Bird: el infierno del extrarradio visto desde el cielo (****)

<p>El cine de Andrea Arnold es feo. <strong>Pero de una fealdad tan subyugante que, además de arder, acaba por ser perfecto. Y bello. </strong>La pregunta es sencilla: ¿Qué motivos hay para entusiasmarse con lo feo? De otro modo, ¿puede lo feo ser hermoso? Los nazis, por ejemplo, decidieron que no. Consideraban ‘degenerado’ (fuera de género) lo no ‘bello’, les molestaba la visión de lo profundo, por oscuro. Y en su tosquedad (cosas de la ironía) renunciaron a la belleza hasta la más simple de las barbaries. Parménides, griego con recursos de sofista, desconfiaba de Platón y de sus ideas. ¿Existe idea de cosas como el pelo o la suciedad?, le preguntó a Sócrates. Y el más fino de los discutidores dudó. La pregunta, sólo aparentemente paradójica, era sencilla: ¿existe idea de la fealdad? Y apurando: ¿No es acaso lo feo la forma más cruda de enseñar lo otro, lo bello? Y así.</p>

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 Andrea Arnold regresa a la crudeza de los barrios para construir una soberbia y tierna a la vez historia de redención entre la fábula y el pedernal  

El cine de Andrea Arnold es feo. Pero de una fealdad tan subyugante que, además de arder, acaba por ser perfecto. Y bello. La pregunta es sencilla: ¿Qué motivos hay para entusiasmarse con lo feo? De otro modo, ¿puede lo feo ser hermoso? Los nazis, por ejemplo, decidieron que no. Consideraban ‘degenerado’ (fuera de género) lo no ‘bello’, les molestaba la visión de lo profundo, por oscuro. Y en su tosquedad (cosas de la ironía) renunciaron a la belleza hasta la más simple de las barbaries. Parménides, griego con recursos de sofista, desconfiaba de Platón y de sus ideas. ¿Existe idea de cosas como el pelo o la suciedad?, le preguntó a Sócrates. Y el más fino de los discutidores dudó. La pregunta, sólo aparentemente paradójica, era sencilla: ¿existe idea de la fealdad? Y apurando: ¿No es acaso lo feo la forma más cruda de enseñar lo otro, lo bello? Y así.

Bird‘ es genuinamente cine feo, cine de Andrea Arnold. Su paisaje lo compone la pobreza, las familias rotas, la infancia solitaria y los adultos abusivos y violentos. Y, sin embargo, todo eso no está ahí a modo de indulgente entretenimiento para espectadores con mala conciencia. En el cine de Andrea Arnold, lo que importa no es exhibir la dureza de la vida, sino entenderla, acertar a dar con el corazón puro de su belleza. Su intención no es solo la denuncia, que también, sino la construcción de sentido. Sus personajes no son arquetipos ni modelos ni ejemplos de nada, sus personajes son exactamente eso, personajes con motivaciones, afanes, amores, desengaños y dudas. Es cine bello por completamente vivo.

Ocurría en ‘Fish tank’ y vuelve a suceder en ‘Bird‘, su regreso a lo más profundo y veraz del cine social tras su prodigiosa adaptación literaria (‘Cumbres borrascosas’), su aventura americana (‘American Honey’) y su duro y silente documental sobre el sufrimiento animal (‘Vaca’). Se cuenta la historia una adolescente de 12 años (Nykiya Adams) que vive con su padre (volcánico Barry Keoghan) en un casa ocupada con todo lo que eso significa: el caos a su lado es el sistema métrico decimal. Y así hasta que conoce a una figura extraña (un descomunal Franz Rogowski) que se hace llamar Bird, es decir, pájaro.

Con un eco lejano pero profundo a ‘Kes‘, la obra maestra de Ken Loach de 1969, la película narra la extraña relación de dos desconocidos: la adolescente y el extraño. Y lo hace con la cámara siempre a la altura de los ojos, respetando las distancias, sin modales condescendientes. La idea es adentrarse en los misterios del propio misterio, en la vibración más íntima de una vida que se descubre y, al hacerlo, cobra consciencia de lo bueno y de lo malo, de lo cruel y de lo tierno. De lo bello es su sentido más profundo.

El ambiente como de sueño, inédito en la filmografía de Arnold, y la voluntad explícita de jamás condenar o maltratar a los que son sus criaturas de ficción acaba por construir una fábula de redención y amor, de felicidad y canciones cantadas a gritos. ‘Bird’ duele tanto como entusiasma. Bird‘ tiene plumas y vuela. Pura belleza.

Dirección: Andrea Arnold. Intérpretes: Nykiya Adams, Barry Keoghan, Franz Rogowski, Jasmine Jobson, James Nelson-Joyce. Duración: 119 minutos. Nacionalidad: Reino Unido.

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