello le valió para convertirse en uno de los tenientes coroneles más jóvenes del Ejército español, así como para obtener el título de gentilhombre del Rey.

Conquista de Ifni

En 1931, cuando Capaz ya era coronel, la llegada de la República provocó su salida de Marruecos y que Azaña le nombrase comandante militar de Las Palmas. Fue desde la plaza canaria desde donde el militar participaría en la acción por la que más se le recordaría, en relación con Ifni. Este enclave, situado en la costa del actual Marruecos, tenía relación con España desde época de los Reyes Católicos, cuando en 1476, el conquistador Diego de Herrera lo reclamó para la Corona de Castilla. El lugar se llamó entonces Santa Cruz de la Mar Pequeña.

España, por tanto, tenía soberanía sobre el enclave, algo que reconoció Marruecos en el tratado de Tetuán (1860). Sin embargo, el lugar era de facto de dominio marroquí. El Gobierno de la República quiso hacer realidad la ocupación de Ifni ante el recelo de que Francia pudiera hacerlo en nuestro lugar. El primer intento, realizado en agosto de 1933, fue un completo fracaso, ya que la fuerza española ni siquiera pudo desembarcar y los dos emisarios enviados a parlamentar fueron ejecutados. Al año siguiente, ya con Lerroux de presidente, se retoma el proyecto y esta vez el encargado de llevar a cabo la empresa no es otro que Oswaldo Capaz. Por cierto, que Lerroux ordenó planificar la operación a un tal general Franco Bahamonde.

Capaz inicia la acción en abril de 1934, apoyándose en contactos diplomáticos previos con las tribus del territorio, tal y como había hecho ocho años antes durante su exitosa carrera por Gómara. Con el apoyo aéreo del Ejército del Aire, el coronel desembarcó en la zona, fundó la ciudad de Sidi-Ifni y tomó posesión de la plaza sin apenas oposición, convirtiéndose en el último militar en conquistar territorio para España en nuestra historia. Como premio, se le nombró gobernador y se le ascendió a general con sólo 40 años.

Por cierto, Ifni fue territorio español hasta 1969, hasta que fue cedido a Marruecos en el contexto de la desintegración del Protectorado.

Golpe de Estado y asesinato

En 1936, el Gobierno nombró a Capaz jefe de la Circunscripción Occidental del Protectorado de Marruecos, con sede en Ceuta. En ese puesto, le sorprendió el golpe de julio del 36, aunque Capaz se encontraba de permiso en Madrid por motivos de salud. Si bien algunos han querido tacharle de cómplice del alzamiento, no hay pruebas que apoyen esta acusación. Más bien, parece que se le metió en el saco de otros militares africanistas que sí participaron del golpe, como el propio Franco o los Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Millán-Astray y compañía. De hecho, el prestigioso hispanista Stanley Payne califica a Capaz de «militar moderado, con tendencias republicanas».

Es más, Capaz, lejos de ser verdugo, se convirtió en víctima. Al sorprenderle en Madrid el inicio de la guerra, fue detenido y encerrado en la infame cárcel Modelo de la capital. El 23 de agosto, fue asesinado durante una de las habituales sacas de los milicianos. Le pegaron un tiro en la nuca en la Pradera de San Isidro y abandonaron su cadáver en la zona de Ciudad Universitaria. Así termina la historia del general Oswaldo Capaz. Qué buen vasallo, si hubiera buen señor.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a comercial@theobjective.com]

 Si algo no le faltan a España en el transcurso de su larga historia, eso son los conquistadores y héroes militares. De los triunfos americanos de  

Si algo no le faltan a España en el transcurso de su larga historia, eso son los conquistadores y héroes militares. De los triunfos americanos de Hernán Cortés, Francisco Pizarro o el más desconocido Hernando de Soto, al genio militar del Gran Capitán y del Gran Duque de Alba, pasando por la pericia marinera de Álvaro de Bazán o Juan de Austria. Por no hablar de hazañas como la defensa de Cartagena de Indias por Blas de Lezo o la carrera del Glorioso.

Esta semana, sin embargo, nos centraremos en una gesta que ha pasado más de puntillas por nuestra historia: la última conquista hecha por España. El protagonista de este episodio es Oswaldo Fernando Capaz Montes, nacido en Nuevitas (Cuba) en 1894, es decir, en los últimos años de dominio español en la isla caribeña, Oswaldo era hijo de militar, nada menos que de un general de brigada, y por esos derroteros condujo también su vida.

Cuando la familia volvió a la España peninsular en 1898, el joven Oswaldo hizo sus estudios básicos entre Zaragoza y Barcelona. Más tarde, ingresó en la Academia de Infantería de Toledo. Al graduarse, en 1913, el ya teniente segundo inició una larga y exitosa carrera militar que transcurriría fundamentalmente en el norte de África. En efecto, en esos años estalló la guerra del Rif, tras la rebelión de las tribus rifeñas marroquíes contra la presencia española en la zona.

Capaz pasó 11 años casi seguidos en Marruecos, encadenando distintos destinos. Durante ese tiempo, participó en 23 acciones de guerras, fue herido y recibió medallas al mérito. Además, se especializó en el campo de la aviación, hasta el punto de ser nombrado jefe del aeródromo militar de Cuatro Vientos en 1925.

De vuelta en África, tras producirse la derrota del líder rifeño, Abd el Krim, se le encargó a Capaz la toma de la región de Gómara. No contento con ello, el militar hispanocubano fue avanzando por el territorio hasta rendir un total de 12 cabilas o tribus bereberes de la zona. Por el camino, se incautó de miles de fusiles en poder de los rifeños, así como de ametralladoras y cañones. Gran parte de su éxito se debió no tanto a la fuerza militar, sino a su capacidad de negociación, facilitada por su dominio del árabe. Todo ello le valió para convertirse en uno de los tenientes coroneles más jóvenes del Ejército español, así como para obtener el título de gentilhombre del Rey.

En 1931, cuando Capaz ya era coronel, la llegada de la República provocó su salida de Marruecos y que Azaña le nombrase comandante militar de Las Palmas. Fue desde la plaza canaria desde donde el militar participaría en la acción por la que más se le recordaría, en relación con Ifni. Este enclave, situado en la costa del actual Marruecos, tenía relación con España desde época de los Reyes Católicos, cuando en 1476, el conquistador Diego de Herrera lo reclamó para la Corona de Castilla. El lugar se llamó entonces Santa Cruz de la Mar Pequeña.

España, por tanto, tenía soberanía sobre el enclave, algo que reconoció Marruecos en el tratado de Tetuán (1860). Sin embargo, el lugar era de facto de dominio marroquí. El Gobierno de la República quiso hacer realidad la ocupación de Ifni ante el recelo de que Francia pudiera hacerlo en nuestro lugar. El primer intento, realizado en agosto de 1933, fue un completo fracaso, ya que la fuerza española ni siquiera pudo desembarcar y los dos emisarios enviados a parlamentar fueron ejecutados. Al año siguiente, ya con Lerroux de presidente, se retoma el proyecto y esta vez el encargado de llevar a cabo la empresa no es otro que Oswaldo Capaz. Por cierto, que Lerroux ordenó planificar la operación a un tal general Franco Bahamonde.

Capaz inicia la acción en abril de 1934, apoyándose en contactos diplomáticos previos con las tribus del territorio, tal y como había hecho ocho años antes durante su exitosa carrera por Gómara. Con el apoyo aéreo del Ejército del Aire, el coronel desembarcó en la zona, fundó la ciudad de Sidi-Ifni y tomó posesión de la plaza sin apenas oposición, convirtiéndose en el último militar en conquistar territorio para España en nuestra historia. Como premio, se le nombró gobernador y se le ascendió a general con sólo 40 años.

Por cierto, Ifni fue territorio español hasta 1969, hasta que fue cedido a Marruecos en el contexto de la desintegración del Protectorado.

En 1936, el Gobierno nombró a Capaz jefe de la Circunscripción Occidental del Protectorado de Marruecos, con sede en Ceuta. En ese puesto, le sorprendió el golpe de julio del 36, aunque Capaz se encontraba de permiso en Madrid por motivos de salud. Si bien algunos han querido tacharle de cómplice del alzamiento, no hay pruebas que apoyen esta acusación. Más bien, parece que se le metió en el saco de otros militares africanistas que sí participaron del golpe, como el propio Franco o los Mola, Sanjurjo, Queipo de Llano, Millán-Astray y compañía. De hecho, el prestigioso hispanista Stanley Payne califica a Capaz de «militar moderado, con tendencias republicanas».

Es más, Capaz, lejos de ser verdugo, se convirtió en víctima. Al sorprenderle en Madrid el inicio de la guerra, fue detenido y encerrado en la infame cárcel Modelo de la capital. El 23 de agosto, fue asesinado durante una de las habituales sacas de los milicianos. Le pegaron un tiro en la nuca en la Pradera de San Isidro y abandonaron su cadáver en la zona de Ciudad Universitaria. Así termina la historia del general Oswaldo Capaz. Qué buen vasallo, si hubiera buen señor.

[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]

 Noticias de Cultura: Última hora de hoy en THE OBJECTIVE

Noticias Similares