Filmin o el éxito de una plataforma de proximidad

Hace 18 años, Jaume Ripoll cofundó la plataforma de cine Filmin, junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, y en 2023 publicó la obra de no-ficción Videoclub: Las películas que cambiaron nuestra vida (Penguin Random House). Ripoll también es el director del Atlàntida Mallorca Film Fest y, en vista de su currículo, una de las personas con mejores tablas para medir la temperatura del cine moderno desde una atalaya poco visibilizada: la del distribuidor.

En estas casi dos décadas, Filmin se ha ido convirtiendo en la plataforma refugio de los cinéfilos españoles y quizá por eso mismo causó tanta inquietud la noticia difundida la semana pasada de que se ponía a la venta. Concretamente, la noticia anticipada por el diario Expansión, señalaba a Telefónica (Movistar+) y Amazon como posibles compradores y valoraba la compañía entre 40 y 50 millones de euros.

Ripoll declina hacer comentarios sobre el tema, limitándose a afirmar: «Sobre las noticias y rumores de la posible venta de Filmin no tengo nada que comentar en estos momentos. En cualquier caso, que nadie lo dude: Filmin seguirá siendo Filmin».

PREGUNTA.- ¿Qué crees que puede darle el cine a un niño?

RESPUESTA.- El cine alimenta la fantasía y excita la mirada, llevando a los niños a mundos que la realidad no ofrece. A través de las historias, el cine anticipa la capacidad de relato de los niños, especialmente aquellos que aún no pueden leer. También ayuda a desarrollar una mirada más curiosa y atenta, algo que debemos fomentar frente a la sobreabundancia de imágenes que puede aturdir.

P.- ¿Qué educación te ha proporcionado a ti, y qué educación crees que puede proporcionar el cine que no esté al alcance de los medios pedagógicos tradicionales, como puede ser la escuela o el instituto?

«Las buenas películas plantean preguntas, mientras que las malas suelen pretender ofrecer respuestas»

R.- El cine me permitió anticipar respuestas a preguntas sobre temas como la sexualidad, la amistad y los problemas familiares. Cosas que no sabía que me quería preguntar. En los 80, sin internet, el cine era mi ventana al mundo. Aunque, mejor dicho, me ayudó a abrirme a nuevas preguntas. Las buenas películas plantean preguntas, mientras que las malas suelen pretender ofrecer respuestas.

P.- ¿Esperabas acabar en la distribución?

R.- Al principio, pensaba que me dedicaría a la dirección o a la creación. Sin embargo, tras terminar la carrera y tras la muerte de mi padre, volví a Mallorca, trabajé en distribución y vídeoclubs, y me di cuenta de que el camino que pensaba seguir como director ya no era lo que realmente quería.

P.- ¿Cómo afectó la muerte de tu padre en tu recorrido profesional?

R.- La muerte de mi padre me obligó a cambiar mi rumbo. Estaba estudiando cine en Barcelona y, tras su fallecimiento, tuve que compaginar los estudios con el trabajo familiar. Regresé a Mallorca, donde me encargué de los negocios familiares y decidí dejar de lado la dirección para enfocarme en otros proyectos. Echando la vista atrás, fue una gran decisión. Aunque también difícil, porque veía a muchos compañeros ganar premios con cortometrajes (muy apoyados económicamente en esa época) y sentía una especie de envidia… Ojo, sana, eh (ríe).

P.- ¿Tuviste que tener valor y una idea muy clara para crear Filmin en un contexto de tanta incertidumbre?

R.- Sí, por supuesto, hay valor, hay muchas horas, hay una vida, digamos. Hay 18 años de vida, de semanas interminables, de trabajar muchísimo para que este proyecto tuviese cara y ojos, y tuviera músculo. No solo por mi parte, sino de todo el equipo que formamos Filmin, y de remar en ese mar de madera frente a cosas que parecían insalvables. Crisis económica, piratería, competencia, aumentos globales, negación de acceso a recursos, financiación, tensiones entre los compañeros de viaje –inevitables, por otra parte–. Bueno, creo que todo eso ha sido a lo que nos hemos enfrentado.

«Hemos sido capaces de no quedar ahogados por las múltiples olas generadas por las compañías globales»

P.- ¿Cómo defines el éxito de Filmin frente a otras grandes plataformas de streaming?

R.- Sí, creo que uno de los méritos que tenemos, sin duda, es el haber sido capaces de no quedar ahogados por las múltiples olas generadas por las compañías globales. Y ese mérito viene dado por diferentes elementos. Uno, ser pioneros. Dos, tener muy claro qué es aquello que nos mantenía a flote. Es decir, el saber no perder la personalidad y fortalecer la idea de marca. Y escuchar a nuestros suscriptores. Creo que esos cuatro elementos son claros. Y, básicamente, lo que hacen es construir un concepto que desde el principio tuvimos presente, que es el de plataforma de proximidad. Y con plataforma de proximidad no hay que pensar en un concepto de tienda pequeña, sino en tienda cercana.

P.- ¿Cómo es el día a día detrás de Filmin?  

R.- Bueno, ahora, por ejemplo, esta conversación la tenemos, no sé qué día es, ¿miércoles o martes hoy? Pues, cuando te cuelgue, empezaré a ver películas que se van a proyectar en el Festival de Berlín. Nos toca ahora hacer visionados antes del festival para decidir qué vamos a adquirir, qué necesidades tenemos en calendario o en espacios de programación. Ten en cuenta que Filmin se comporta de forma diferente a una distribución tradicional. Una distribución tradicional, más o menos, adquiere el orden de 8 a, digamos, 15, 16 al año. Nosotros, como mínimo, tenemos que tener 52 películas, 52 documentales y 52 series. Por tanto, hablamos de siete veces más. Bueno, y entonces, digamos que ese es mi trabajo, ver películas sin parar. Una suerte, vaya (ríe).

«Una de las cosas a la que más pánico tenía era que de alguna manera la compañía envejeciera conmigo»

P.- ¿Cómo gestionas el equipo de Filmin y delegas responsabilidades dentro de la compañía?

R.- Yo creo que más que delegar hay que saber escuchar. Prestar atención. Y reflexionar y aceptar que incluso en el equipo hay gente que te enseña mucho más. Una de las cosas a la que más pánico tenía era, y la que sigo teniendo, es que de alguna manera la compañía envejeciera conmigo. Y eso suena un poco presuntuoso, porque yo no soy la compañía. Pero, de alguna manera, si temía que la línea editorial de adquisición de obras se quedara desactualizada por mi culpa.

P.- ¿Qué momentos críticos has vivido en los 18 años de Filmin?

R.- Uno fue el 2008, cuando le escribí mi carta de dimisión a Juan Carlos. El primer dossier se creó en 2006, la compañía la fundamos en 2007 pero la plataforma se lanza en 2008. Trece meses después, que es una eternidad, y el lanzamiento es un desastre. Entonces, en ese momento me di cuenta de que quizás yo no tenía la capacidad, ni las habilidades, ni el conocimiento para poder llevar a cabo una plataforma de streaming. Por supuesto no teníamos en quien compararnos y quizás los compañeros de viaje que teníamos en ese momento no eran los adecuados para resolver los retos a los que nos enfrentábamos. Y ahí dije, pues es que no sirvo para esto. A pesar de todo, me mantuve.

P.- ¿Qué momento positivo destacas de Filmin?

R.- Uno, sin duda, ha sido la distribución de La sustancia. La distribuimos con Elástica, que ha sido un compañero de viaje maravilloso, con el que hemos hecho Drive My Car o Anatomía de una caída. Y recuerdo que este festival de Cannes, el último festival de Cannes, cuando íbamos al festival pensamos, bueno, ¿ seremos capaces de repetir el éxito? Y, vaya, está claro que sí.

«Faltan películas arriesgadas de gran formato y más presencia del cine español en festivales internacionales»

P.- ¿Qué dirías que falta en el cine y la industria cultural cinematográfica?

R.- Faltan películas arriesgadas de gran formato y más presencia del cine español en festivales internacionales. Hoy, por ejemplo, España es el país invitado en Berlín, pero no hay ninguna película española en competición, lo que es un error. También faltan más películas audaces que conecten con el público, especialmente en el cine de calidad, con presupuestos medianos y una mirada más singular.

P.- ¿Y de qué andamos muy bien?

R.- En España gozamos de una calidad técnica brillante, superior a la de otros países europeos. Mucho mejor que la existente en Francia o Alemania.

P.- ¿Qué sector o cargo está más infravalorado dentro de la industria cinematográfica?

R.- El distribuidor. Aunque a menudo se centra la atención en los cineastas y actores, los distribuidores, que trabajan en la sombra, no reciben el reconocimiento que merecen. Esto incluye la falta de visibilidad en premios y en los medios. Un mayor protagonismo público de las distribuidoras ayudaría a mejorar la industria.

«Mi objetivo era que la gente se divirtiera, descubriera películas desconocidas y entendiera la figura del distribuidor»

P.- ¿Por qué escribiste, y con qué fin, Videoclub?

R.- El libro surgió por encargo de un editor. No sabía exactamente qué quería contar, pero lo fui construyendo a partir de experiencias y momentos significativos de mi vida y el cine. El enfoque también incluye reflexiones sobre elementos como los pósteres, tráileres, y consejos sobre el diseño y la producción. Todo desde mi experiencia. Mi objetivo era que la gente se divirtiera y, por el camino, descubriera películas desconocidas y entendiera la figura del distribuidor. Quería transmitir el amor por esta profesión y ofrecer una lectura amena, compartiendo reflexiones personales y profesionales.

P.- ¿Algún autor que te inspirase especialmente?

R.- David Sedaris, sin duda. Aunque no intento compararme con él, claro.

P.- ¿Cuál es tu mayor lección, si se puede decir así, de toda esta aventura que ha sido Filmin?

R.- Ser obstinado. De alguna manera creo que para todo emprendedor el término sería este. Tienes que ser obstinado porque te van a dar muchísimos golpes, hostias directamente, vas a caer muchas veces y bueno, hay que seguir adelante. Oh, y tirar mucho de autocrítica para evitar la autodestrucción. Eso es imprescindible.

 Hace 18 años, Jaume Ripoll cofundó la plataforma de cine Filmin, junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, y en 2023 publicó la  

Hace 18 años, Jaume Ripoll cofundó la plataforma de cine Filmin, junto a Juan Carlos Tous y José Antonio de Luna, y en 2023 publicó la obra de no-ficción Videoclub: Las películas que cambiaron nuestra vida (Penguin Random House). Ripoll también es el director del Atlàntida Mallorca Film Fest y, en vista de su currículo, una de las personas con mejores tablas para medir la temperatura del cine moderno desde una atalaya poco visibilizada: la del distribuidor.

En estas casi dos décadas, Filmin se ha ido convirtiendo en la plataforma refugio de los cinéfilos españoles y quizá por eso mismo causó tanta inquietud la noticia difundida la semana pasada de que se ponía a la venta. Concretamente, la noticia anticipada por el diario Expansión, señalaba a Telefónica (Movistar+) y Amazon como posibles compradores y valoraba la compañía entre 40 y 50 millones de euros.

Ripoll declina hacer comentarios sobre el tema, limitándose a afirmar: «Sobre las noticias y rumores de la posible venta de Filmin no tengo nada que comentar en estos momentos. En cualquier caso, que nadie lo dude: Filmin seguirá siendo Filmin».

PREGUNTA.- ¿Qué crees que puede darle el cine a un niño?

RESPUESTA.- El cine alimenta la fantasía y excita la mirada, llevando a los niños a mundos que la realidad no ofrece. A través de las historias, el cine anticipa la capacidad de relato de los niños, especialmente aquellos que aún no pueden leer. También ayuda a desarrollar una mirada más curiosa y atenta, algo que debemos fomentar frente a la sobreabundancia de imágenes que puede aturdir.

P.- ¿Qué educación te ha proporcionado a ti, y qué educación crees que puede proporcionar el cine que no esté al alcance de los medios pedagógicos tradicionales, como puede ser la escuela o el instituto?

«Las buenas películas plantean preguntas, mientras que las malas suelen pretender ofrecer respuestas»

R.- El cine me permitió anticipar respuestas a preguntas sobre temas como la sexualidad, la amistad y los problemas familiares. Cosas que no sabía que me quería preguntar. En los 80, sin internet, el cine era mi ventana al mundo. Aunque, mejor dicho, me ayudó a abrirme a nuevas preguntas. Las buenas películas plantean preguntas, mientras que las malas suelen pretender ofrecer respuestas.

P.- ¿Esperabas acabar en la distribución?

R.- Al principio, pensaba que me dedicaría a la dirección o a la creación. Sin embargo, tras terminar la carrera y tras la muerte de mi padre, volví a Mallorca, trabajé en distribución y vídeoclubs, y me di cuenta de que el camino que pensaba seguir como director ya no era lo que realmente quería.

P.- ¿Cómo afectó la muerte de tu padre en tu recorrido profesional?

R.- La muerte de mi padre me obligó a cambiar mi rumbo. Estaba estudiando cine en Barcelona y, tras su fallecimiento, tuve que compaginar los estudios con el trabajo familiar. Regresé a Mallorca, donde me encargué de los negocios familiares y decidí dejar de lado la dirección para enfocarme en otros proyectos. Echando la vista atrás, fue una gran decisión. Aunque también difícil, porque veía a muchos compañeros ganar premios con cortometrajes (muy apoyados económicamente en esa época) y sentía una especie de envidia… Ojo, sana, eh (ríe).

P.- ¿Tuviste que tener valor y una idea muy clara para crear Filmin en un contexto de tanta incertidumbre?

R.- Sí, por supuesto, hay valor, hay muchas horas, hay una vida, digamos. Hay 18 años de vida, de semanas interminables, de trabajar muchísimo para que este proyecto tuviese cara y ojos, y tuviera músculo. No solo por mi parte, sino de todo el equipo que formamos Filmin, y de remar en ese mar de madera frente a cosas que parecían insalvables. Crisis económica, piratería, competencia, aumentos globales, negación de acceso a recursos, financiación, tensiones entre los compañeros de viaje –inevitables, por otra parte–. Bueno, creo que todo eso ha sido a lo que nos hemos enfrentado.

«Hemos sido capaces de no quedar ahogados por las múltiples olas generadas por las compañías globales»

P.- ¿Cómo defines el éxito de Filmin frente a otras grandes plataformas de streaming?

R.- Sí, creo que uno de los méritos que tenemos, sin duda, es el haber sido capaces de no quedar ahogados por las múltiples olas generadas por las compañías globales. Y ese mérito viene dado por diferentes elementos. Uno, ser pioneros. Dos, tener muy claro qué es aquello que nos mantenía a flote. Es decir, el saber no perder la personalidad y fortalecer la idea de marca. Y escuchar a nuestros suscriptores. Creo que esos cuatro elementos son claros. Y, básicamente, lo que hacen es construir un concepto que desde el principio tuvimos presente, que es el de plataforma de proximidad. Y con plataforma de proximidad no hay que pensar en un concepto de tienda pequeña, sino en tienda cercana.

P.- ¿Cómo es el día a día detrás de Filmin?  

R.- Bueno, ahora, por ejemplo, esta conversación la tenemos, no sé qué día es, ¿miércoles o martes hoy? Pues, cuando te cuelgue, empezaré a ver películas que se van a proyectar en el Festival de Berlín. Nos toca ahora hacer visionados antes del festival para decidir qué vamos a adquirir, qué necesidades tenemos en calendario o en espacios de programación. Ten en cuenta que Filmin se comporta de forma diferente a una distribución tradicional. Una distribución tradicional, más o menos, adquiere el orden de 8 a, digamos, 15, 16 al año. Nosotros, como mínimo, tenemos que tener 52 películas, 52 documentales y 52 series. Por tanto, hablamos de siete veces más. Bueno, y entonces, digamos que ese es mi trabajo, ver películas sin parar. Una suerte, vaya (ríe).

«Una de las cosas a la que más pánico tenía era que de alguna manera la compañía envejeciera conmigo»

P.- ¿Cómo gestionas el equipo de Filmin y delegas responsabilidades dentro de la compañía?

R.- Yo creo que más que delegar hay que saber escuchar. Prestar atención. Y reflexionar y aceptar que incluso en el equipo hay gente que te enseña mucho más. Una de las cosas a la que más pánico tenía era, y la que sigo teniendo, es que de alguna manera la compañía envejeciera conmigo. Y eso suena un poco presuntuoso, porque yo no soy la compañía. Pero, de alguna manera, si temía que la línea editorial de adquisición de obras se quedara desactualizada por mi culpa.

P.- ¿Qué momentos críticos has vivido en los 18 años de Filmin?

R.- Uno fue el 2008, cuando le escribí mi carta de dimisión a Juan Carlos. El primer dossier se creó en 2006, la compañía la fundamos en 2007 pero la plataforma se lanza en 2008. Trece meses después, que es una eternidad, y el lanzamiento es un desastre. Entonces, en ese momento me di cuenta de que quizás yo no tenía la capacidad, ni las habilidades, ni el conocimiento para poder llevar a cabo una plataforma de streaming. Por supuesto no teníamos en quien compararnos y quizás los compañeros de viaje que teníamos en ese momento no eran los adecuados para resolver los retos a los que nos enfrentábamos. Y ahí dije, pues es que no sirvo para esto. A pesar de todo, me mantuve.

P.- ¿Qué momento positivo destacas de Filmin?

R.- Uno, sin duda, ha sido la distribución de La sustancia. La distribuimos con Elástica, que ha sido un compañero de viaje maravilloso, con el que hemos hecho Drive My Car o Anatomía de una caída. Y recuerdo que este festival de Cannes, el último festival de Cannes, cuando íbamos al festival pensamos, bueno, ¿ seremos capaces de repetir el éxito? Y, vaya, está claro que sí.

«Faltan películas arriesgadas de gran formato y más presencia del cine español en festivales internacionales»

P.- ¿Qué dirías que falta en el cine y la industria cultural cinematográfica?

R.- Faltan películas arriesgadas de gran formato y más presencia del cine español en festivales internacionales. Hoy, por ejemplo, España es el país invitado en Berlín, pero no hay ninguna película española en competición, lo que es un error. También faltan más películas audaces que conecten con el público, especialmente en el cine de calidad, con presupuestos medianos y una mirada más singular.

P.- ¿Y de qué andamos muy bien?

R.- En España gozamos de una calidad técnica brillante, superior a la de otros países europeos. Mucho mejor que la existente en Francia o Alemania.

P.- ¿Qué sector o cargo está más infravalorado dentro de la industria cinematográfica?

R.- El distribuidor. Aunque a menudo se centra la atención en los cineastas y actores, los distribuidores, que trabajan en la sombra, no reciben el reconocimiento que merecen. Esto incluye la falta de visibilidad en premios y en los medios. Un mayor protagonismo público de las distribuidoras ayudaría a mejorar la industria.

«Mi objetivo era que la gente se divirtiera, descubriera películas desconocidas y entendiera la figura del distribuidor»

P.- ¿Por qué escribiste, y con qué fin, Videoclub?

R.- El libro surgió por encargo de un editor. No sabía exactamente qué quería contar, pero lo fui construyendo a partir de experiencias y momentos significativos de mi vida y el cine. El enfoque también incluye reflexiones sobre elementos como los pósteres, tráileres, y consejos sobre el diseño y la producción. Todo desde mi experiencia. Mi objetivo era que la gente se divirtiera y, por el camino, descubriera películas desconocidas y entendiera la figura del distribuidor. Quería transmitir el amor por esta profesión y ofrecer una lectura amena, compartiendo reflexiones personales y profesionales.

P.- ¿Algún autor que te inspirase especialmente?

R.- David Sedaris, sin duda. Aunque no intento compararme con él, claro.

P.- ¿Cuál es tu mayor lección, si se puede decir así, de toda esta aventura que ha sido Filmin?

R.- Ser obstinado. De alguna manera creo que para todo emprendedor el término sería este. Tienes que ser obstinado porque te van a dar muchísimos golpes, hostias directamente, vas a caer muchas veces y bueno, hay que seguir adelante. Oh, y tirar mucho de autocrítica para evitar la autodestrucción. Eso es imprescindible.

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