En Portland, Estados Unidos, una joven madre sufre la peor de las tragedias. Tras una noche apacible, en la que duerme del tirón sin que los llantos de su hijo la despierten, comprueba con horror que la cuna amanece vacía. La ventana del cuarto está abierta, pero no hay rastro del niño en toda la casa ni en los alrededores.
Casi desde el primer momento, autoridades y medios de comunicación la convierten en sospechosa. Una manta del pequeño, manchada de sangre, aparece en su maletero. Ella no sabe explicar aquel hallazgo. La personalidad de Colleen Clark, tímida, frágil, y poco dada a entablar relaciones sociales con el resto de la comunidad de vecinos, la convierte en una perfecta villana, la culpable de un delito del que no se sabe realmente nada.
Dijo Arthur Conan Doyle, a través del famosísimo Sherlock Holmes, que «no hay nada más engañoso que un hecho evidente». Una máxima que hay que seguir a rajatabla cuando se empieza una buena novela negra, como es el caso de Los mensajeros de la oscuridad, de John Connolly, la historia número 22 que el autor irlandés publica en nuestro país dentro de la serie protagonizada por el detective Charlie Parker.
Toda la ciudad apunta en la misma dirección: políticos, fiscales, policías, periodistas y vecinos. Solo un abogado parece creer en la inocencia de la madre, un letrado que tiene un as bajo la manga: el detective Charlie Parker, un sabueso curtido en mil batallas que intenta ver más allá de las pruebas evidentes.
A medida que avanza la investigación, Parker descubre un panorama mucho más complejo que el mostrado por la prensa. La desaparición del niño está rodeada de secretos familiares: un padre distante y un tanto sospechoso, un grupo de radicales de extrema derecha y una misteriosa vidente. Todo ello le conduce a una vieja casa oculta en los bosques de Maine, un lugar enigmático que parece guardar las claves para aclarar el drama.
Lealtad y esperanza
Como en el resto de los episodios de esta serie, se trata de una novela negra que, a su suspense clásico, añade algún elemento sobrenatural, un estilo híbrido donde hay cierto punto de terror, de fantasía y de espiritualidad. El autor intenta sorprender dentro de «un mundo cotidiano y muy creíble», apostando por ir en cada historia más allá del clásico género policial.
Una narración de ritmo intenso, aunque de fácil y entretenida lectura, que atrapa al lector y que, tras la complicada madeja que se va desenredando capítulo a capítulo, aborda temas profundos como la lealtad, el amor y, sobre todo en este volumen, la esperanza en medio de la más profunda de las oscuridades.
Charlie Parker es un antihéroe clásico, marcado por profundas heridas que determinan su forma de proceder ante los casos que investiga. Una persona vulnerable, que lucha contra sus demonios internos mientras se enfrenta a crímenes reales y a amenazas sobrenaturales.
Crítica social
Sus historias transcurren en escenarios estadounidenses, sobre todo en Maine y Nueva Orleans, en ambientes muy detallados con atmósferas oscuras y opresivas donde abundan los elementos religiosos, las sectas, el folklore de aquellas tierras y el misterio. En ellas también hay cabida para cierta crítica social, la corrupción política y policial o la desigualdad social son temas recurrentes. En esta última novela queda patente una dura reflexión sobre la sociedad del espectáculo, capaz de triturar a cualquier inocente sin preocuparse en ningún momento por la verdad, un caso ficticio que nos recuerda a numerosos hechos reales que han podido servir de inspiración a Connolly.
El primer volumen de esta saga, Todo lo que muere, publicado en inglés en 1999, llegó a nuestro país en el año 2004 a través de Tusquets editores, que publicó ese mismo año una segunda historia: El poder de las tinieblas. Desde entonces, durante los últimos 20 años, este sello ha ido publicando todos los libros protagonizados por Charlie Parker. Hace justo un año llegó a las librerías Las furias, que está compuesta por la novela que da nombre al volumen y por Las hermanas Strange.
John Connolly (Dublín, 1968) estudió filología inglesa en el Trinity College y periodismo en la Dublin City University. Reside en su ciudad natal, pero pasa parte del año en Estados Unidos, donde se desarrollan la mayoría de sus obras. Además de las novelas policiacas del detective Charlie Parker, que le han convertido en uno de los autores más leídos del panorama internacional, es autor de la novela Malvados (2013) y de los volúmenes de relatos de terror Nocturnos (2013) y Música nocturna (2017).
En Portland, Estados Unidos, una joven madre sufre la peor de las tragedias. Tras una noche apacible, en la que duerme del tirón sin que los
En Portland, Estados Unidos, una joven madre sufre la peor de las tragedias. Tras una noche apacible, en la que duerme del tirón sin que los llantos de su hijo la despierten, comprueba con horror que la cuna amanece vacía. La ventana del cuarto está abierta, pero no hay rastro del niño en toda la casa ni en los alrededores.
Casi desde el primer momento, autoridades y medios de comunicación la convierten en sospechosa. Una manta del pequeño, manchada de sangre, aparece en su maletero. Ella no sabe explicar aquel hallazgo. La personalidad de Colleen Clark, tímida, frágil, y poco dada a entablar relaciones sociales con el resto de la comunidad de vecinos, la convierte en una perfecta villana, la culpable de un delito del que no se sabe realmente nada.
Dijo Arthur Conan Doyle, a través del famosísimo Sherlock Holmes, que «no hay nada más engañoso que un hecho evidente». Una máxima que hay que seguir a rajatabla cuando se empieza una buena novela negra, como es el caso de Los mensajeros de la oscuridad, de John Connolly, la historia número 22 que el autor irlandés publica en nuestro país dentro de la serie protagonizada por el detective Charlie Parker.
Toda la ciudad apunta en la misma dirección: políticos, fiscales, policías, periodistas y vecinos. Solo un abogado parece creer en la inocencia de la madre, un letrado que tiene un as bajo la manga: el detective Charlie Parker, un sabueso curtido en mil batallas que intenta ver más allá de las pruebas evidentes.
A medida que avanza la investigación, Parker descubre un panorama mucho más complejo que el mostrado por la prensa. La desaparición del niño está rodeada de secretos familiares: un padre distante y un tanto sospechoso, un grupo de radicales de extrema derecha y una misteriosa vidente. Todo ello le conduce a una vieja casa oculta en los bosques de Maine, un lugar enigmático que parece guardar las claves para aclarar el drama.
Como en el resto de los episodios de esta serie, se trata de una novela negra que, a su suspense clásico, añade algún elemento sobrenatural, un estilo híbrido donde hay cierto punto de terror, de fantasía y de espiritualidad. El autor intenta sorprender dentro de «un mundo cotidiano y muy creíble», apostando por ir en cada historia más allá del clásico género policial.
Una narración de ritmo intenso, aunque de fácil y entretenida lectura, que atrapa al lector y que, tras la complicada madeja que se va desenredando capítulo a capítulo, aborda temas profundos como la lealtad, el amor y, sobre todo en este volumen, la esperanza en medio de la más profunda de las oscuridades.
Charlie Parker es un antihéroe clásico, marcado por profundas heridas que determinan su forma de proceder ante los casos que investiga. Una persona vulnerable, que lucha contra sus demonios internos mientras se enfrenta a crímenes reales y a amenazas sobrenaturales.
Sus historias transcurren en escenarios estadounidenses, sobre todo en Maine y Nueva Orleans, en ambientes muy detallados con atmósferas oscuras y opresivas donde abundan los elementos religiosos, las sectas, el folklore de aquellas tierras y el misterio. En ellas también hay cabida para cierta crítica social, la corrupción política y policial o la desigualdad social son temas recurrentes. En esta última novela queda patente una dura reflexión sobre la sociedad del espectáculo, capaz de triturar a cualquier inocente sin preocuparse en ningún momento por la verdad, un caso ficticio que nos recuerda a numerosos hechos reales que han podido servir de inspiración a Connolly.
El primer volumen de esta saga, Todo lo que muere, publicado en inglés en 1999, llegó a nuestro país en el año 2004 a través de Tusquets editores, que publicó ese mismo año una segunda historia: El poder de las tinieblas. Desde entonces, durante los últimos 20 años, este sello ha ido publicando todos los libros protagonizados por Charlie Parker. Hace justo un año llegó a las librerías Las furias, que está compuesta por la novela que da nombre al volumen y por Las hermanas Strange.
John Connolly (Dublín, 1968) estudió filología inglesa en el Trinity College y periodismo en la Dublin City University. Reside en su ciudad natal, pero pasa parte del año en Estados Unidos, donde se desarrollan la mayoría de sus obras. Además de las novelas policiacas del detective Charlie Parker, que le han convertido en uno de los autores más leídos del panorama internacional, es autor de la novela Malvados (2013) y de los volúmenes de relatos de terror Nocturnos (2013) y Música nocturna (2017).
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