El pasado mes de agosto, se celebró en Lisboa una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud. Más de un millón y medio de jóvenes se desplazaron a la capital portuguesa para participar en una suerte de festival católico que la Iglesia organiza cada dos o tres años desde 1986. El evento central de este encuentro fue una vigilia de oración en la que la multitud de jóvenes congregados en Lisboa rezó junto al papa Francisco. Al día siguiente, las jornadas se clausuraron con una misa presidida por el pontífice.
Como suele ser habitual en estas reuniones, los jóvenes, una vez finalizada la vigilia nocturna, durmieron al raso para participar al día siguiente de la eucaristía con Francisco. La sorpresa llegó cuando el millón y medio de jóvenes que hicieron noche en el Campo da Graça de Lisboa se despertaron al ritmo de la sesión de un DJ. Lo curioso del caso es que quien pinchaba era nada menos que un sacerdote. Su nombre era el padre Guilherme Peixoto y su actuación se hizo viral en pocas horas.
Se estarán ustedes preguntando qué tiene todo esto que ver con el objeto de este podcast, es decir, con hablar de personajes desconocidos de la historia de España. Pues bien, la razón es que la actuación del padre Guilherme seguramente no podría explicarse sin la aportación de un tal Juan García Castillejo, un español que es considerado uno de los pioneros de la música electrónica. ¿Y saben lo mejor de todo? Que también era sacerdote.
Entre la sacristía y la mesa de mezclas
Juan García Castillejo nació en 1903 en Motilla del Palancar (Cuenca), aunque su familia pronto se trasladó a Valencia. Lo cierto es que no se conocen demasiados datos sobre su vida, ya que esta transcurrió en su mayor parte en medio de su sencilla y anónima labor como sacerdote. Sí sabemos que entre la edad de 11 y 16 años fue infantillo de la Capilla del Real Colegio del Corpus Christi, es decir, que queda probado que tenía ciertas dotes para la música. Esta institución era un seminario menor, un colegio en el que estudiaban chicos que estaban discerniendo su vocación al sacerdocio.
Esta llamada se confirmó en 1915, cuando ingresó definitivamente en el seminario conciliar de Valencia. Se ordenó sacerdote en 1928, a la edad de 25 años, y un tiempo después fue enviado a la parroquia de los Santos Juanes, también en la Ciudad del Turia. Ante el creciente clima anticlerical de la España de los años treinta, parece que abandonó Valencia con el estallido de la Guerra Civil, exiliándose a Italia. Volvió a nuestro país a mediados de 1938, donde su rastro vuelve a encontrarse en las parroquias de dos pueblos de Teruel. Con el fin de la contienda, regresó a su iglesia de los Santos Juanes, donde permanecería hasta que se jubiló, en 1977.
Hasta aquí los pocos datos de que disponemos de la actividad principal del padre Juan, la de su labor pastoral. Sin embargo, García Castillejo desarrolló durante décadas una curiosa afición, nada habitual entre la población general de aquella época, pero todavía menos en su gremio: la de la música electrónica.
El caso es que el padre Juan tuvo siempre mucho interés en la radio y en el telégrafo, cuyo desarrollo y perfeccionamiento ocupó todo el siglo XIX y parte del XX. Sin ir más lejos, hablaba del telégrafo como del «gigante más coloso del progreso en estos tiempos». De hecho, García Castillejo disponía de una estación telegráfica con la que experimentaba. Fruto de ese trabajo patentó dos sistemas de transmisión en 1940 y 1942.
Pero lo más llamativo de esta faceta de la vida del padre Juan fue sin duda la publicación en 1944 del libro La telegrafía rápida, el triteclado y la música eléctrica. En él, García Castillejo daba cuenta al mundo de un artefacto de propia invención, el electrocompositor. Podría parecer que la telegrafía y la llamada música electrónica no tienen mucho que ver, pero el sacerdote conquense descubrió una conexión entre ambas, la electricidad, que le permitió desarrollar la mencionada máquina.
Pero ¿qué hacía el electrocompositor? Pues, básicamente, tenía la capacidad de emitir sonido, pero también componer música por sí mismo. El padre Juan lo había desarrollado en los años 30 y en el libro exponía su funcionamiento, aunque, eso sí, sin dar excesivos detalles para evitar que alguien pudiera plagiar su patente.
Un legado olvidado que se adelantó décadas
A pesar de ello, el invento de García Castillejo resultó demasiado innovador para la España de aquellos años. Su aportación tuvo escasa o nula acogida durante su vida y, a su muerte, el electrocompositor se llevó al chatarrero. Su legado sólo ha llegado a nosotros por su libro, descubierto de forma casual por un aficionado treinta años después de su publicación.
Sin embargo, hoy en día los expertos sí saben apreciar el valor de su trabajo. El profesor José Vicente Gil Noé, de la Universidad Internacional de Valencia y autor de una monografía sobre el padre Juan, señala que el electrocompositor se adelantó a la experimentación musical de décadas posteriores. Sobre García Castillejo, dice que su capacidad de experimentación y su ingenio encuentran de algún modo reflejo en la actitud creadora de los artistas actuales.
Desde 2008, el Festival ‘Nits d’Aielo i Art’ entrega el galardón Cura Castillejo para premiar a figuras relevantes en el ámbito de la música experimental en España.
[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a comercial@theobjective.com]
El pasado mes de agosto, se celebró en Lisboa una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud. Más de un millón y medio de
El pasado mes de agosto, se celebró en Lisboa una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud. Más de un millón y medio de jóvenes se desplazaron a la capital portuguesa para participar en una suerte de festival católico que la Iglesia organiza cada dos o tres años desde 1986. El evento central de este encuentro fue una vigilia de oración en la que la multitud de jóvenes congregados en Lisboa rezó junto al papa Francisco. Al día siguiente, las jornadas se clausuraron con una misa presidida por el pontífice.
Como suele ser habitual en estas reuniones, los jóvenes, una vez finalizada la vigilia nocturna, durmieron al raso para participar al día siguiente de la eucaristía con Francisco. La sorpresa llegó cuando el millón y medio de jóvenes que hicieron noche en el Campo da Graça de Lisboa se despertaron al ritmo de la sesión de un DJ. Lo curioso del caso es que quien pinchaba era nada menos que un sacerdote. Su nombre era el padre Guilherme Peixoto y su actuación se hizo viral en pocas horas.
Se estarán ustedes preguntando qué tiene todo esto que ver con el objeto de este podcast, es decir, con hablar de personajes desconocidos de la historia de España. Pues bien, la razón es que la actuación del padre Guilherme seguramente no podría explicarse sin la aportación de un tal Juan García Castillejo, un español que es considerado uno de los pioneros de la música electrónica. ¿Y saben lo mejor de todo? Que también era sacerdote.
Juan García Castillejo nació en 1903 en Motilla del Palancar (Cuenca), aunque su familia pronto se trasladó a Valencia. Lo cierto es que no se conocen demasiados datos sobre su vida, ya que esta transcurrió en su mayor parte en medio de su sencilla y anónima labor como sacerdote. Sí sabemos que entre la edad de 11 y 16 años fue infantillo de la Capilla del Real Colegio del Corpus Christi, es decir, que queda probado que tenía ciertas dotes para la música. Esta institución era un seminario menor, un colegio en el que estudiaban chicos que estaban discerniendo su vocación al sacerdocio.
Esta llamada se confirmó en 1915, cuando ingresó definitivamente en el seminario conciliar de Valencia. Se ordenó sacerdote en 1928, a la edad de 25 años, y un tiempo después fue enviado a la parroquia de los Santos Juanes, también en la Ciudad del Turia. Ante el creciente clima anticlerical de la España de los años treinta, parece que abandonó Valencia con el estallido de la Guerra Civil, exiliándose a Italia. Volvió a nuestro país a mediados de 1938, donde su rastro vuelve a encontrarse en las parroquias de dos pueblos de Teruel. Con el fin de la contienda, regresó a su iglesia de los Santos Juanes, donde permanecería hasta que se jubiló, en 1977.
Hasta aquí los pocos datos de que disponemos de la actividad principal del padre Juan, la de su labor pastoral. Sin embargo, García Castillejo desarrolló durante décadas una curiosa afición, nada habitual entre la población general de aquella época, pero todavía menos en su gremio: la de la música electrónica.
El caso es que el padre Juan tuvo siempre mucho interés en la radio y en el telégrafo, cuyo desarrollo y perfeccionamiento ocupó todo el siglo XIX y parte del XX. Sin ir más lejos, hablaba del telégrafo como del «gigante más coloso del progreso en estos tiempos». De hecho, García Castillejo disponía de una estación telegráfica con la que experimentaba. Fruto de ese trabajo patentó dos sistemas de transmisión en 1940 y 1942.
Pero lo más llamativo de esta faceta de la vida del padre Juan fue sin duda la publicación en 1944 del libro La telegrafía rápida, el triteclado y la música eléctrica. En él, García Castillejo daba cuenta al mundo de un artefacto de propia invención, el electrocompositor. Podría parecer que la telegrafía y la llamada música electrónica no tienen mucho que ver, pero el sacerdote conquense descubrió una conexión entre ambas, la electricidad, que le permitió desarrollar la mencionada máquina.
Pero ¿qué hacía el electrocompositor? Pues, básicamente, tenía la capacidad de emitir sonido, pero también componer música por sí mismo. El padre Juan lo había desarrollado en los años 30 y en el libro exponía su funcionamiento, aunque, eso sí, sin dar excesivos detalles para evitar que alguien pudiera plagiar su patente.
A pesar de ello, el invento de García Castillejo resultó demasiado innovador para la España de aquellos años. Su aportación tuvo escasa o nula acogida durante su vida y, a su muerte, el electrocompositor se llevó al chatarrero. Su legado sólo ha llegado a nosotros por su libro, descubierto de forma casual por un aficionado treinta años después de su publicación.
Sin embargo, hoy en día los expertos sí saben apreciar el valor de su trabajo. El profesor José Vicente Gil Noé, de la Universidad Internacional de Valencia y autor de una monografía sobre el padre Juan, señala que el electrocompositor se adelantó a la experimentación musical de décadas posteriores. Sobre García Castillejo, dice que su capacidad de experimentación y su ingenio encuentran de algún modo reflejo en la actitud creadora de los artistas actuales.
Desde 2008, el Festival ‘Nits d’Aielo i Art’ entrega el galardón Cura Castillejo para premiar a figuras relevantes en el ámbito de la música experimental en España.
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