En su celebrada History and historians in the nineteenth century, el historiador inglés George Peabody Gooch declaró que Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) fue el más grande de los académicos (scholars) españoles de su tiempo, y que su ingente obra histórica había abordado “múltiples aspectos de la vida nacional” y arrojado “más luz que ningún otro autor, nacional o extranjero, sobre el desarrollo de la mentalidad española”.
Se refería en estos términos al primer gran historiador y crítico contemporáneo de la cultura hispánica, tanto de su pensamiento como de sus literaturas, las dos facetas principales que desarrolló.
El pensamiento hispano
Componen la primera sus monumentales series de historia y crítica del pensamiento hispánico, escritas entre 1875 y 1892, para sacarlo del olvido de que era objeto en la historiografía europea. La ciencia española, con su anexo de Ensayos de crítica filosófica, no sólo demuestra que la cultura hispánica tiene una historia filosófica y científica digna de ser estudiada. También registra un inventario de su patrimonio bibliográfico y aporta estudios memorables, por ejemplo, sobre el platonismo en España, los precursores españoles de Kant o el ensayo filosófico de Gómez Pereira Antoniana Margarita.
Caricatura de Menéndez Pelayo para el libro Los Inmortales, con un dibujo de Joaquín Moya, en 1898. Wikimedia Commons
La juvenil Historia de los heterodoxos españoles descubre con amenidad y en toda su riqueza el pensamiento de los teólogos, filósofos y místicos españoles de todas las épocas, que se apartaron de la fe religiosa de la España católica. Un mundo desconocido en su tiempo y que sigue interesando en el nuestro.
En la monumental Historia de las ideas estéticas en España se exponen de manera comparatista las concepciones sobre el amor y la belleza de los filósofos, teóricos de las artes y artistas españoles, que iluminaron los gustos y la producción artística hispánica en sus distintas épocas. No sólo se recogen aquí teorías literarias, sino también pictóricas, arquitectónicas y musicales.
Pertenecen así mismo a esta faceta de Menéndez Pelayo sus escritos dedicados a la recuperación y estudio de las aportaciones de los filólogos españoles al conocimiento de la cultura clásica, como su libro Horacio en España o sus series Bibliografía hispano-latina clásica y Biblioteca de traductores españoles.
Analista de la literatura hispánica
La segunda faceta de Menéndez Pelayo resulta de su investigación como historiador y crítico de las literaturas hispánicas, atendida especialmente desde los años 90 y hasta su muerte.
La componen estudios memorables, desde los que creció y se diversificó la investigación histórica en ese campo desde la España finisecular, como su Antología de poetas líricos castellanos, Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, Historia de la poesía hispanoamericana, Estudios sobre el teatro de Lope de Vega y Orígenes de la novela. Tal vez sea esta su faceta más reconocida e influyente.
Dejó escrito la filósofa María Zambrano, en su obra Delirio y destino, que “la historia de Menéndez Pelayo es una visión poética de España, asistida naturalmente de la ciencia”. Ciertamente la concebía como una obra de arte, por lo que no sólo procuró dotar de perfección ideal a su relato, sino también de amenidad y elegancia a su prosa. Partidario del saber jovial, su monumental obra ofrece multitud de miradores desde los que se puede disfrutar de incomparables vistas históricas de la cultura hispánica.
Nuevas ediciones de Menéndez Pelayo
La publicación en 1999 del CD-ROM Menéndez Pelayo digital, que es una versión electrónica de la Edición Nacional de sus obras y su epistolario, no sólo revolucionó la investigación en su figura y su obra, sino que puso las bases de su posterior difusión en Internet. Así ha ganado lectores y posiciones en el circuito del hispanismo.
La Edición Nacional estableció el texto de las obras de Menéndez Pelayo, pero las publicó sin recoger su evolución histórica, ocultando así que fueron revisadas a fondo por su autor y editadas varias veces durante su vida. Por eso han surgido nuevas ediciones académicas de sus obras que muestran los cambios significativos en su evolución estructural y de texto, por ejemplo, de la Historia de las ideas estéticas en España y La ciencia española.
Es buena noticia que el hispanismo y la vida cultural española estén recuperando al historiador y crítico clave de la cultura hispánica en la Restauración. Y lo es porque el centro de interés del hispanismo lo constituye precisamente ese sedimento cultural en el que se acumulan las creaciones más reveladoras de la manera de ser y actuar de los pueblos de lengua española, sus creencias e ideas, su sensibilidad y sus gustos. Esas creaciones fueron obra de sus genios representativos, a los que Menéndez Pelayo denominó polígrafos. Además, este núcleo cultural hispánico es el único presente denso que vincula con su pasado nuestra fantasmagórica cultura contemporánea, confiriéndole así cierta actualidad y dimensión global.
Menéndez Pelayo desarrolló en su obra la articulación histórica que enraíza lo español en sus fuentes helenísticas grecolatinas, añade sus componentes medievales cristianos, árabes y judíos, y sitúa su periodo creador y de esplendor en el Renacimiento y el Barroco, cuando se proyectó además como civilización hispánica en América.
En su celebrada History and historians in the nineteenth century, el historiador inglés George Peabody Gooch declaró que Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) fue el más grande de
En su celebrada History and historians in the nineteenth century, el historiador inglés George Peabody Gooch declaró que Marcelino Menéndez Pelayo (1856-1912) fue el más grande de los académicos (scholars) españoles de su tiempo, y que su ingente obra histórica había abordado “múltiples aspectos de la vida nacional” y arrojado “más luz que ningún otro autor, nacional o extranjero, sobre el desarrollo de la mentalidad española”.
Se refería en estos términos al primer gran historiador y crítico contemporáneo de la cultura hispánica, tanto de su pensamiento como de sus literaturas, las dos facetas principales que desarrolló.
Componen la primera sus monumentales series de historia y crítica del pensamiento hispánico, escritas entre 1875 y 1892, para sacarlo del olvido de que era objeto en la historiografía europea. La ciencia española, con su anexo de Ensayos de crítica filosófica, no sólo demuestra que la cultura hispánica tiene una historia filosófica y científica digna de ser estudiada. También registra un inventario de su patrimonio bibliográfico y aporta estudios memorables, por ejemplo, sobre el platonismo en España, los precursores españoles de Kant o el ensayo filosófico de Gómez Pereira Antoniana Margarita.
Caricatura de Menéndez Pelayo para el libro Los Inmortales, con un dibujo de Joaquín Moya, en 1898. Wikimedia Commons
La juvenil Historia de los heterodoxos españoles descubre con amenidad y en toda su riqueza el pensamiento de los teólogos, filósofos y místicos españoles de todas las épocas, que se apartaron de la fe religiosa de la España católica. Un mundo desconocido en su tiempo y que sigue interesando en el nuestro.
En la monumental Historia de las ideas estéticas en España se exponen de manera comparatista las concepciones sobre el amor y la belleza de los filósofos, teóricos de las artes y artistas españoles, que iluminaron los gustos y la producción artística hispánica en sus distintas épocas. No sólo se recogen aquí teorías literarias, sino también pictóricas, arquitectónicas y musicales.
Pertenecen así mismo a esta faceta de Menéndez Pelayo sus escritos dedicados a la recuperación y estudio de las aportaciones de los filólogos españoles al conocimiento de la cultura clásica, como su libro Horacio en España o sus series Bibliografía hispano-latina clásica y Biblioteca de traductores españoles.
La segunda faceta de Menéndez Pelayo resulta de su investigación como historiador y crítico de las literaturas hispánicas, atendida especialmente desde los años 90 y hasta su muerte.
La componen estudios memorables, desde los que creció y se diversificó la investigación histórica en ese campo desde la España finisecular, como su Antología de poetas líricos castellanos, Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, Historia de la poesía hispanoamericana, Estudios sobre el teatro de Lope de Vega y Orígenes de la novela. Tal vez sea esta su faceta más reconocida e influyente.
Dejó escrito la filósofa María Zambrano, en su obra Delirio y destino, que “la historia de Menéndez Pelayo es una visión poética de España, asistida naturalmente de la ciencia”. Ciertamente la concebía como una obra de arte, por lo que no sólo procuró dotar de perfección ideal a su relato, sino también de amenidad y elegancia a su prosa. Partidario del saber jovial, su monumental obra ofrece multitud de miradores desde los que se puede disfrutar de incomparables vistas históricas de la cultura hispánica.
La publicación en 1999 del CD-ROM Menéndez Pelayo digital, que es una versión electrónica de la Edición Nacional de sus obras y su epistolario, no sólo revolucionó la investigación en su figura y su obra, sino que puso las bases de su posterior difusión en Internet. Así ha ganado lectores y posiciones en el circuito del hispanismo.
La Edición Nacional estableció el texto de las obras de Menéndez Pelayo, pero las publicó sin recoger su evolución histórica, ocultando así que fueron revisadas a fondo por su autor y editadas varias veces durante su vida. Por eso han surgido nuevas ediciones académicas de sus obras que muestran los cambios significativos en su evolución estructural y de texto, por ejemplo, de la Historia de las ideas estéticas en España y La ciencia española.
Es buena noticia que el hispanismo y la vida cultural española estén recuperando al historiador y crítico clave de la cultura hispánica en la Restauración. Y lo es porque el centro de interés del hispanismo lo constituye precisamente ese sedimento cultural en el que se acumulan las creaciones más reveladoras de la manera de ser y actuar de los pueblos de lengua española, sus creencias e ideas, su sensibilidad y sus gustos. Esas creaciones fueron obra de sus genios representativos, a los que Menéndez Pelayo denominó polígrafos. Además, este núcleo cultural hispánico es el único presente denso que vincula con su pasado nuestra fantasmagórica cultura contemporánea, confiriéndole así cierta actualidad y dimensión global.
Menéndez Pelayo desarrolló en su obra la articulación histórica que enraíza lo español en sus fuentes helenísticas grecolatinas, añade sus componentes medievales cristianos, árabes y judíos, y sitúa su periodo creador y de esplendor en el Renacimiento y el Barroco, cuando se proyectó además como civilización hispánica en América.
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