La influencia del catolicismo en nuestro arte a lo largo de los siglos nos ha dejado un patrimonio cultural riquísimo y casi infinito, pero también ha cercenado el ingenio de muchos autores con sus cortapisas morales. Es por ello por lo que el desnudo, motivo artístico por antonomasia a lo largo de la historia, no ha tenido un gran protagonismo en España hasta tiempos relativamente cercanos. Lastrado por prejuicios religiosos, se convirtió en campo de pruebas de nuevos lenguajes a finales del siglo XIX, a partir del realismo, y tuvo su plena eclosión con el arte nuevo de los años veinte y treinta. Muy limitado durante el franquismo, tuvo, sin embargo, momentos brillantes en los lenguajes abstractos y en la actitud inconformista de varios artistas de diversas tendencias creativas.
El Museo Carmen Thyssen de Málaga presenta la exposición Desnudos. Cuerpos normativos e insurrectos en el arte español (1870-1970). Una exposición que no versa sobre la historia del desnudo en el arte español, como podría entenderse en un primer momento, sino de cómo se implanta en nuestro país la modernidad y el cambio de paradigma en las artes plásticas con el desnudo como excusa. Así, desde los postulados y dogmas academicistas del siglo XIX, al realismo o el modernismo, el discurso expositivo recorre las distintas corrientes del siglo XX hasta las propuestas informalistas y conceptuales de finales del franquismo, con la desnudez del cuerpo como hilo conductor.
La intención de la muestra, comisariada por Bárbara Gª Menéndez y Alberto Gil, no es hacer un catálogo de tipos de desnudos o de autores que lo han cultivado, sino poner en diálogo aquellas obras de arte españolas que por su naturaleza participaron en la metamorfosis estética de la modernidad. No es, por tanto, una galería de cuerpos desnudos (masculinos, femeninos, jóvenes, viejos, normativos, diversos…) sino un repertorio de expresiones modernas y vanguardistas del arte español en su búsqueda de novedad y renovación creativa.
A través de 86 obras de 54 artistas, el proyecto reúne a los grandes protagonistas de la vanguardia internacional (Picasso, Dalí o Miró) y a otros menos conocidos por el gran público, pero de gran importancia por sus novedosas aportaciones al género (Gabriel Morcillo, Gregorio Prieto o Juan Hidalgo). Otros nombres que salpican las salas de esta muestra son Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Maruja Mayo, Julio González, Eduardo Chillida, Antonio Saura o Menchu Gal, entre otros.
Los cuerpos normativos a los que hace referencia el título de la muestra son aquellas obras en las que perdura el canon clásico, frente a los cuerpos insurrectos, aquellos a los que la modernidad da visibilidad tras siglos de marginación: los ancianos de Fortuny, las mujeres curvy de Solana y Guinovart o los maniquíes de Prieto y Ramis.
Cinco creadoras
Solo cinco de los creadores reunidos en la exposición son mujeres. A las citadas Maruja Mallo y Menchu Gal debemos sumar tres autoras poco conocidas como Aurelia Navarro, que acabó encerrada en un convento, Teresa Condeminas y Amèlia Riera.
La exposición permite acercarse al género del desnudo de un modo intuitivo, a través de distintas técnicas, formatos y lenguajes: pintura, escultura, dibujo, fotografía; piezas en bronce, yeso, corcho; obras realistas, simbolistas, surrealistas, informalistas, kitsch, expresionistas, conceptuales… agrupadas mediante afinidades electivas.
La muestra, a través de los préstamos de más de 40 prestadores (museos, instituciones y colecciones del país), ofrece un relato inédito que permite diferentes lecturas. Un universo sin dogmas ni convenciones, adecuado para el disfrute y la reflexión tanto del espectador más exigente como del inexperto.
Entre las obras podemos destacar el Desnudo de frente de Pinazo (c. 1879-1880), el Viejo al sol de Fortuny (1871), La Oterito en su camerino de Zuloaga (1936), una sorprendente versión de Las señoritas de Aviñón pintada por Dalí en 1970, Los maniquíes de Gregorio Prieto (1932), una prueba litografía abstracta única de Miró (1976) o Ágata de Saura (1960).
Junto a Desnudos, que podrá contemplarse en el museo hasta el 9 de marzo del año próximo, puede visitarse también la exposición Imogen Cunningham. Esencias, que hace de contraposición a la muestra anteriormente citada. Organizada con los fondos de la Colección José Luis Soler Vila, consta de una treintena de fotografías en blanco y negro tomadas principalmente durante las décadas de 1920 y 1930, exhibiéndose, en un diálogo visual, los dos temas predominantes en la obra de Cunningham (1883-1976): la botánica y los desnudos, donde los cuerpos son formas inertes y las plantas seres animados. Podrá visitarse hasta el 19 de enero de 2025.
La influencia del catolicismo en nuestro arte a lo largo de los siglos nos ha dejado un patrimonio cultural riquísimo y casi infinito, pero también ha
La influencia del catolicismo en nuestro arte a lo largo de los siglos nos ha dejado un patrimonio cultural riquísimo y casi infinito, pero también ha cercenado el ingenio de muchos autores con sus cortapisas morales. Es por ello por lo que el desnudo, motivo artístico por antonomasia a lo largo de la historia, no ha tenido un gran protagonismo en España hasta tiempos relativamente cercanos. Lastrado por prejuicios religiosos, se convirtió en campo de pruebas de nuevos lenguajes a finales del siglo XIX, a partir del realismo, y tuvo su plena eclosión con el arte nuevo de los años veinte y treinta. Muy limitado durante el franquismo, tuvo, sin embargo, momentos brillantes en los lenguajes abstractos y en la actitud inconformista de varios artistas de diversas tendencias creativas.
El Museo Carmen Thyssen de Málaga presenta la exposición Desnudos. Cuerpos normativos e insurrectos en el arte español (1870-1970). Una exposición que no versa sobre la historia del desnudo en el arte español, como podría entenderse en un primer momento, sino de cómo se implanta en nuestro país la modernidad y el cambio de paradigma en las artes plásticas con el desnudo como excusa. Así, desde los postulados y dogmas academicistas del siglo XIX, al realismo o el modernismo, el discurso expositivo recorre las distintas corrientes del siglo XX hasta las propuestas informalistas y conceptuales de finales del franquismo, con la desnudez del cuerpo como hilo conductor.
La intención de la muestra, comisariada por Bárbara Gª Menéndez y Alberto Gil, no es hacer un catálogo de tipos de desnudos o de autores que lo han cultivado, sino poner en diálogo aquellas obras de arte españolas que por su naturaleza participaron en la metamorfosis estética de la modernidad. No es, por tanto, una galería de cuerpos desnudos (masculinos, femeninos, jóvenes, viejos, normativos, diversos…) sino un repertorio de expresiones modernas y vanguardistas del arte español en su búsqueda de novedad y renovación creativa.
A través de 86 obras de 54 artistas, el proyecto reúne a los grandes protagonistas de la vanguardia internacional (Picasso, Dalí o Miró) y a otros menos conocidos por el gran público, pero de gran importancia por sus novedosas aportaciones al género (Gabriel Morcillo, Gregorio Prieto o Juan Hidalgo). Otros nombres que salpican las salas de esta muestra son Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Maruja Mayo, Julio González, Eduardo Chillida, Antonio Saura o Menchu Gal, entre otros.
Los cuerpos normativos a los que hace referencia el título de la muestra son aquellas obras en las que perdura el canon clásico, frente a los cuerpos insurrectos, aquellos a los que la modernidad da visibilidad tras siglos de marginación: los ancianos de Fortuny, las mujeres curvy de Solana y Guinovart o los maniquíes de Prieto y Ramis.
Solo cinco de los creadores reunidos en la exposición son mujeres. A las citadas Maruja Mallo y Menchu Gal debemos sumar tres autoras poco conocidas como Aurelia Navarro, que acabó encerrada en un convento, Teresa Condeminas y Amèlia Riera.
La exposición permite acercarse al género del desnudo de un modo intuitivo, a través de distintas técnicas, formatos y lenguajes: pintura, escultura, dibujo, fotografía; piezas en bronce, yeso, corcho; obras realistas, simbolistas, surrealistas, informalistas, kitsch, expresionistas, conceptuales… agrupadas mediante afinidades electivas.
La muestra, a través de los préstamos de más de 40 prestadores (museos, instituciones y colecciones del país), ofrece un relato inédito que permite diferentes lecturas. Un universo sin dogmas ni convenciones, adecuado para el disfrute y la reflexión tanto del espectador más exigente como del inexperto.
Entre las obras podemos destacar el Desnudo de frente de Pinazo (c. 1879-1880), el Viejo al sol de Fortuny (1871), La Oterito en su camerino de Zuloaga (1936), una sorprendente versión de Las señoritas de Aviñón pintada por Dalí en 1970, Los maniquíes de Gregorio Prieto (1932), una prueba litografía abstracta única de Miró (1976) o Ágata de Saura (1960).
Junto a Desnudos, que podrá contemplarse en el museo hasta el 9 de marzo del año próximo, puede visitarse también la exposición Imogen Cunningham. Esencias, que hace de contraposición a la muestra anteriormente citada. Organizada con los fondos de la Colección José Luis Soler Vila, consta de una treintena de fotografías en blanco y negro tomadas principalmente durante las décadas de 1920 y 1930, exhibiéndose, en un diálogo visual, los dos temas predominantes en la obra de Cunningham (1883-1976): la botánica y los desnudos, donde los cuerpos son formas inertes y las plantas seres animados. Podrá visitarse hasta el 19 de enero de 2025.
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