<p>Lo que antes era la temporada de premios, ahora se llama campaña de los <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/premios-oscar.html»><strong>premios Oscar</strong></a>. Lo que en el pasado consistía en dos galas, un almuerzo y tres <i>photocalls</i> graciosos ha acabado por transformarse en una auténtica guerra de trincheras con publicistas con cara de francotiradores, espeleólogos capaces de sumergirse en lo más profundo de los <i>tuitlines </i>ajenos, periodistas expertos en leer los posos de los cafés matutinos de los 10.500 votantes y auténticos ejércitos de relaciones públicas cuya única virtud conocida es saber manejar un Excel (del Word no les hables).</p>
Definitivamente, los Oscar son cosa de dos: Anora, de Sean Baker, o Cónclave, Edward Berger
<p>Lo que antes era la temporada de premios, ahora se llama campaña de los <a href=»https://www.elmundo.es/cultura/premios-oscar.html»><strong>premios Oscar</strong></a>. Lo que en el pasado consistía en dos galas, un almuerzo y tres <i>photocalls</i> graciosos ha acabado por transformarse en una auténtica guerra de trincheras con publicistas con cara de francotiradores, espeleólogos capaces de sumergirse en lo más profundo de los <i>tuitlines </i>ajenos, periodistas expertos en leer los posos de los cafés matutinos de los 10.500 votantes y auténticos ejércitos de relaciones públicas cuya única virtud conocida es saber manejar un Excel (del Word no les hables).</p>
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