El Museo Universidad de Navarra celebra sus diez años de creación. El espacio diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, alberga la colección de fotografía del siglo XIX más importante del país y obras de artistas como Picasso, Rothko o Tàpies. Desde su fundación ha celebrado más de 60 exposiciones de arte.
THE OBJECTIVE se reúne con Ignacio Miguéliz, Jaime García del Berro, Carlos Bernar y Gabriel Pérez-Barreiro, miembros del equipo del Museo Universidad de Navarra, para que nos cuenten su historia, su trayectoria y desafíos en esta primera década de creación. El proyecto, ya consolidado como un ejemplo a nivel nacional, vive su mejor etapa. «La colección nace en 1981 cuando el fotógrafo José Ortiz de Echagüe dona su antología, tanto de sus obras como de su compilación privada.
En total eran más de 3.000 fotografías, de las cuales 1.400 eran impresiones al carbón directo, 1.500 negativos en papel y otros 28.000 negativos. También tenemos su biblioteca, archivos, cámaras y equipos fotográficos. En 2008 recibimos la donación de la colección de arte contemporáneo de María Josefa Huarte, constituida por 47 piezas de 18 artistas diferentes y con esta, la misión de abrir un museo que albergase el legado», nos cuenta Ignacio Miguéliz, Responsable de Conservación y Exposiciones.
PREGUNTA.- Posteriormente se incorporó la colección de Robert Herskowitz y de Víctor Méndez Pascual…
RESPUESTA.– Ignacio Miguéliz.– Sí, en los noventa se decide hacer una muestra itinerante con la colección de Echagüe, la cual se exhibió en el Museo Reina Sofía, en el Museo Nacional de Cataluña, en la Maison Européenne de la Photographie de París y en Pamplona. Al acabar la itinerancia, Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, artistas y gestores culturales, propusieron a la universidad, hacer la colección histórica de fotografía española que no existía en el país y se empieza a coleccionar fotografía. Así se incorpora la colección de Robert Herskowitz y la del coleccionista y librero Víctor Méndez Pascual.
P.- El edificio fue proyectado por Rafael Moneo, que tiene una amplia experiencia en arquitectura museográfica ¿qué proyectos se plantaron como institución en sus inicios?
R.- I.M.- Creo que Rafael Moneo acepta el encargo porque le hacía ilusión tener un edifico público en Pamplona, ya había hecho el Archivo General y Real de Navarra, pero hacer un museo que además incluía un auditorio, era una petición bastante atractiva. Para la universidad fue una gran elección porque además de ser premio Pritzker y ex decano de Harvard, es navarro y amigo cercano de Huarte. Luego de diez años hemos realizado cerca de 60 exposiciones y editado 100 catálogos, pero es la primera vez que se expone nuestra colección al completo. El proyecto Tender Puentes, ha sido también una pieza clave durante estos años, porque vincula a artistas contemporáneos con el fondo del museo, sirviendo de plataforma de investigación y exploración. El primero en participar en la residencia fue Joan Fontcuberta, quien ha incorporado la primera pieza de Inteligencia Artificial a la colección y han participado artistas como Manuel Brazuelo, Daniel Canogar, Pierre Gonnord, Bleda y Rosa, entro otros.
P.- La muestra es la antología total de la colección, desde sus inicios hasta la actualidad…
R.- I.M.- En la muestra hemos titulado Orígenes de la colección, al repertorio de los inicios de la fotografía con el daguerrotipo de retrato y también tenemos los «escénicos», que son muchos más raros. El hilo conductor de nuestra colección es la construcción de la imagen y cómo a través de esta entendemos el mundo, al otro y a nosotros mismos. La fotografía se supone que te muestra la verdad de manera realista y objetiva, pero lo que estás viendo es una interpretación de la realidad. Muestra clara de ello es la fotografía Patio y fuente de los leones de Adolphe Braun, realizada en 1880. La imagen es real, pero el espacio de la Alhambra de Granada, fue reconstruido para la Exposición Universal de Londres de 1851. Como parte de estos inicios, también podemos ver un amplio repertorio de calotipo y colodión, el museo tiene el mejor fondo de esta técnica en temas españoles. Una imagen muy representativa es el retrato de Isabel II de España, porque bajo su reinado es que se desarrolla la fotografía.
«Echagüe creía que la modernidad iba acabar con la España tradicional y sus costumbres, por ello la fotografiaba»
P.- ¿Qué obras inéditas podemos encontrar en el repertorio?
R.- I.M.- De la colección no solo queremos mostrar la cantidad sino la calidad. Hay obras muy singulares como el primer álbum de la historia del arte que se ilustró con fotografías de William Henry Fox. A Echagüe también se le vincula con la llegada de fotógrafos a España en el siglo XIX, sobre todo a Andalucía, donde retratan poblaciones periféricas, de granjeros, gitanos o toreros. Esa imagen, ese estereotipo, captado por ellos, fue el que se tuvo por mucho tiempo de España en el mundo. Echagüe en cambio, creía que la modernidad iba acabar con la España tradicional y sus costumbres, por ello la fotografiaba. Utilizaba la técnica del carbón directo y lo positivisaba en papel fresson de París, por ello sus fotos parecen dibujos al carbón, luego compraría la patente. Él se consideraba un documentalista, es contemporáneo a Cartier- Bresson, quien llega a España en 1933. Su primera foto conocida es Sermón en la aldea (1903), para la cual convence al pueblo que pose para él, también podemos ver su etapa en el norte de África, donde empieza a fotografiar y realiza el primer vuelo en avión hacia el continente africano. Era ingeniero militar aeronáutico y fotografía a las milicias enemigas. También estamos exhibiendo el primer fotorreportaje que se hizo en España, que muestra la llegada de Isabel II al puerto de Valencia en 1864. Hemos iniciado una colección de fotografía latinoamericana, con más de cien piezas de Martín Chambi, además de obra de Gómez de la Carrera, Álvarez Bravo, Gabriela Iturbide y de fotógrafos que trabajaron en el continente. Tenemos la foto emblemática del Che Guevara, hecha por Korda, que paradójicamente se ha convertido en un referente capitalista. También tenemos una Colección de Oriente, donde encontramos la primera edición imperial de La descripción de Egipto de Napoleón. Se sabe que el emperador llevó a la expedición, además de sus 40.000 soldados a un ejército de sabios, conformado por casi 200 científicos y cerca de 2.000 dibujantes. Iban recopilando todo, arte, arquitectura, flora, fauna. En esta Colección de oriente, también vemos la incorporación del color en la fotografía.
P.- El museo tiene un fondo muy importante de arte figurativo, de abstracción informalista y de abstracción geométrica. ¿Cómo dialogan estas obras con la colección de fotografía?
R.- I.M.– Como museo creemos que la fotografía hizo que el arte contemporáneo derivase hacia la modernidad, sobre todo con la interpretación que el espectador hace de la obra y cómo a partir de ello se posiciona frente al mundo. Cuando Picasso pinta Mousquetaire. Tête, una de las joyas que exhibimos, nadie comprendía como un retrato, podía derivar hacia nuevas formas de expresión, ya que la fotografía ya plasmaba la realidad. El pictorialismo fue el último tanteo que pretendía imitar técnicas pictóricas para demostrar que la fotografía también era un arte, muchas veces se dijo que Echagüe lo era, pero él siempre insistió en que era un documentalista. La obra de Tàpies es figurativa, aunque hace 65 años, cuando la realizó, muy poca gente la entendía como arte.
P. La modernidad y las vanguardias también se representan desde el lugar que se le da al mural, con obras como la de Oteiza o Tàpies…
R.- I.M.- Dedicamos un espacio especial al muro, porque es muy importante como espacio de creación y representación en el arte moderno y contemporáneo. El Homenaje a Bach de Jorge Oteiza, es uno de los pocos murales que hizo a lo largo de su obra y además fue la pared de comedor de María Josefa Huarte. L’ Esperit Catalá de Tàpies es otra obra maestra de la colección, Huarte la compró a comienzos de la década del setenta en la Galerie Maeght de París, la tuvieron embalada hasta la muerte de Franco, cuando recién pudo entrar a España, habla de independencia y de derechos sociales. El Rothko forma parte de la colección informalista y también atañe al componente espiritual de muchas obras, de lo sublime y de la búsqueda de la verdad desde el arte.
P.- Este año el Museo Universidad de Navarra ha ganado el premio Case, por la excelencia en el fundraising…
R.- Jaime García del Barrio (director General del Museo).- Crear el museo fue un gran reto desde sus inicios, lo principal fue plantear porqué conceptualmente debía que existir. El manejo del talento y la financiación siempre supimos que serían dos de los grandes desafíos, pero hemos logrado sobrellevarlos de la mejor manera. Formamos un patronato aspirando a ser un proyecto global, intercultural e interreligioso y así lo hemos hecho. El arte, dentro de la universidad, tiene una misión vinculada a la búsqueda de la verdad, porque creemos que es una manera más conciliadora o universal de acercarse a esta, es un conocimiento más intuitivo y humano.
«El museo les aporta a nuestros alumnos un espacio de reflexión, de expresión y de investigación»
P.- ¿Cuál fue el principal objetivo que se tuvo en cuenta para crear el museo?
R.- J.G.B-. Cuando recibí la propuesta para ser el director, visité los mejores museos universitarios de Estados Unidos, donde mejor han desarrollado el concepto. Me reuní con diez directores de los museos de Harvard, Princeton, Yale, Williams College, entre otros. Harvard tiene siete museos o Yale uno con casi 200.00 obras de arte, lo importante era ver cómo se involucraban los estudiantes, luego de largas charlas, creo que aprendimos de los aciertos, pero sobre todo de los errores, desde temas financiaron, hasta de tipos de montacargas. Creo que el museo a nuestros alumnos les aporta un espacio de reflexión, de expresión y de investigación, los ayuda a enfocarse, que es una capacidad muy frágil actualmente. El proyecto también tiene la intención de mostrar que las grandes propuestas del pensamiento cristiano, que son las que hicieron grande a Occidente, se plasmen desde el arte. En esta década hemos tenido casi un millón de visitantes y esperamos la próxima, superar esta cifra con creces.
P.- La participación de los alumnos es fundamental para el desarrollo del proyecto, ¿qué actividades realizan para involucrarlos?
R.- Carlos Bernar (responsable Campus Creativo)- Creamos el Campus Creativo con actividades temporales y permanentes justamente para involucrar a los alumnos al museo. Actualmente tenemos orquesta sinfónica, un coro y el plan de formación teatral que incluye varios grupos de teatro y talleres artísticos. También tenemos proyectos transversales desde los cuales hemos hecho zarzuela, la ópera Tosca o Carmina Burana, con alumnos de otras disciplinas. Ahora haremos Falstaff, la única comedia conocida de Verdi, siempre lo acusaban de hacer drama y con esta obra, probó que también podía hacer operas buffas, se presentará el 1 y 2 de abril del próximo año. La creatividad va de la mano de la diversidad, eso es lo que queremos promover, también que se descubra el vivo que tiene una gran magia, porque ahora la virtualidad es lo que prima y muchas veces sólo se necesita dar la oportunidad para descubrirlo. Al museo vienen a ver obras y ello da tiempo para reflexionar, observar y contemplar. Hacer una clase de filosofía en la instalación Sikka Ingentium de Daniel Canogar, genera una atmosfera especial, se trata de utilizar los recursos del museo para lograr el mayor impacto en la educación de los estudiantes.
«Estamos viviendo un momento de la economía de la atención y del secuestro de la misma por parte de la virtualidad»
P.- Su reciente incorporación como director artístico al museo, plantea una renovada mirada hacia el futuro del proyecto…
R.- Gabriel Pérez-Barreiro (director artístico).– Fui docente del máster de curaduría desde sus inicios, desde que conocí el museo me encantó y me pareció uno de los proyectos más interesantes de España a nivel artístico. El tipo de pregunta que se puede hacer aquí, no se puede hacer en otros ámbitos, porque el público universitario te obliga a hacer reflexiones aparentemente básicas pero muy grandes, como qué es el arte, o para qué sirve y cómo se conecta con el conocimiento y con la humanidad. Esta no es una universidad con una escuela de arte, así que la respuesta la tenemos que buscar con gente de ciencias, teología, filosofía o negocios y eso me parece fantástico y el desafío es muy vasto por lo mismo. Ahora vengo de la Escuela de Arquitectura, con la que estamos planendo un proyecto sobre el color como modelo de percepción de la realidad y contraste, uno puede explorar muchas temáticas uniendo el arte a la interdisciplinariedad.
P.- ¿Qué tipo de temáticas le gustaría explorar?
R.- G.P.B.- Hay muchas, al lado del campus, por ejemplo, se encuentra uno de los centros de cuidados paliativos más importantes del mundo. El arte ha reflexionado mucho sobre la muerte, desde el medioevo con el momento mori, o en el contemporáneo con experiencias, como la de la epidemia del sida. Creo que tenemos la obligación de tener una mirada amplia, no solo de aprendizaje sobre movimientos históricos. La colección, habla también de cómo se construyó la imagen de España, que fue la gran «otra» para el resto de Europa por mucho tiempo. Uno tiene que ver la construcción del otro, cómo se ha hecho y traer otras voces al debate para que se amplíen los relatos.
P.- ¿Bajo qué referentes le gustaría posicionar el museo esta siguiente década?
R.- G.P.B.- Hay varios ejes de trabajo, creo que el museo se tiene que posicionar al plantear qué le pedimos al visitante al ver una obra de arte, porque estamos viviendo un momento de la economía de la atención y del secuestro de la misma por parte de la virtualidad. Existen objetos reales que son más valiosos o diferentes que lo virtual y el reto está en saber cómo hacer para desacelerar el consumo de imágenes. Esto también ha generado un anticuerpo y una búsqueda por lo auténtico y creo que tiene un impacto muy fuerte sobre los museos, porque son justamente un espacio en el que solo existen elementos verdaderos y en este contexto me parece un acto muy radical. Antes uno iba al museo a informarse, ahora es un laboratorio de la experiencia y la institución tiene que estar ahí para ayudarte a procesarla. Como personas nuestros criterios, opiniones o intereses pueden ser distintos, pero el arte es el lugar mediante el cual puedes ampliar tu caja de resonancia y medir quién eres y cómo te posicionas frente al mundo.
El Museo Universidad de Navarra celebra sus diez años de creación. El espacio diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, alberga la colección de fotografía del siglo
El Museo Universidad de Navarra celebra sus diez años de creación. El espacio diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, alberga la colección de fotografía del siglo XIX más importante del país y obras de artistas como Picasso, Rothko o Tàpies. Desde su fundación ha celebrado más de 60 exposiciones de arte.
THE OBJECTIVE se reúne con Ignacio Miguéliz, Jaime García del Berro, Carlos Bernar y Gabriel Pérez-Barreiro, miembros del equipo del Museo Universidad de Navarra, para que nos cuenten su historia, su trayectoria y desafíos en esta primera década de creación. El proyecto, ya consolidado como un ejemplo a nivel nacional, vive su mejor etapa. «La colección nace en 1981 cuando el fotógrafo José Ortiz de Echagüe dona su antología, tanto de sus obras como de su compilación privada.
En total eran más de 3.000 fotografías, de las cuales 1.400 eran impresiones al carbón directo, 1.500 negativos en papel y otros 28.000 negativos. También tenemos su biblioteca, archivos, cámaras y equipos fotográficos. En 2008 recibimos la donación de la colección de arte contemporáneo de María Josefa Huarte, constituida por 47 piezas de 18 artistas diferentes y con esta, la misión de abrir un museo que albergase el legado», nos cuenta Ignacio Miguéliz, Responsable de Conservación y Exposiciones.
PREGUNTA.- Posteriormente se incorporó la colección de Robert Herskowitz y de Víctor Méndez Pascual…
RESPUESTA.– Ignacio Miguéliz.– Sí, en los noventa se decide hacer una muestra itinerante con la colección de Echagüe, la cual se exhibió en el Museo Reina Sofía, en el Museo Nacional de Cataluña, en la Maison Européenne de la Photographie de París y en Pamplona. Al acabar la itinerancia, Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, artistas y gestores culturales, propusieron a la universidad, hacer la colección histórica de fotografía española que no existía en el país y se empieza a coleccionar fotografía. Así se incorpora la colección de Robert Herskowitz y la del coleccionista y librero Víctor Méndez Pascual.
P.- El edificio fue proyectado por Rafael Moneo, que tiene una amplia experiencia en arquitectura museográfica ¿qué proyectos se plantaron como institución en sus inicios?
R.- I.M.- Creo que Rafael Moneo acepta el encargo porque le hacía ilusión tener un edifico público en Pamplona, ya había hecho el Archivo General y Real de Navarra, pero hacer un museo que además incluía un auditorio, era una petición bastante atractiva. Para la universidad fue una gran elección porque además de ser premio Pritzker y ex decano de Harvard, es navarro y amigo cercano de Huarte. Luego de diez años hemos realizado cerca de 60 exposiciones y editado 100 catálogos, pero es la primera vez que se expone nuestra colección al completo. El proyecto Tender Puentes, ha sido también una pieza clave durante estos años, porque vincula a artistas contemporáneos con el fondo del museo, sirviendo de plataforma de investigación y exploración. El primero en participar en la residencia fue Joan Fontcuberta, quien ha incorporado la primera pieza de Inteligencia Artificial a la colección y han participado artistas como Manuel Brazuelo, Daniel Canogar, Pierre Gonnord, Bleda y Rosa, entro otros.
P.- La muestra es la antología total de la colección, desde sus inicios hasta la actualidad…
R.- I.M.- En la muestra hemos titulado Orígenes de la colección, al repertorio de los inicios de la fotografía con el daguerrotipo de retrato y también tenemos los «escénicos», que son muchos más raros. El hilo conductor de nuestra colección es la construcción de la imagen y cómo a través de esta entendemos el mundo, al otro y a nosotros mismos. La fotografía se supone que te muestra la verdad de manera realista y objetiva, pero lo que estás viendo es una interpretación de la realidad. Muestra clara de ello es la fotografía Patio y fuente de los leones de Adolphe Braun, realizada en 1880. La imagen es real, pero el espacio de la Alhambra de Granada, fue reconstruido para la Exposición Universal de Londres de 1851. Como parte de estos inicios, también podemos ver un amplio repertorio de calotipo y colodión, el museo tiene el mejor fondo de esta técnica en temas españoles. Una imagen muy representativa es el retrato de Isabel II de España, porque bajo su reinado es que se desarrolla la fotografía.
«Echagüe creía que la modernidad iba acabar con la España tradicional y sus costumbres, por ello la fotografiaba»
P.- ¿Qué obras inéditas podemos encontrar en el repertorio?
R.- I.M.- De la colección no solo queremos mostrar la cantidad sino la calidad. Hay obras muy singulares como el primer álbum de la historia del arte que se ilustró con fotografías de William Henry Fox. A Echagüe también se le vincula con la llegada de fotógrafos a España en el siglo XIX, sobre todo a Andalucía, donde retratan poblaciones periféricas, de granjeros, gitanos o toreros. Esa imagen, ese estereotipo, captado por ellos, fue el que se tuvo por mucho tiempo de España en el mundo. Echagüe en cambio, creía que la modernidad iba acabar con la España tradicional y sus costumbres, por ello la fotografiaba. Utilizaba la técnica del carbón directo y lo positivisaba en papel fresson de París, por ello sus fotos parecen dibujos al carbón, luego compraría la patente. Él se consideraba un documentalista, es contemporáneo a Cartier- Bresson, quien llega a España en 1933. Su primera foto conocida es Sermón en la aldea (1903), para la cual convence al pueblo que pose para él, también podemos ver su etapa en el norte de África, donde empieza a fotografiar y realiza el primer vuelo en avión hacia el continente africano. Era ingeniero militar aeronáutico y fotografía a las milicias enemigas. También estamos exhibiendo el primer fotorreportaje que se hizo en España, que muestra la llegada de Isabel II al puerto de Valencia en 1864. Hemos iniciado una colección de fotografía latinoamericana, con más de cien piezas de Martín Chambi, además de obra de Gómez de la Carrera, Álvarez Bravo, Gabriela Iturbide y de fotógrafos que trabajaron en el continente. Tenemos la foto emblemática del Che Guevara, hecha por Korda, que paradójicamente se ha convertido en un referente capitalista. También tenemos una Colección de Oriente, donde encontramos la primera edición imperial de La descripción de Egipto de Napoleón. Se sabe que el emperador llevó a la expedición, además de sus 40.000 soldados a un ejército de sabios, conformado por casi 200 científicos y cerca de 2.000 dibujantes. Iban recopilando todo, arte, arquitectura, flora, fauna. En esta Colección de oriente, también vemos la incorporación del color en la fotografía.
P.- El museo tiene un fondo muy importante de arte figurativo, de abstracción informalista y de abstracción geométrica. ¿Cómo dialogan estas obras con la colección de fotografía?
R.- I.M.– Como museo creemos que la fotografía hizo que el arte contemporáneo derivase hacia la modernidad, sobre todo con la interpretación que el espectador hace de la obra y cómo a partir de ello se posiciona frente al mundo. Cuando Picasso pinta Mousquetaire. Tête,una de las joyas que exhibimos, nadie comprendía como un retrato, podía derivar hacia nuevas formas de expresión, ya que la fotografía ya plasmaba la realidad. El pictorialismo fue el último tanteo que pretendía imitar técnicas pictóricas para demostrar que la fotografía también era un arte, muchas veces se dijo que Echagüe lo era, pero él siempre insistió en que era un documentalista.La obra de Tàpies es figurativa, aunque hace 65 años, cuando la realizó, muy poca gente la entendía como arte.
P. La modernidad y las vanguardias también se representan desde el lugar que se le da al mural, con obras como la de Oteiza o Tàpies…
R.- I.M.- Dedicamos un espacio especial al muro, porque es muy importante como espacio de creación y representación en el arte moderno y contemporáneo. El Homenaje a Bach de Jorge Oteiza, es uno de los pocos murales que hizo a lo largo de su obra y además fue la pared de comedor de María Josefa Huarte. L’ Esperit Catalá de Tàpies es otra obra maestra de la colección, Huarte la compró a comienzos de la década del setenta en la Galerie Maeght de París, la tuvieron embalada hasta la muerte de Franco, cuando recién pudo entrar a España, habla de independencia y de derechos sociales. El Rothko forma parte de la colección informalista y también atañe al componente espiritual de muchas obras, de lo sublime y de la búsqueda de la verdad desde el arte.
P.- Este año el Museo Universidad de Navarra ha ganado el premio Case, por la excelencia en el fundraising…
R.- Jaime García del Barrio (director General del Museo).- Crear el museo fue un gran reto desde sus inicios, lo principal fue plantear porqué conceptualmente debía que existir. El manejo del talento y la financiación siempre supimos que serían dos de los grandes desafíos, pero hemos logrado sobrellevarlos de la mejor manera. Formamos un patronato aspirando a ser un proyecto global, intercultural e interreligioso y así lo hemos hecho. El arte, dentro de la universidad, tiene una misión vinculada a la búsqueda de la verdad, porque creemos que es una manera más conciliadora o universal de acercarse a esta, es un conocimiento más intuitivo y humano.
«El museo les aporta a nuestros alumnos un espacio de reflexión, de expresión y de investigación»
P.- ¿Cuál fue el principal objetivo que se tuvo en cuenta para crear el museo?
R.- J.G.B-. Cuando recibí la propuesta para ser el director, visité los mejores museos universitarios de Estados Unidos, donde mejor han desarrollado el concepto. Me reuní con diez directores de los museos de Harvard, Princeton, Yale, Williams College, entre otros. Harvard tiene siete museos o Yale uno con casi 200.00 obras de arte, lo importante era ver cómo se involucraban los estudiantes, luego de largas charlas, creo que aprendimos de los aciertos, pero sobre todo de los errores, desde temas financiaron, hasta de tipos de montacargas. Creo que el museo a nuestros alumnos les aporta un espacio de reflexión, de expresión y de investigación, los ayuda a enfocarse, que es una capacidad muy frágil actualmente. El proyecto también tiene la intención de mostrar que las grandes propuestas del pensamiento cristiano, que son las que hicieron grande a Occidente, se plasmen desde el arte. En esta década hemos tenido casi un millón de visitantes y esperamos la próxima, superar esta cifra con creces.
P.- La participación de los alumnos es fundamental para el desarrollo del proyecto, ¿qué actividades realizan para involucrarlos?
R.- Carlos Bernar (responsable Campus Creativo)- Creamos el Campus Creativo con actividades temporales y permanentes justamente para involucrar a los alumnos al museo. Actualmente tenemos orquesta sinfónica, un coro y el plan de formación teatral que incluye varios grupos de teatro y talleres artísticos. También tenemos proyectos transversales desde los cuales hemos hecho zarzuela, la ópera Tosca o Carmina Burana, con alumnos de otras disciplinas. Ahora haremos Falstaff, la única comedia conocida de Verdi, siempre lo acusaban de hacer drama y con esta obra, probó que también podía hacer operas buffas, se presentará el 1 y 2 de abril del próximo año. La creatividad va de la mano de la diversidad, eso es lo que queremos promover, también que se descubra el vivo que tiene una gran magia, porque ahora la virtualidad es lo que prima y muchas veces sólo se necesita dar la oportunidad para descubrirlo. Al museo vienen a ver obras y ello da tiempo para reflexionar, observar y contemplar. Hacer una clase de filosofía en la instalación Sikka Ingentium de Daniel Canogar, genera una atmosfera especial, se trata de utilizar los recursos del museo para lograr el mayor impacto en la educación de los estudiantes.
«Estamos viviendo un momento de la economía de la atención y del secuestro de la misma por parte de la virtualidad»
P.- Su reciente incorporación como director artístico al museo, plantea una renovada mirada hacia el futuro del proyecto…
R.- Gabriel Pérez-Barreiro (director artístico).– Fui docente del máster de curaduría desde sus inicios, desde que conocí el museo me encantó y me pareció uno de los proyectos más interesantes de España a nivel artístico. El tipo de pregunta que se puede hacer aquí, no se puede hacer en otros ámbitos, porque el público universitario te obliga a hacer reflexiones aparentemente básicas pero muy grandes, como qué es el arte, o para qué sirve y cómo se conecta con el conocimiento y con la humanidad. Esta no es una universidad con una escuela de arte, así que la respuesta la tenemos que buscar con gente de ciencias, teología, filosofía o negocios y eso me parece fantástico y el desafío es muy vasto por lo mismo. Ahora vengo de la Escuela de Arquitectura, con la que estamos planendo un proyecto sobre el color como modelo de percepción de la realidad y contraste, uno puede explorar muchas temáticas uniendo el arte a la interdisciplinariedad.
P.- ¿Qué tipo de temáticas le gustaría explorar?
R.- G.P.B.- Hay muchas, al lado del campus, por ejemplo, se encuentra uno de los centros de cuidados paliativos más importantes del mundo. El arte ha reflexionado mucho sobre la muerte, desde el medioevo con el momento mori, o en el contemporáneo con experiencias, como la de la epidemia del sida. Creo que tenemos la obligación de tener una mirada amplia, no solo de aprendizaje sobre movimientos históricos. La colección, habla también de cómo se construyó la imagen de España, que fue la gran «otra» para el resto de Europa por mucho tiempo. Uno tiene que ver la construcción del otro, cómo se ha hecho y traer otras voces al debate para que se amplíen los relatos.
P.- ¿Bajo qué referentes le gustaría posicionar el museo esta siguiente década?
R.- G.P.B.- Hay varios ejes de trabajo, creo que el museo se tiene que posicionar al plantear qué le pedimos al visitante al ver una obra de arte, porque estamos viviendo un momento de la economía de la atención y del secuestro de la misma por parte de la virtualidad. Existen objetos reales que son más valiosos o diferentes que lo virtual y el reto está en saber cómo hacer para desacelerar el consumo de imágenes. Esto también ha generado un anticuerpo y una búsqueda por lo auténtico y creo que tiene un impacto muy fuerte sobre los museos, porque son justamente un espacio en el que solo existen elementos verdaderos y en este contexto me parece un acto muy radical. Antes uno iba al museo a informarse, ahora es un laboratorio de la experiencia y la institución tiene que estar ahí para ayudarte a procesarla. Como personas nuestros criterios, opiniones o intereses pueden ser distintos, pero el arte es el lugar mediante el cual puedes ampliar tu caja de resonancia y medir quién eres y cómo te posicionas frente al mundo.
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